Las áreas verdes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico que le daban la bienvenida a los estudiantes y servían de sosiego ante la, a veces, estresante vida universitaria, se ha convertido en una imagen desértica.

Aires de desolación revoloteaban donde hace unos días lo hacían las cotorras dominicanas. El sonido que se escuchaba era el crujir de las hojas secas cuando alguna brisa las acariciaba.

En el campus no hay estudiantes. Parte de la verja que resguardaba la entrada principal se desplomó. Hoy, cuatro trabajadores intentaban repararla.

“La gente se está metiendo para coger las cotorras y venderlas”, dijo uno de los obreros que pidió anonimato. El olor de los pájaros que no sobrevivieron repugna. 

El Anexo Facundo Bueso perdió sus paredes, también el techo. A lo lejos, solo se observan un par de sillas y una mesa. En el edificio se realizaban investigaciones científicas. 

Al fondo, la torre de la universidad continúa erguida. Ha perdido ventanas, pero sigue en pie. 

El centro académico parece un campo de batalla, pero no. Lo descrito son los estragos causados por el huracán María que azotó a Puerto Rico con vientos de más de 150 millas por horas el pasado miércoles.

Los daños en el campus “son severos”, aseguró el trabajador. El paso al recinto está cerrado por seguridad. “La luz está en el piso, eso va a tomar tiempo”, afirmó. Aunque no quiso precisar cuánto tardarán las brigadas en restablecer el primer centro docente del País, la situación que él ha podido observar “no se resuelve en un par de semanas”.

Algunas hojas en las ventanas de las residencias de estudiantes dentro del campus se desprendieron. También lo hicieron algunos cristales de la residencia Torre Norte en la avenida Universidad.

Por ahora, las clases continúan detenidas. Esta vez no por una huelga universitaria, sino por desastres naturales. En lo que va del semestre, los gallos y jerezanas no han tenido ni siete días de clases consecutivos.

La Inter podría recesar por dos meses

La Universidad Interamericana sufrió “daños considerables en varios recintos”, dijo su presidente, Manuel Fernós, en WKAQ 580. 

Los quebrantos han sido tales que Fernós visualiza que “esta suspensión de clases puede extenderse uno o dos meses”.  Aunque urgió la calma, pues no perderán el semestre académico. 

“Haremos los ajustes necesarios en el calendario académico, lo moveremos todo para adelante, quizás tendremos que eliminar el verano que viene”, detalló. 

Lamentó que solo ha tenido comunicación con la Escuela de Optometría, la Facultad de Derecho y los recintos de Bayamón y Guayama. En ellos, los techos, paredes, ventanas, puertas y postes de luz han sufrido impactos dañinos.

Una funcionaria de la institución le comunicó a este medio que, al menos, un pie de agua entró en la clínica de Optometría lo que causó que varios de los equipos se mojaran. Asimismo, certificó que diversos cristales, que adornan la fachada de la institución, se hicieron añicos.

Del resto de las unidades, se desconoce. 

“A los estudiantes, a la facultad y al personal administrativo, en estos momentos lo importante es la vida, la seguridad”, exhortó.

En la Universidad de Sagrado Corazón este medio observó una inmensa cantidad de árboles caídos, aunque no pudo palpar grandes daños pues el paso a la institución solo está permitido para los estudiantes internacionales de enfermería que se han voluntariado para ayudar al municipio de San Juan en las brigadas de restablecimiento.

“Aquí lo más que hubo fueron los árboles que se cayeron”, confirmó uno de los guardias de seguridad.

La misma situación se observó en la Universidad Politécnica donde, al menos, la fachada principal se percibió en aparente estado de normalidad.

Los intentos de comunicación con los oficiales de prensa han sido infructuosos debido al colapso de las antenas de telecomunicación. Las instituciones tampoco han publicado información actualizada en sus redes sociales.