Muchos han escuchado hablar sobre la finca en el barrio Altosano de Las Marías, donde residen unas 16 familias en unas viviendas tipo domo (construidas utilizando la técnica de superadobe), que aparentan haber salido de un libro infantil del “Dr. Seuss”.

Pero más allá de la propuesta de construcción de viviendas de bajo costo con tierra, cal, alambre de púas y mangas de polietileno, esta organización sin fines de lucro hace mucho más, pues su trabajo impacta a ciudadanos de unos siete barrios de Las Marías, estudiantes de varias escuelas, agricultores y comerciantes locales. Además, ayuda a residentes de otros pueblos.

Bajo el lema Servicio, Sostenibilidad y Comunidad, la organización Plenitud PR ha desarrollado cinco programas de asistencia directa que atienden problemas como la seguridad alimentaria de los adultos mayores, recolección de agua, ecoagricultura y el programa de educación a niños y jóvenes, además de la bioconstrucción, enfocado en el asunto de las viviendas.

Plenitud PR nace del amor de Owen Ingley, un norteamericano de 41 años que se enamoró de Paula Paoli, de 40 años y natural de Mayagüez, cuando ambos estudiaban antropología en el estado de Florida hace más de 20 años.

Plenitud PR se ha dado a conocer principalmente por su trabajo en el tema de la bioconstrucción.
Plenitud PR se ha dado a conocer principalmente por su trabajo en el tema de la bioconstrucción. (Jorge A Ramirez Portela)

En aquel momento, ambos soñaban en aplicar sus conocimientos con culturas nativas de Suramérica o África, sin pensar que tan cerca como en el natal Puerto Rico de Paula existía la necesidad de compartir el conocimiento aprendido por ellos.

En el 2001, Ingley visitó la Isla por vez primera, acompañado por su amada, algo que se repitió en el 2005 y para el 2008, la pareja se estableció aquí. Hoy día, Ingley habla de Puerto Rico como “nuestra Isla”.

Atención a nuestros “abus”

Probablemente, uno de los programas más importantes de Plenitud PR es Amo mis Abus, a través del cual unos 60 envejecientes de Las Marías reciben una fiambrera de alimentos preparados por lo menos dos veces por semana.

Estos alimentos son confeccionados por los voluntarios de Plenitud PR en la cocina de lo que hace muchas décadas fue la escuela del barrio Altosano, hoy sede del proyecto.

“Hoy se cocinaron 60 platos y los compañeros están en la ruta entregándolos”, comentó Paula, quien explicó que los alimentos son confeccionados en su mayoría con productos cosechados en Las Marías.

“Utilizamos productos de nuestra finca y también le compramos a agricultores locales”, añadió Owen.

Los participantes del programa no son seleccionados al azar. “Los clasificamos por la gente más necesitada, gente que vive solita, de 80, 90 años. Tenemos una señora de 104 años… y en niveles de pobreza chocantes”, explicó Ingley. Obviamente, la alimentación de este sector de la población no puede ser cualquiera. Según Paula, los platos son confeccionados observando una dieta vegetariana, contemplada en los padecimientos y necesidades de la población que atienden, principalmente ancianos diabéticos, hipertensos y con índices de riesgo, como colesterol alto y sobrepeso.

Uno de los cinco programas de servicio directo a la comunidad es proveer alimentos a los adultos mayores, los que son confeccionados por los voluntarios en la cocina de la otrora escuela del barrio Altosano, hoy sede del proyecto.
Uno de los cinco programas de servicio directo a la comunidad es proveer alimentos a los adultos mayores, los que son confeccionados por los voluntarios en la cocina de la otrora escuela del barrio Altosano, hoy sede del proyecto. (Jorge A Ramirez Portela)

“Hoy, por ejemplo, le hicimos un chayote relleno con quinoa y vegetales, habichuelas tiernas y ‘green kale’ salteados y un cheesecake sin azúcar, sin harina, todo natural”, relató Paoli.

