Ponceños libran una batalla diaria por subsistir
Ciudadanos, ya con la nevera vacía, hacen largas filas para suplirse de hielo y alimentos no perecederos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Ponce. Vecinos de la Ciudad Señorial batallaban hoy, por séptimo día consecutivo, con la falta de servicio de energía eléctrica y los numerosos e incómodos contratiempos que eso conlleva.
Algunos habían amanecido en una larga fila para conseguir bolsas de hielo que le ayuden a preservar la comida, otros buscaban pan y algún alimento no perecedero en las panaderías o supermercados que se mantenían operando con generadores y algunos más buscaban a reabastecerse de combustible en alguna de las gasolineras que tuviera abastos.
Mirian Torres fue de las primeras que pudo comprar una bolsa de hielo cuando a eso de las 9:00 a.m. abrió sus puertas al público el negocio Tropical City Industries, frente al cual una larga fila de más de 100 ciudadanos aguardaba su turno para comprar el máximo de dos bolsas por persona.
“Estoy aquí desde las 6:00 de la mañana, pa’ coger dos bolsitas de hielo, pa’ poder mantener la comida”, sostuvo Torres, mientras caminaba, con un poco de dificultad, hacía su guagua.
Torres, vecina de La Playa de Ponce, indicó que afortunadamente en la pescadería que tiene cerca de su casa, “pongo cuatro botellas de agua y me las dan mañana por la tarde (congeladas)”. Pero cuando no puede hacer eso, como hoy, tiene que ir a comprar hielo.
Comoquiera, afirmó que ya tuvo que botar parte de la compra, “y ahora voy botar unas cosas más. Por suerte no tenía carnes ni nada así”.
Torres indicó que, en lo que reponen el servicio eléctrico, ha ido resolviendo en negocios como panaderías y una tiendita cerca de su casa.
En la misma fila también aguardaba su turno Elvin, un vecino del casco urbano de Ponce, quien afirmó que estaba “conservando las comidas en una nevera que le echo hielo y ahí lo mantengo”. Agregó que el precio de la bolsa pequeña de hielo lo habían subido de un día para otro, de $1.50 a $2.00.
Sin embargo, la propietaria de Tropical City Industries, Jeannette Ramírez, se comunicó con este medio tras la publicación del artículo e indicó que ha tenido que invertir miles de dólares en compra de diésel para seguir operando. Ofreció evidencia, además, de que el precio de la bolsa de hielo estaba en $1.98 más IVU desde julio de este año. Explicó que, tras la emergencia, se había reducido el precio, pero por los costos de compra de combustible restituyeron el precio regular.
En otra parte de la ciudad, en uno de los supermercados grandes de cadena, Myrna Tricoche, vecina de Vistas del Mar, hacía una pequeña compra de “cositas que no se dañen, ‘corn flakes’, enlatados, unas frutitas”.
“Yo no tengo planta ni nada. Y eso es un calentón tremendo”, lamentó. “Esta mañana boté todas las carnes porque se dañaron”.
Tricoche agregó que ni siquiera puede estar al tanto de la situación porque “no tengo celular, ni televisión, ni radio, nada. Ya se me agotó todo. Y no me gusta molestar”.
Agregó que “ninguna de las agencias de gobierno ha pasado por Vistas del Mar” a ver qué necesidades tiene la gente de esa comunidad.
“Y esto de (la falta de) energía eléctrica, uno puede esperar dos o tres días, pero no esto”, agregó con molestia.
También hacía una pequeña compra a tempranas horas de la mañana Francisco Andújar, vecino de Villa del Carmen. En su caso, tiene la fortuna de contar con un generador, “pero son $10 de gasolina diarios, y eso es con ‘inverter’”.
Comentó que había visto a obreros de LUMA trabajando en el área, “pero están ahí bregando el mismo poste”, sin que se note avance alguno.
Por otro lado, varias gasolineras de la ciudad parecían operar con relativa normalidad, sin grandes aglomeraciones de vehículos, aunque los ciudadanos comentaron que algunas no tenían combustible y era necesario hacer la búsqueda de cuáles sí estaban reabastecidas.
Y, al menos, todos los entrevistados aseguraron que ya tenían servicio de agua, lo que alivia el mal rato que están atravesando en Ponce por la falta de electricidad, al igual que ocurre en muchas otras partes de Puerto Rico.
En medio de la caótica situación, sin embargo, había unas pocas personas ocupadas en actividades recreativas y cotidianas, tales como trotar o montar bicicleta, o sacar a pasear a su perro.