Nueva orden ejecutiva impone restricciones en algunos comercios y recreación
Busca combatir el aumento sostenido de casos de COVID-19, que está en su peor punto desde que comenzó la pandemia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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La gobernadora Wanda Vázquez anunció una nueva orden ejecutiva que entra en vigor mañana y que vuelve a imponer un sinnúmero de restricciones en actividades económicas y recreativas, para combatir el aumento de casos de COVID-19 que se viene registrando en los últimos días.
Luego que varios doctores mostraran una diversidad de gráficas que coincidía todas en un aumento sostenido de contagios a partir de finales de junio, cuando se flexibilizaron al máximo las medidas restrictivas que se habían tomado en marzo, la gobernadora anunció que se hacía necesario volver a tomar “medidas más restrictivas”.
Además de mantener el toque de queda de 10:00 p.m. a 5:00 a.m. se prohibirá la venta de bebidas alcohólicas a partir de las 7:00 pm. en todo tipo de establecimiento, incluyendo los llamados chinchorros.
No se permitirá “en ningún momento” la aglomeración de personas en los negocios autorizados a vender alimentos, y se pide la cooperación de los negocios para que no permitan a clientes quedarse en los estacionamientos.
Los restaurantes y comercios volverán a un máximo de utilización de 50% de su capacidad de uso.
No se permitirán filas de espera en los negocios, y los clientes deberán esperar en los carros para recoger la mercancía.
Se permitirá el entrenamiento deportivo individual, pero no se permitirá ningún tipo de actividad competitiva.
En las playas se permitirá solo un uso limitado a actividades deportivas, y no se permitirá ir a ella a tomar el sol y permanecer por largos periodos. No se permitirá uso de neveritas y sillas.
Tampoco se permitirá el uso de piscinas públicas.
Cerrarán las atracciones de aventuras.
También cierran las 24 horas bares, casinos, cines, teatros, gimnasios.
No se permitirán mientras dure la orden ejecutiva las visitas de familiares a confinados.
No se permitirán celebraciones de fiestas con personas que no sean las que conforman la unidad familiar.
Además la gobernadora anunció que quedan desautorizadas todas las actividades de cualquier índole con aglomeraciones de personas.
Se ordenó el cierre de todas las marinas y se prohíbe el uso de botes para fines recreativos, incluyendo motoras acuáticas. Se autoriza a las autoridades locales, bomberos y otras agencias a intervenir con cualquier desembarco.
El servicio de la Autoridad de Transporte Marítimo se limitará a los residentes de las islas de Vieques y Culebra y personal que vaya a trabajar allí.
Además se postpone para el 15 de agosto la anunciada reapertura al turismo externo.
En cuanto a las personas que lleguen a la Isla, deberán llenar una información para poder rastrearlos y se le exigirá a los turistas uso de mascarillas y traer una prueba negativa al COVID-19.
La gobernadora indicó que como parte de los esfuerzos se le envió a la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) una petición, que aceptó, para que todos los vuelos lleguen a través del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, y no a aeropuerto regionales, de manera que se puede vigilar mejor la llegada de pasajeros.
Se le ordenó a la Compañía de Turismo y el DMO (Organización de Mercadeo de Destino) alertar para que los viajeros solo vengan a Puerto Rico si es necesario.
La orden ejecutiva estará en vigor hasta el 31 de julio.
Vázquez anunció además que el gobierno estaba haciendo disponible $100 millones adicionales para combatir la pandemia, y asignó $150 millones adicionales a hospitales privados para lidiar con la situación.
La gobernadora hizo un llamado particular a los jóvenes de menos de 30 años, que son el grupo poblacional que ha registrado el mayor aumento de casos, a que siga las recomendaciones de uso de mascarillas, distanciamiento social y lavado frecuente de manos.
Antes de que la gobernadora hiciera el anuncio de la nueva orden ejecutiva, varios doctores y científicos hablaron del aumento en contagio con descripciones tales como “situación crítica”, “epidemia rampante” y “epidemia fuera de control”, mientras mostraban una tras otra gráficas e indicadores que revelaban cómo se han disparado los casos, al punto que la epidemia atraviesa su peor momento en la Isla. Además mostraron unas proyecciones que apunta a que para agosto próximo los casos semanales podrían superar los 1,300, y el total de casos acumulados pasaría de los 5,000.