Esta temporada de huracanes se perfila como una más tranquila, pero esto no significa que usted debe bajar la guardia.

“No quiero que el público entienda esto como que no va a pasar nada. Siempre existe el potencial que un sistema se desarrolle”, enfatizó el meteorólogo Ernesto Morales, del Servicio Nacional de Meteorología (SNM) en San Juan.

Precisamente en agosto comienza el pico de la temporada y a partir de septiembre las aguas del océano Atlántico se calientan más, lo que sirve de combustible para los sistemas que emergen de África.

Morales dio como ejemplo el huracán Andrew que azotó como categoría 5 a las Bahamas y el estado de Florida a mediados de agosto en 1992, a pesar de que ese año se también delineó una temporada de menor actividad.

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“Yo siempre habló de 1992, que fue una temporada que se pronosticó como tranquila, pero solamente tomó uno para que fuera activa para el sur de la Florida y eso mismo puede pasar en Puerto Rico”, destacó el experto en la emisora WKAQ 580.

Una “simple onda o tormenta tropical” podría ocasionar estragos en el país, según el meteorólogo.

“No tiene que ser un huracán intenso, puede ser un huracán categoría 1 o 2, o puede ser una fuerte onda tropical como fue Beryl, y podemos ver que nosotros estamos tan susceptibles y vulnerables que esto sí podría estar afectando y teniendo unos efectos directos y echándonos para atrás todo lo que se ha adelantado en la recuperación de Puerto Rico”, subrayó Morales.

A principios de este mes, la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés) pronosticó que este año se esperan de 9 a 13 tormentas, de estas cuatro a siete pudieran ser huracán y dos podrían lograr ser categoría tres o más.

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