Parece que el tiempo se paró en el Paseo de Diego en Río Piedras
Encontramos pocas tiendas abiertas, y la gente se quejó de la falta de seguridad y de salubridad en ese sector.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Aquellos tiempos cuando el Paseo de Diego en Río Piedras era un hervidero de consumidores y prósperos negocios pasó a la historia.
Muchos universitarios obtuvieron su primera experiencia de empleo en algunas de aquellas tiendas y pasaron momentos inolvidables en los teatros, cinemas y centros culturales de esas calles.
Ahora el panorama es “caótico, deprimente, el ambiente no es bueno para que el turista y la gente vengan a comprar, es un atraso para las personas que tienen negocios abiertos”, opinó Félix Torres Méndez, residente en Villa Carolina.
Edificios abandonados, algunos ocupados por personas sin hogar, denuncias de calles sucias, sin alumbrado y sin seguridad, son la orden del día.
Primera Hora hizo un recorrido por el Paseo de Diego y se constató pocas personas caminando o comprando, y pocas tiendas siguen abiertas.
“No he vendi’o ni un peso hoy. Mire como está eso. Antes aquí no cabían las personas y ahora es un pueblo fantasma”, lamentó José Vázquez Torres, vendedor de gorras en un área del paseo y residente en Río Piedras.
Vázquez Torres denunció que entre los problemas que aquejan la zona están los altos costos de alquiler de locales y la falta de seguridad.
“De aquí sacaron los guardias. Aquí hay asaltos, robos y violaciones… Si vamos a ver, Río Piedras es el que paga las contribuciones a San Juan y es el pueblo más pobre”, indicó.
Para Waldo Méndez López, propietario de la ferretería López Discount, que lleva unos 40 años en el paseo, la situación no es distinta.
Hace seis meses trabaja -a la vez- en otro local más abajo para mover eventualmente toda la tienda que tiene frente al edificio cerrado del Banco Popular “tratando de salir de la delincuencia”.
Méndez López censuró que los policías que van por el área “se dediquen a dar multas”.
“Es un abuso al pueblo porque vienen aquí a economizarse dos o tres dólares, porque es más barato, y se estacionan y le dan una multa de $150”, comentó el ferretero quien destacó que ha sobrevivido “haciendo de tripas corazones”.
Otro problema en la zona es la gran cantidad de deambulantes y edificios ocupados por indigentes.
La doctora Mercedes Rivera, directora del Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial de Río Piedras (Cauce), reconoció el problema, pero advirtió que, aunque su entidad recibe ayuda de grupos sin fines de lucro, “necesitan un esfuerzo de atención salubrista prolongado, viviendas, servicios médicos y sicológicos, y mucho trabajo social para sacarlos de la calle porque es un problema de salud”.
Por ello Vázquez Torres urgió una reunión con la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, “para que los dueños pinten y bajen las rentas a los edificios -por los menos en uno o dos años- en lo que esto se levanta, que también traigan artesanos, ya no hay ni vendedores de hot dogs ni piraguas”.
Mientras, el teniente Elvin Santana, comandante del precinto policial ríopedrense, aclaró que la vigilancia que algunos no ven en el casco de Río Piedras durante el día es porque -como parte de un plan que se estableció a inicios de año junto a la Policía Municipal- la están usando en horas de noche y madrugada.
Santana aceptó que el año pasado, principalmente en el casco urbano- “hubo una incidencia bastante alta de asesinatos”, por lo que se “hicieron unos planes de trabajo y están dando resultados porque tenemos menos 8 (asesinatos) en lo que va de año y en el casco urbano solo dos”.