Preocupación en la "Heladería El Grito" por culpa de María
La escasez de combustible y de energía eléctrica en las próximas semanas o meses pone en jaque al establecimiento.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Lares. “En esto se me va la vida”.
Este fue el comentario del propietario de la Heladería El Grito, José Rodríguez, al reflejar su preocupación por el impacto económico que tendrá en su negocio la escasez de combustible y de energía eléctrica en las próximas semanas o meses, tras el paso del huracán María.
“Este negocio depende del turismo. Un 80% de las personas que compran aquí, vienen de otros pueblos. Y como la economía se va a afectar, las prioridades serán otras. Es un golpe”, confesó ayer Rodríguez.
Rodríguez lleva tres años administrando este negocio frente a la Plaza Pública y aledaño a la tradicional Heladería Lares. Ayer en la tarde, este comerciante lareño se prestaba abrir el establecimiento, luego de adquirir combustible en una de las gasolinerías del casco urbano. Rodríguez y su hijo hicieron una fila de siete horas para comprar el máximo de $20 de gasolina. Ha sido la rutina de los últimos tres días, incluyendo ayer. Una rutina muy complicada y dura.
“En los últimos dos días he abierto con lo poco que hemos comprado de gasolina para la planta eléctrica. Vamos a ver cómo nos va este mes y el próximo, y luego tomaremos una decisión. Si hay que cerrar lo haremos… el costo es demasiado”, apuntó Rodríguez antes de recibir a tres jóvenes del pueblo que llegaron a la Plaza en bicicletas.
Por el momento, Rodríguez dijo que solo abre el establecimiento por un periodo de cuatro horas y media (2:00 p.m. -6:30 p.m.). “El asunto del toque de queda (a las 7:00 p.m.) también nos mata. Ahora mismo estamos acabando la mercancía que ya teníamos. No estamos tirando nueva producción”.
Mientras, el sector agrícola sufrió un duro golpe con pérdidas millonarias en las fincas de plátanos, guineos y café, dijo el alcalde Roberto Negrón.
Ayer, este medio transitó parte de la carretera 129 hacia a este pueblo y ningún puesto de verduras estaba operando en horas de la tarde. Incluso, algunos de ellos –fabricados de maderas- sufrieron daños en la estructura. “Estos negocios no se van a recuperar tan fácil. Es una pena”, dijo una persona que caminaba cerca de uno de los establecimientos en esta carretera.