Pareja gay hace historia con boda civil en Mayagüez
Kiara Cuevas esperó cinco años y diez meses para poder cumplir su sueño de contraer matrimonio con Nilka Galarza, con quien comparte la crianza de dos niños de 8 y 6 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Hormigueros. Hace 16 años que se conocieron. Se criaron juntas, jugaron y corrieron inocentemente por cuanto recoveco del pueblo de Hormigueros, donde hace cinco años se comenzaron a mirar con diferente interés.
Ayer, Nilka Galarza, de 30 años, se casó con Kiara Cuevas, de 23, quien celebró haber sido la primera en jurar amor eterno en un enlace igualitario oficializado en el Tribunal de Mayagüez, conforme a lo resuelto por el Tribunal Supremo de Estados Unidos el pasado 26 de junio y que garantizó la unión de parejas del mismo sexo en Puerto Rico.
Kiara contó exactamente cinco años y diez meses de noviazgo con Nilka desde el 27 de septiembre del 2009 hasta hoy. Desde entonces había presentado a su novia la intención de unirse en matrimonio, aunque tuvieran que montarse en un avión para hacerlo.
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“Ya hoy comenzamos un nuevo rumbo, porque ya no somos novias, estamos casadas”, dijo Kiara con evidente entusiasmo a su salida de la sala del juez Darik Cruz Martínez.
Aunque Nilka asegura que, en realidad, nada tienen en común, se ríe y vive feliz diciendo que “los polos opuestos se atraen”.
“Me siento feliz porque somos la primera pareja en el área oeste (en casarse con el mismo sexo)”, expresó Kiara, quien para sorpresa suya hace unas semanas recibió de manos de Nilka los papeles para casarse.
“Fue un lunes. Yo fui a buscar el certificado de nacimiento de mis hijos y ese mismo día me enteré que se había aprobado que las parejas gay se podían casar. Decidí ir a buscar los papeles”, relató Nilka, madre de una niña de 8 años y un varón de 6, quienes llaman a Kiara “papá”.
“Son mi adoración”, expresó Kiara, destacando que “al nene lo cogí de nueve meses y a la nena tenía un año y medio. Yo soy su papá. Me dicen papi, y no porque estén confundidos, pues saben que soy nena como su mamá”, acotó Kiara, quien se identifica como el carácter masculino de la relación.
Había que celebrarlo
La noticia corrió como pólvora en el residencial Gabriel Soler y, en corto tiempo, se armó la fiesta. La boda fue celebrada en el centro comunal, donde familiares y amigos compartieron entre risas, música y comida para celebrar el amor de Kiara y Nilka.
El trabajo de organizar la celebración estuvo a cargo de su vecina Waleska Lugo, quien narró con entusiasmo su complicidad.
“Ella me dijo -¡me voy a casar!, y yo les dije que había que hacer fiesta”.
Entre vecinos reunieron esfuerzos para que la fiesta fuera digna de su unión legal. “Uno trajo una cosita, otro dijo yo pongo el arroz, el otro puso los perniles. Y aquí esta esto”, acotó la coordinadora estrella.
Entre manteles de colores y menudas bombas, un pequeño bizcocho cubierto con fresas y chocolate, la “maprino”, Verónica Muñiz, hizo su brindis.
Luz Zenaida Martinez, madre adoptiva de Kiara recordó cuando a sus 16 años llegó a vivir a su casa y la encaminó como pudo para que fuera una persona de bien.
“Siempre sacaba buenas notas. Hoy se ve feliz y yo estoy feliz con ella”, comentó.
Kiara es graduada de paramédico y trabaja como guardia de seguridad en una compañía privada. Hasta su jefa dijo presente para compartir el momento de felicidad con la pareja. Entretanto, Nilka medita si irse a o no vivir a Nueva York con su esposa, como apunta ser sus planes, y continuar su vida.