El abogado experto en temas migratorios Fidel Octavio Osorio Ovalles aclaró que, independientemente de la orden ejecutiva sobre nueva política migratoria emitido hace unos días por el presidente Donald Trump, la leyes de migración continúan vigentes, por lo que las personas que están en los Estados Unidos legalmente bajo programas de asilo, o bajo programas que se conocen por las siglas de TPS (Estado de Protección Temporal, que se otorga ciudadanos de países que están pasado por algún desastre natural de gran envergadura, un conflicto civil o alguna otra situación particular), no deberían preocuparse pues, al menos en estos momentos, seguirían manteniendo su derecho a permanecer en los Estados Unidos.

Repasó que una persona que se encuentre en territorio estadounidense tiene hasta un año para solicitar el asilo, desde el día en que entró, pero para hacer tal solicitud debe presentar evidencia de que enfrentaría un peligro real, o que tiene un miedo real y justificado a enfrentar un peligro, si regresa a su país, por X o Y razones. Explicó que es algo que tiene más posibilidades de concederse a inmigrantes procedentes de países donde hay regímenes dictatoriales, que persiguen a ciudadanos, como sería el caso en estos momentos de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Para esos casos, agregó, hay unos procesos específicos, y se puede solicitar tanto si está ya en proceso de deportación o si no lo está.

Asimismo, afirmó que “nadie que tenga una visa, ya sea estudiante, trabajadores especializados H-1B o H-2B, visas de trabajo de artista, o que usted entre aquí con visa de tránsito, ninguna de esas personas se tiene que preocupar, porque usted está legal en los Estados Unidos, usted tuvo una autorización, usted tiene una I-94 que lo autorizó a usted a entrar”.

El experto recordó también que los inmigrantes que son víctimas de delitos, al menos bajo el estado de derecho actual, se supone que gozan de ciertas protecciones, bajo las cuales podrían legalizar su situación migratoria. Explicó que existen dos tipos de protección, la que se conoce como “visa U”, para las personas que fueron víctima de un delito grave, o que puedan ser testigos de un caso de delito grave. Esas visas, sin embargo, son limitadas y una vez radicada la petición puede tomar unos tres a cuatro años. “Pero usted ya tiene algo radicado y ya se lo aceptaron”, y tendría es notificación de que “está preaprobado”, por decirlo, de alguna forma, y que le permite solicitar su tarjeta de empleo, que a su vez le permite sacar la licencia de conducir, tener seguro social, viajar, y demás.

La otra forma de protección se con el programa bajo la ley que se conoce por las siglas de VAWA (Ley de Prevención de Violencia contra la Mujer), que es la una visa disponible “para personas que fueron víctimas de violencia doméstica por parte de un ciudadano de los Estados Unidos”. Para obtener esa visa, el inmigrante tiene que estar casado con ese ciudadano de los Estados Unidos, y ese cónyuge tiene que haber abusado del inmigrante. Se tiene que probar “no solamente si hubo algún tipo de violencia física o verbal, si en algún momento esa persona utilizó su estatus migratorio para tratar de denigrarlo a usted, usted cualifica para un VAWA”. Agregó que el VAWA, “va más allá y en el mismo proceso puede solicitar el VAWA, la residencia permanente y el permiso de trabajo”.

Aclaró que la ley no es exclusiva para mujeres, y de hecho, su oficina ha llevado casos de hombres bajo las disposiciones de VAWA.

En cuanto a los inmigrantes que tienen un permiso de residencia permanente, el experto considera que “no tienen ningún problema”. Sin embargo, aclaró que “tienen que tratar de no cometer ningún delito, porque la residencia permanente no te garantiza que si cometes un delito no te pueden deportar. Lo único que te garantiza que no te pueden sacar jamás de los Estados Unidos es la ciudadanía americana. Mi exhortación a esas personas es que se hagan ciudadanos americanos. Se pueden hacer ciudadanos americanos, por regla general, a los cinco años de ser residentes permanentes o a los tres años si está casado con un ciudadano americano”.

Por último, los inmigrantes nacionalizados “no tienen nada que temer”, pues “la ciudadanía americana es irrevocable. Eso no hay forma que nadie te la pueda quitar”.