Pitorro, el alma de la fiesta
La producción de este aguardiente nacional sigue cada vez más sofisticada.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
PUBLICIDAD
Un anfitrión que quiera dar una buena fiesta navideña, seguramente en el momento cumbre sacará –como si fuera la estrella de la reunión– una botella de pitorro.
Ello a pesar de que el ron caña sigue siendo ilegal.
Sin embargo, las autoridades lo incautan cada vez menos, y son casi inexistentes los arrestos por su producción y venta.
El pasado año, la División de Drogas y Alcohol de la región de Bayamón hizo apenas un decomiso en el área de Vega Alta. En el 2011 hizo otro en Toa Baja. El resto de las regiones, excepto Aibonito, que no ofreció sus datos, no hicieron ni un solo arresto o decomiso en los dos pasados años.
“Se sigue produciendo de forma clandestina. Es un mercado que sigue existiendo”, admitió el teniente José García, actual jefe de la División de Drogas y Alcohol en San Juan. “Pero yo nunca he visto que se encarcele a nadie por eso. Siempre lo que se impone en el tribunal es una multa de entre $500 a $1,000. Y también las incautaciones son menos, pero porque ya no se recibe tanta querella como antes. Es claro y lo sabemos, que se sigue produciendo porque lo vemos por ahí, pero las querellas no fluyen tanto”, agregó.
Y lo cierto es que esa misma tarde en que el oficial nos concedió la entrevista, en una mesa –a la hora del almuerzo– un grupo de amistades hablaba de lo rico que estaba cierto cañita en una fiesta a la que fueron . En la mesa más próxima estaban sentados, nada más y nada menos, que dos policías. Aunque escuchaban la conversación, ninguno de ellos se inmutó.
Lo grande es que esta tradición existe, a pesar de que ya casi no queda caña de azúcar en nuestras tierras, que es la materia prima de donde sale este aguardiente nacional. La clave está en la importación de melazas desde otras islas o países caribeños que, en muchos casos, es lo que se usa para crear el ron.
Como muchas costumbres, el gusto se pasa de generación en generación, que son los que se encargan de no dejarlas morir.
La bebida sigue siendo mucho más fuerte que otros espíritus destilados. Por ejemplo, el ron legal de cualquiera de las marcas comerciales tiene 40 grados de alcohol en cada botella. El pitorro llega hasta 70 grados.
Eso sí, su sabor ha mejorado y hasta hay una empresa mayagüezana que lo fabrica legalmente desde el 2009, siguiendo especificaciones estrictas de higiene, salud, y por supuesto, pago de arbitrios.
“Cuando detienes a alguna persona, no son delincuentes ni nada de eso, es que les gusta producir. Y, ¿qué te dicen? que es un producto que le gusta al puertorriqueño y que se hace para ganar un dinerito extra. Se le advierte que es un delito menos grave y se le orienta, pero sí se entiende como algo cultural”, reconoció el teniente García.
Una revisión al Código de Rentas Internas apunta a que lo punible es no pagar los impuestos por la venta.
Por su parte, María Cristina Morales, vicepresidenta de la Destilería Coquí, quien logró establecer la marca Pitorro en una fábrica de Mayagüez y hacerlo con todas las de la ley (claro, tras aprenderlo de su familia que lo hacía artesanalmente en Humacao) declaró que antes el problema era uno mayormente de seguridad en la medida en que el alcohol es altamente flamable. Un error podía causar una gran explosión con las obvias consecuencias.
Después estaba el problema de salud, ya que no había las debidas medidas de higiene. Agregue a eso que mucha gente curaba el pitorro con carne cruda o heces fecales. Fuchi.
Pero, en la actualidad, el pitorro se ha sofisticado en algunos casos hasta llegar a ser un producto tan exquisito como un buen brandy que no quema la garganta y deja una agradable sensación en el paladar. (Digo, eso me cuentan). Todo depende de quién lo prepare y cuánto tiempo lo deje curando. Muchos lo entierran para ayudar en ese proceso.
La bebida se deja macerar con frutas de toda clases: desde parcha y mangó, hasta acerolas, coco y tamarindo, o con frutos secos como almendras, o más fancy como con granos de café. Mientras más tiempo se deja curar, más refinado se volverá el producto.
Morales asegura que eso de enterrarlo era para poder esconderlo de las autoridades cuando sí se dedicaban a su incautación. Pero un experto pitorrero, que habló bajo condición de anonimato para no poner en peligro el pasatiempo que añora y que heredó de un tío, dice que la humedad de la tierra y la oscuridad en la que queda la botella cuando se le entierra tienen un gran efecto en cómo evoluciona la bebida.
“Como yo lo veo, el ron caña es parte de la tradición puertorriqueña y siempre debe existir al menos una botellita como el coquito, con moderación, claro está, pero siempre ese pedacito de cultura es importante conservarlo”, aseguró Morales.
Prohibido
El Código de Rentas Internas prohíbe la producción, distribución y venta del ron caña, como se reseña aquí.
Toda persona que tenga en su poder[...] productos sujetos al pago de impuestos y no se hayan pagado[...] incurrirá en un delito menos grave
Toda persona que tenga [...] un alambique [...] que no esté inscrito[...] incurrirá en delito menos grave por la primera infracción; y por la segunda y siguientes infracciones incurrirá en delito grave de cuarto grado (que en su modalidad es el más leve).
¿Qué es el pitorro?
Es una bebida embriagante.
También se le conoce como ron caña, cañita, pitrinche, lágrimas del monte, lágrimas del campo o de la tierra.
Es similar al aguardiente, cuyo por- ciento de alcohol es mucho más alto que el de la mayoría de las otras bebidas.
Se usa una mezcla de alcohol etílico y agua y se destila (calentar el alcohol para separarlo del agua y luego ese vapor se enfría para que vuelva a su estado líquido más concentrado). Así es como se consigue la base. Luego, se “cura” con frutas o cualquier producto que ayude en la fermentación.