Pocos boricuas degustan hoy pavos criados en Puerto Rico
En el área de Villalba, Juana Díaz y Coamo todavía existen sectores rurales donde se crían las aves que tradicionalmente se preparan para la efeméride de la última semana de noviembre.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Los pavos que degustan miles de puertorriqueños hoy, jueves, con motivo del Día de Acción de Gracias, mayormente fueron comprados congelados en supermercados que, a su vez, los adquirieron de empresas estadounidenses especializadas en el procesamiento y distribución de esas aves, criadas en granjas norteamericanas.
Sin embargo, una minoría de comensales boricuas comerán pavos criados en suelo puertorriqueño y muchos de esos ciudadanos probablemente se sentarán a la mesa en residencias de la zona sur, donde la crianza de estas aves todavía es más común que en casas de la zona metropolitana.
En el área de Villalba, Juana Díaz y Coamo todavía existen sectores rurales donde se crían Meleagns gallopavos, como se denomina científicamente a las aves que tradicionalmente se preparan para la efeméride de la última semana de noviembre.
Si no los crían en las propias casas donde luego se consumen en estas fechas, algunos ciudadanos los compran vivos en casas agrícolas o pequeñas granjas caseras rurales donde, al menos hasta hace cinco años, todavía se vendían a $20 o $25.
Los que prefieren un pavo del país para la cena de acción de gracias comienzan su preparación temprano esta semana y aseguran que el sabor es mucho mejor que el de los congelados. Sin embargo, ese grupo cada vez es menor porque criar estas aves es más complicado que mantener granjas pequeñas de gallinas comunes en los campos puertorriqueños.
"A los pavos hay que desparasitarlos y darles antibióticos contra la viruela", contó Ángel Avilés, aficionado a la crianza de aves residente en Quebradillas. Al presente el propietario de cientos de aves no tiene Meleagns gallopavo en su pequeña finca y de 14 pavos reales que llegó a cuidar ahora solo le quedan cuatro porque enfermaron y murieron.
Avilés dijo a este medio que para proteger a los pavos, sobre todo en la época en que se propagan mucho los mosquitos, algunos agricultores suelen ponerlos en jaulas con rejillas o "screens", para que esos insectos no los piquen.
Un avicultor de Juana Díaz dijo hace un tiempo a este medio que los mosquitos pican a los pavos por los ojos y en poco tiempo muchos enferman con viruelas. Insistió en que su crianza es mucho más complicada que la de gallinas y gallos, que sin duda son preferidos para la mesa boricua, incluso en fechas especiales como Acción de Gracias, cuando muchos descartan el pavo y lo sustituyen por pollo o lechón, u otras carnes.
Guajolotes polígamos y con harenes
El pavo inicialmente se exportó de México a Europa en el siglo XVI. El pavo salvaje o guajolote, nombre que proviene del idioma náhuatl huexólotl (monstruo grande), se domesticó hace más de mil años, según documentan varios portales sobre animales comunes de América.
Los pavos Meleagns se alimentan mayormente de semillas e insectos. En estado silvestre viven en grupos hasta de 20 aves en lugares cercanos a árboles. Usualmente caminan, aunque pueden volar, y lo hacen principalmente al atardecer, para ubicar su rama de árbol preferida para pernoctar.
Durante el cortejo el pavo macho atrae a la hembra con curiosos sonidos y luego se esponja elevando sus plumas y abriendo la cola en abanico. La hembra fecundada puede poner hasta 15 huevos en nidos ocultos principalmente en huecos en tierra entre la vegetación. Luego los incuba de 25 a 30 días hasta que salen los pavitos, que se alimentan por su cuenta, pero dependen de la protección inicial de la madre, muy protectora y agresiva ante intrusos, al igual que las gallinas.
Más atractivos que los consumidos masivamente el 28 de noviembre de cada año en los Estados Unidos y otros países americanos son los pavos reales, pertenecientes a la familia de las Phaisanidae.
Estas coloridas aves, en cuyo plumaje predominan los tonos azules y verdes, atraen por su iridiscente cola, clave en sus rituales de apareamiento y cortejos cruciales para la procreación. En esos periodos, llama la atención el espectacular abanico creado con su hermoso rabo, que no compara en belleza con el del pavo común Meleagns.
Los machos de familia de las Phaisanidae también son polígamos y pueden tener harenes con distintas hembras, cada una de las cuales pone entre tres y cinco huevos, mucho menos que las del tipo Meleagns. Los pavos reales no confinados en granjas se ocultan a menudo en las ramas de los árboles y se juntan en grupos, destaca la revista National Geographic en su versión en línea y otros portales cibernéticos que aluden a esas sorprendentes aves.