En sus inicios, Amo mis Abus distribuía almuerzos a los envejecientes una vez a la semana. Actualmente, se logró duplicar la frecuencia.

Durante la visita de Somos Puerto Rico, Paula recibió la noticia de que al menos cuatro de los participantes del programa fallecieron la última semana. A pesar del impacto que la noticia causa en los voluntarios, la realidad es que Plenitud PR no da abasto, existe una lista de espera por lo que ya otros cuatro envejecientes recibir los alimentos.

Los más jóvenes

Otro de los programas de Plenitud PR es el de Niñez y Juventud, que impacta a los estudiantes de varias escuelas de Las Marías y Maricao, los que aprenden sobre la importancia de la ecoagricultura, sana alimentación y educación holística, entre otros temas.

Al igual que Amo mis Abus, el programa Niñez y Juventud surge, prácticamente, en respuesta a las necesidades planteadas por la misma comunidad.

De hecho, Magali Rodríguez, maestra de segundo grado de la escuela Silverio Medina Gaud, mejor conocida como la escuela del barrio Consumo, explicó que nunca en su vida había sembrado, hasta que entró en contacto con el programa Niñez y Juventud y tuvo la oportunidad de poner en práctica los conocimientos que aprendió junto a sus estudiantes en un huerto escolar.

Ese primer contacto con Plenitud PR surgió después del despiadado azote del huracán María, en septiembre de 2017, cuando Rodríguez, como muchos de los vecinos de Las Marías, recurrieron a la organización para suplir algunas de sus necesidades, como conseguir agua, recarga de celulares, enseres o lavar ropa, gracias a que la organización cuenta con su propio sistema de energía solar.

Rodríguez recordó que el programa en su escuela inició hace poco más de dos años, ofreciendo talleres a los maestros para que estos pudieran capacitar a sus estudiantes en la creación de un huerto escolar.

“Pero son ellos (los estudiantes) quienes lo hacen todo. Ellos preparan el área para sembrar, después mezclan la tierra, siembran y cosechan sus productos y se reparten la cosecha entre ellos”, explicó. Mientras que un jueves al mes, los voluntarios de Plenitud PR visitan la escuela para impactar a la matrícula enseñándoles a confeccionar alimentos saludables.

Más capacitación y respuesta

De otra parte, Plenitud PR también realiza talleres en los que se capacita a los participantes sobre la ecoagricultura -como labrar la tierra de manera sustentable y en armonía con el ambiente-, bioconstrucción, que abarca el desarrollo de viviendas realmente económicas y resistentes a terremotos, huracanes y fuegos, levantadas con materiales provenientes del propio entorno natural y la confección de sistemas de recolección y filtración de agua de lluvia para el uso y consumo humano.

Jordan Martínez, de la Finca Bahiti, trae vegetales y provisiones para vender en el mercado en la cancha de Altosano.
Jordan Martínez, de la Finca Bahiti, trae vegetales y provisiones para vender en el mercado en la cancha de Altosano. (Jorge A Ramirez Portela)

En adición a estos programas, la organización colabora con otras fincas de la comunidad en la creación de rutas para distribuir y vender sus cosechas al público, a quienes se le entrega directamente desde Las Marías, hasta otros pueblos tan distantes como Mayagüez y Arecibo.

Plenitud PR también sirve como centro de respuesta de emergencia en caso de desastres naturales, como huracanes.

Aunque el proyecto, que conlleva el mantenimiento de una finca de sobre 16 cuerdas, puede ser costoso, los programas son sustentados mediante la participación en propuestas de entidades sin fines de lucro, como la Fundación Comunitaria de Puerto Rico y la Fundación Ángel Ramos, la publicación de libros y el programa de Sustentadores de Plenitud PR, a través del que se reciben donativos para solventar los costos del proyecto.

Para más información sobre la organización, puede buscar su página en las redes sociales, bajo el nombre de Plenitud PR, o la página web https://plenitudpr.org.