El uso de mascarillas continúa siendo una de las recomendaciones para combatir la pandemia del COVID-19. Sin embargo, su uso descuidado o sin la higiene adecuada podría estar detrás de ciertas condiciones en los ojos que se viene observando en las clínicas de oftalmología.

De acuerdo con la doctora Elena Jiménez, miembro de la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología, desde el 2019, “nosotros los oftalmólogos hemos notado en nuestras oficinas médicas un incremento en los casos de orzuelos, blefaritis y conjuntivitis”.

“Entendemos que este incremento está relacionado al uso de las mascarillas, ya que, con las mascarillas, sabemos todos, sobre todo los que usamos espejuelos, el vapor de nuestro aliento, de nuestra boca, va directo en dirección superior hacia los ojos. Entonces, sabiendo que nuestra boca, y la mascarilla muchas veces tienen bacterias, pues todas estas bacterias están subiendo de forma directa al ojo”, explicó la doctora.

Agregó que ese vapor que sube desde la mascarilla también tiene un efecto de evaporación sobre unas glándulas que tenemos los párpados, llamadas glándulas de Meibomio, provocando que la grasa en esas glándulas se precipite, fomentando una inflamación alrededor de grasa se encapsulada, y generando el orzuelo.

La blefaritis, agregó, surge por el mismo mecanismo antes descrito, pues “no es más que tener muchas de estas glandulitas tapadas con esta cristalización de la grasa que tienes naturalmente”.

La blefaritis provoca “sensación de arenilla en los ojos, enrojecimiento, se agrava los síntomas de ojos resecos, entre otros”.

“Y cuando no se atienden esas blefaritis a tiempo, puede entonces dar una conjuntivitis secundaria infecciosa, que hay que manejar con antibióticos y demás”, agregó. “Ya cuando está a ese nivel de conjuntivitis, que es lo que no quisiéramos, ya el manejo es completamente médico. Hay que ir a la oficina y manejar el paciente. Ya es algo más serio”.

La doctora explicó que, para evitar esas condiciones en los ojos, hay unas recomendaciones que tienen que ver con higiene básica.

“Una de las cosas que estamos recomendando es el cambio de mascarillas”, sostuvo, poniendo como ejemplo su propio caso, que por motivos de su trabajo tiene que usar mascarilla toda la jornada, durante muchas horas, y lo que hace es que luego de almuerzo, “lavo mis dientes y me pongo una mascarilla nueva”.

“No es solo que llevamos muchas horas con la mascarilla, también el mismo sudor de la piel, el maquillaje, todas esas partículas, y también uno manoseando la mascarilla todo el tiempo, ajustándola, y todas esas bacterias que estamos depositando cada vez que nos acomodamos esa mascarilla suben con ese vapor al ojo también. Hay que tener todo eso en mente”, comentó.

La doctora aconsejó además que, “si vas a reusar la mascarilla, que no estamos diciendo que no se pueda hacer, pero sí guardarla en un recipiente adecuado, por ejemplo, en un ‘ziplock’, en un recipiente que esté limpio, plástico”.

En contraste, alertó contra la práctica de guardar la mascarilla “en un bolsillo, en la cartera” o algún otro lugar que no esté limpio y se convierta en una fuente de bacterias para esa mascarilla. “Uno debe tener esa mascarilla aislada de cualquier otro objeto, en un sitio que se cierre o una bolsita plástica que se selle, para así evitar que se contamine con otros artículos”.

Jiménez recordó que ni las mascarillas quirúrgicas ni las KN-95 deben lavarse para reusarse, pues son para un solo uso. Enfatizó en que dichas mascarillas, luego de cierto tiempo de uso también deben cambiarse.

En el caso de las mascarillas de tela, deben lavarse diariamente, con agua y jabón, “no tiene que ser un jabón específico, cualquier jabón funciona”.

Asimismo, la doctora recomendó que, si es posible, la persona se lave la boca luego de comer, y se lave la cara con frecuencia para limpiar lo más posible todas esas partículas y bacterias que se quiere evitar que entren a los ojos.

Otra recomendación para evitar que suba el vapor a los ojos es usar una tira de “tape quirúrgico de papel” en el puente de la nariz, donde descansa la mascarilla, algo que resulta en particular efectivo para quienes usan espejuelo, que así evitan se empañen los cristales.

Por otro lado, la doctora enfatizó que aquellas personas que padecen de ojos secos, que son muchos de los casos que atiende, “tienen que usar más sus lubricantes y sus tratamientos ahora que están usando las mascarillas”.

Jiménez resaltó que esas recomendaciones son válidas para todo tipo de personas en general, incluyendo menores y ancianos.

Sin embargo, en el caso de los niños, y más tomando en cuenta esta época del año, en que se van de campamentos y pasan el día jugando, corriendo, sudando y demás, recomendó que les den una bolsita sellada con mascarillas adicionales y los eduquen para que se la cambien al menos una vez al día luego de almorzar.

“Los papás deberían estar bien pendientes de mandar a los nenes con un ziplock con dos o tres cambios de mascarillas”, insistió, agregando que las personas que estén encargadas de atender a los niños también deberían prestar atención a que se cambien esas mascarillas, “al menos una vez al día”.