Aunque miles de puertorriqueños optan en la Semana Santa por vacacionar en las playas, paradores y hoteles de la Isla, el pueblo boricua sigue siendo fundamentalmente cristiano, según opinó el padre Pedro Rafael Ortiz.

“La gente es libre para vivir su fe. La Iglesia exhorta a que nos congreguemos en los templos. Ese es el énfasis que hacemos, pero si las personas van de vacaciones o van a la playa y ya que están ahí, nuestra convocatoria es entonces a que si tienen un lugar cercano donde ir a los actos de Semana Santa, que asistan”, dijo el sacerdote católico.

El responsable pastoral en la comunidad San Francisco Javier, en el barrio Navarro en Gurabo, indicó que en sus prédicas también invita a las personas que optan por vacacionar a un lugar de playa, a que saquen sus espacios particulares en estos días solemnes, “para adentrarse en su interioridad y mantener comunicación espiritual con Papa Dios”.

Ortiz sostuvo que este “es un país fundamentalmente cristiano” e incluso, mencionó, las personas que viven con “un poquito de indiferencia” hacia las cosas de la iglesia, -no así de la religión en términos generales ni de su relación con Dios-, de alguna manera retoman los fundamentos cristianos que adquirieron en su formación primaria. 

“Hay gente que está un poco indiferente por situaciones que han ocurrido en la estructura de las iglesias y en el marco religioso”, reconoció.

“Sin embargo, a los padres les solicitamos siempre que sean los primeros catequistas y educadores en la fe de sus hijos. Aunque en el camino se desconecten un poco, vuelven a repensar esos primeros tiempos y se ajustan a sí mismos en términos del crecimiento y la maduración espiritual y humana”, afirmó.

La crisis fiscal y económica aumenta devoción religiosa

El líder religioso también consideró que mientras en el país se complica la crisis social, económica y fiscal, aumenta la devoción religiosa.

“Hay una tendencia a reconocer más y a solicitar la ayuda de Dios y, ¡qué bueno!, porque realmente cuando hay situaciones límite o casi límite es cuando realmente nosotros aprendemos desde la fe, a saber toda la fuerza que es Dios para nosotros y toda la capacidad que nos da para sobrevivir”, aseveró Ortiz. 

Disminuyen y se transforman las promesas y los sacrificios

Aunque asegura que el fervor religioso se mantiene, el padre Pedro reconoció que algunas de sus manifestaciones se han transformado y otras han disminuido, como las promesas de vestir los hábitos de un santo por motivos de enfermedad o por problemas económicos, que tienen sus raíces bíblicas en el pueblo de Israel.

“Hay mucha gente que todavía lo hace, incluso hábitos con vestimenta de saco, pero es mínimo. Eso es lo que yo percibo en términos generales”, sostuvo el sacerdote.

Entre los hábitos más comunes que observan los feligreses se encuentran el de la Virgen Milagrosa (blanco y azul) y el de la Virgen del Carmen (crema y marrón). 

El clérigo indicó que ese tipo de promesa religiosa se observa mayormente en los campos, aunque de forma limitada. 

“En las lecturas bíblicas encontramos que esas vestimentas y signos externos, unidos al ayuno y a la oración, se hacían como un sacrificio delante del Señor, pero también eso fue parte de una tradición religiosa, de una época y de un momento histórico. Hoy día, con toda la formación y las reformas litúrgicas que se han dado, ya nuestro pueblo ha ido sustituyendo esas prácticas”, apuntó el cura.

“Si bien es cierto que los signos externos son importantes, no es menos cierto que lo fundamental es lo que se pide. Cuando ayunemos, tenemos que ayunar de los odios, de rencores, de maltrato a los demás. Hacer ayuno también para disciplinar el cuerpo, para establecer más autocontrol y no caer en tanta situación de daño a nosotros mismos y a los demás”, añadió el religioso.