Oso Blanco: la demolición de una era
Avanza el proceso de demolición, mientras crece la oposición.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Desde afuera, pareciera que nada ha ocurrido: dos mesas de metal y cinco planchas de cemento con mosaicos originales descansan en el suelo en espera de ser descontaminadas y conservadas.
La puerta principal permanece completamente abierta y el cristal del puesto de seguridad original mantiene huellas de disparos. Al acercarte al terreno, se va develando la otra cara de ese histórico edificio abandonado: la mitad de una estructura desmoronada y maquinaria pesada recogiendo escombros o esperando su turno para demoler aún más cemento.
Así es como poco a poco desaparece la estructura que durante 74 años albergó una de las instituciones carcelarias más importantes del País.
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Oso Blanco ha muerto. El ruido de la vida que se aferraba a la esperanza de libertad no existe. La sensación de tristeza permanece intacta. Se apodera de los pasillos y las celdas un ambiente tenebroso, oscuro.
La primera fase de la demolición de la antigua penitenciaría estatal de Río Piedras -conocida popularmente como Oso Blanco- arrancó el 31 de marzo. Desde entonces, sectores que favorecían la conservación de la estructura como parte del Corredor del Conocimiento han expresado su oposición, amparados principalmente en el valor histórico y arquitectónico del edificio.
La petición “Save el Oso Blanco”, preparada por la arquitecta Cristina Cardalda, es una de las iniciativas de las que se han valido los defensores de la permanencia de la estructura para reclamar la atención del gobernador Alejandro García Padilla. Al momento, más de 3,000 personas han firmado la petición a través del portal causes.org.
En entrevista con Primera Hora, la también profesora destacó que apuesta a la preservación del edificio no solo por su funcionalidad y ubicación sino porque de reconstruirse, Oso Blanco se habría convertido en un espacio de reflexión, evolución y esperanza.
Diseñada por el arquitecto puertorriqueño Francisco Roldán, la estructura fue construida en 1933, e incluida en 2003 en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos.
“Es más fácil destruirlo y empezar de nuevo, pero esa no es la idea. De eso no está hecha la ciudad. A lo mejor cuesta más y requiere más planificación, pero debemos insertarnos como lo ha hecho el resto del mundo. Nosotros creemos en la sustentabilidad y en trabajar en lo que ya está hecho”, explicó.
Cardalda señaló que Oso Blanco está mucho más intacto que la mayoría de las estructuras que en el pasado se han preservado.
Pero la realidad, según el Gobierno, es otra. El director del Fideicomiso de Ciencias, Tecnología e Investigación, Iván Ríos Mena, explicó que el diseño original del proyecto de desarrollo de la Ciudad de las Ciencias contemplaba la utilización total del antiguo complejo penitenciario. Sin embargo, un estudio de la firma FEF Consultores CSP determinóque no era viable reutilizar la estructura para fines distintos a a los que fue construida. Por lo tanto, decidieron demolerla y preservar el pórtico, los arcos y mosaicos característicos del Oso Blanco para ser exhibidos en la nueva estructura que se levantaría en el terreno.
“Los expertos siempre nos dijeron que los planes estaban sujetos a que el edificio fuese estructuralmente viable. A partir de ese momento, se hicieron varios análisis adicionales y nos dimos cuenta del problema de deterioro. Todos los días se cae una parte del techo”, indicó.
Es por esto, dijo, que a pesar de la oposición de varios sectores, la demolición continúa a cargo de la compañía “Sunset Contractors”, a un costo aproximado de $4 millones, según indicó Ríos Mena.
Al momento, de los cuatro edificios del complejo se han derribado dos que pertenecían a la estructura principal, que era el que se conocía formalmente como Oso Blanco. Ambas estructuras albergaban un hospital y oficinas administrativas. Según se explicó, iniciaron por las partes laterales del edificio para que la estructura se vaya debilitando hasta que finalmente quede la entrada principal, que es una de las estructuras que se conservará y se exhibirá junto a las demás piezas en el primer nivel del edificio que esperan levantar en esos terrenos.
Le demolición debe concluir para el 2015.
La Ciudad de las Ciencias se vislumbra como un espacio para la comunidad científica que incluirá unidades de vivienda, laboratorios y comercios. Estará ubicada en el corazón de lo que se conocerá como El Corredor del Conocimiento, una zona especial que incluye al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), al Jardín Botánico y al edificio de Ciencias Moleculares de la UPR; además del Centro Comprensivo de Cáncer, que ya está en construcción.
Ríos Mena enfatizó en que a mediados del año pasado y principios del año en curso, el Fideicomiso organizó varias charlas, presentaciones y conversatorios en las instalaciones de la organización para orientar y recibir insumo de diferentes sectores de la sociedad.