No creen en el gen de la infidelidad

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
PUBLICIDAD
Justo cuando pensábamos que el panorama para las mujeres solteras no podía ponerse peor, científicos de Estocolmo revelan que, en otras palabras, los hombres son “blancas ovejitas” y no tienen control sobre su conducta infiel.
Resulta que la culpa es de un gen, el alelo 334, lo que convierte a los hombres que lo tienen en unos peligrosos para sostener una relación estable, además de que aumenta la probabilidad de que éstos sean infieles.
Ahora sí que la cosa se puso “color de hormiga brava”.
No sólo hay una escasez de hombres solteros que sean buenos partidos, según aseguran algunas mujeres, sino que además puede ser que éstos posean ese gen que posiblemente le asegurará a la mujer una relación inestable. ¡Otra más!
¿Habrá que hacerle alguna prueba que revele si posee el alelo 334 antes de dar el sí?
Pero, tranquilas chicas, que expertos locales aseguran que el determinar si un hombre será infiel o no va mucho más allá de una simple prueba científica.
La infidelidad, coincidieron, es un comportamiento y como todos los comportamientos es multifactorial, lo que quiere decir que hay una serie de factores que influyen, como condiciones sociales, culturales, religiosas y otras.
El análisis se llevó a cabo durante al menos cinco años con más de 1,000 parejas heterosexuales. Y el resultado fue que los hombres con el alelo 334 -dos de cada cinco- afirmaron tener lazos menos fuertes con sus esposas y, además, éstas reconocieron que se sentían menos satisfechas con sus cónyuges que las que se casaron con hombres sin esta variante genética.
Carmen Valcárcel
Doctora y presidenta de la Asociación Puertorriqueña de Educación, Consejería y Terapia Sexual
“Realmente yo no he leído el estudio. Comoquiera que sea, la posición como experta es que la infidelidad es un comportamiento, y como todos los comportamientos, tienden a ser multifactoriales. Por lo regular, puede explicarse por algún desorden genético, hormonal, por alguna condición o por algún factor hereditario, pero los comportamientos son modificables y muchos comportamientos son aprendidos.
Por lo tanto, decir que la excusa de la infidelidad surge porque hay un gen, no creo que eso sea así en mi humilde opinión. (La infidelidad) es como la diabetes, se puede heredar pero se puede desarrollar... esto tiene que ser multisectorial, aprendido o modelado, porque se trata de un comportamiento y de una expresión fenotípica”.
Santiago Cornier
Geneticista y director del Programa de Medicina Nuclear del hospital La Concepción, en San Germán
“Lo primero es que cuando hablan de un alelo no es que han descubierto un gen sino se trata de una variación dentro de un gen. O sea, no se trata necesariamente de un gen asociado directamente con la infidelidad.
Lo otro es que porque lo hayan encontrado en una población, no necesariamente aplica a todas las poblaciones, porque no hablan de una mutación. Puede ser una variante que está presente dentro de una población.
Además, cuando tienes un alelo asociado a algo, no significa que es la única causa de eso que está sucediendo; puede ser una información genética pero no el único componente de la infidelidad, que es una conducta, y cuando hablamos de problemas conductuales hay muchos factores sociales, culturales y religiosos envueltos”.
José Rodríguez
Sociólogo
“Tenemos que reconocer que hay que ser cuidadosos cuando argumentamos conductas sociales a elementos puramente biológicos, porque la conducta humana es bien, bien compleja y argumentarlo a un elemento biológico puede verse como una visión reduccionista.
En biología sabemos que hay cargas genéticas para el desarrollo de condiciones, pero hay un sinnúmero de factores de riesgo que el conocerlos ayuda a que no padezcas la condición por un tiempo determinado. Lo mismo sucede con las conductas sociales.
Desde una perspectiva social, hay una serie de factores que influyen, desde insatisfacción en múltiples áreas, la necesidad de innovación, inseguridad, falta de empatía... el amor, como todo, tiene que cultivarse y si no se cultiva pueden haber condiciones de riesgo. Cultivar implica tener una buena comunicación, saber cuáles son mis insatisfacciones y mis expectativas”.