El Municipio de San Juan traspasó oficialmente los predios de terreno conocidos como el Parque Doña Inés a la Fundación Luis Muñoz Marín (FLMM) en una ceremonia que se llevó a cabo este domingo en la mañana, ante la presencia de líderes de la Fundación, presentes y pasados, así como del alcalde capitalino Miguel Romero Lugo.

Según se anunció, el traspaso de los terrenos tiene como fin que el área se continúe preservando como un área natural protegida de especies nativas y endémicas, que es una de las características que distingue a este bosque urbano.

Según explicó el alcalde antes de estampar su firma en el acuerdo, originalmente el predio norte donde se desarrolló el Parque Doña Inés María Mendoza, perteneció a la Administración de Terrenos. Posteriormente, en el año 1999, el Municipio de San Juan adquirió el terreno y en el 2000 lo cedió en usufructo a la FLMM por 30 años. En ese periodo transcurrido desde esta entrega a la Fundación, en el predio de terreno se ha desarrollado en un bosque urbano de especies autóctonas puertorriqueñas, algunas de ellas en peligro de extinción.

Además de destacar la obra y el legado de Muñoz Marín, primer gobernador electo por el pueblo puertorriqueño, el alcalde Romero Lugo también dio crédito a la exgobernadora Sila María Calderón y la exalcaldesa de San Juan, Carmén Yulín Cruz Soto, por sus gestiones en favor de la conservación y traspaso del Parque, que él finalmente pudo completar.

“El Municipio de San Juan está convencido de que la obra desarrollada por la Fundación Luis Muñoz Marín debe quedar como una obra permanente de uso público, a favor de la ciudadanía para el disfrute de la presente y futuras generaciones”, comentó el alcalde. “El predio debe servir de base para armonizar la presencia de los seres humanos con la naturaleza y debe ser protegido a través de iniciativas como la que podrá continuar realizando la Fundación Luis Muñoz Marín”.

Por su parte, el doctor Javier Alemán Iglesias, director ejecutivo de la Fundación Luis Muñoz Marín señaló que “el esplendor del Parque Doña Inés como bosque urbano contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de Puerto Rico, brindando a los ciudadanos un lugar de esparcimiento propio para la recreación pasiva y el aprendizaje de la naturaleza y la conservación del medio ambiente, además de ofrecer, en el corazón de la ciudad capital, el beneficio que en el estado de ánimo obsequian los bosques, principalmente en zonas urbanas como lo es nuestra ciudad de San Juan”.

Según se detalló en la ceremonia, el Parque Doña Inés tiene una extensión de 12 cuerdas de terreno y mantiene una colección viviente de más de 2,000 ejemplares de 250 especies de árboles, en su mayoría autóctonos y en peligro de extinción, que están divididas por el Bosque Borinqueño, el Cinturón de las Palmas, la Catedral de Ceibas, el Bosque Caribeño, Mogotes, la Plazoleta Conmemorativa y un Mirador.

La colección del parque alberga el 60% de las especies arbóreas comunes y el 41% de las especies amenazadas y en peligro de extinción de la Isla. La singular colección botánica de plantas puertorriqueñas y caribeñas es una importante reserva para evitar que en un futuro puedan perderse esas especies.

El Parque Doña Inés, además, es un proyecto ecológico inspirado en ideas y apreciaciones de la educadora y exprimera dama de Puerto Rico, doña Inés Mendoza, sobre la relación vital del ser humano con la naturaleza y el proceso de la enseñanza y la educación.

Por su particularidad, este parque reserva o arboreto ha creado alianzas con otros parques, instituciones y agencias, tales como: el Jardín Botánico de Nueva York; el Jardín Botánico Real de Kew, en el Reino Unido; el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del Departamento de Agricultura Federal (USDA, en inglés); el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS, en inglés); la Asociación Americana de Jardines Públicos (APGA, en inglés); la Asociación Internacional para la Conservación de Jardines Botánicos (BGCI, en inglés); el Jardín Botánico de Naples, en Florida; y el Estuario de la Bahía de San Juan.