Las estadísticas recientes del Departamento de Salud apuntan a un creciente número de adolescentes de 11 años o menos que ya han experimentado con el sexo.

La situación no ha dado paso a un incremento de embarazos de la población menor de edad en la Isla, pero sí a que quienes reciben servicios son mucho más jóvenes por la preñez temprana.

Preocupa que “estamos viendo una tendencia a tener madres y padres adolescentes que comienzan a recibir nuestros servicios mucho más jóvenes ahora que hace 10 años”, alertó Anayra Túa-López, doctora en salud pública y principal oficial ejecutivo de la organización Proyecto Nacer en Bayamón, que ayuda a estos menores a completar sus estudios y a tener una paternidad responsable.

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A modo de ejemplo, presentó estadísticas que ha levantado la organización a través de sus participantes que revelan que desde el 2013 al 2022 la edad promedio de las embarazadas que buscaron ayuda fluctuaba en 16 años y medio y en el 2023 ha caído la media a 15 años.

Además, la experta subrayó que cada vez son más las niñas de 13 y 14 años que se convierten en madres.

“En los pasados tres años, estamos viendo incidencias más jóvenes, o sea, los por cientos de jóvenes de 13 años, 14 años, los más jovencitos, que están entrando a nuestra organización vis a vis en otros años, que las edades en términos de incidencia y frecuencia en otros años eran mucho mayores”, sostuvo.

Anayra Túa-López, Oficial ejecutiva de Proyecto Nacer
Anayra Túa-López, Oficial ejecutiva de Proyecto Nacer (Nahira Montcourt)

Alza en las ETS

Por otro lado, se registra un notable aumento en enfermedades de transmisión sexual (ETS) entre menores de edad. La enfermedad más detectada es la clamidia y le sigue el herpes genital, informó la secretaria auxiliar de Salud Familiar, Servicios Integrados y Promoción de la Salud del Departamento de Salud, Marilú Cintrón Casado.

Bajo este nuevo escenario, el panorama que se destaca es el hecho de que los niños y niñas boricuas han disminuido la edad de la exploración sexual.

La secretaria auxiliar de Salud expuso que el Puerto Rico High School Youth Risk Behavior Survey Data, realizado en el 2021, “reflejó que menores de 11 años, verdad, entre 11 años o menos, había un número de 639 niños y niñas que habían reportado haber tenido alguna actividad íntima sexual (entre una base de 76,000 entrevistados)”.

La encuesta arroja que 945 menores dijeron haber comenzado su actividad sexual a los 12 años, 1,303 a los 13, 2,600 a los 14 y 3,346 a los 15.

Expuso que esta situación representa que “la tendencia de exploración ha ido en aumento. En años anteriores, nosotros no teníamos números así. Veías que estaba comenzando a los 12, los 13 años, eran los números donde se registraba el inicio de la actividad sexual”.

“Sin duda es preocupante, porque hay una serie de elementos que inciden en que estas conductas sexuales se estén dando cada vez más temprano. Entre estos elementos que te puedo mencionar está la sexualización de las comunicaciones, de todo lo que hay en los medios a lo que los muchachos y las muchachas están expuestos día a día. Está también el asunto de la normalización de lo que es lo erótico y de que ya el asunto de tener intimidad sexual entre dos individuos no es un asunto de que ‘te amo’, de que tengo un compromiso contigo. Es un asunto de que, pues, voy a tenerlo y punto, porque es lo que está en boga, porque todo el mundo lo hace, porque no le veo riesgo”, añadió.

Túa-López, quien lidera una entidad que ya lleva 23 años proveyendo servicios a padres adolescentes, también apuntó a la inestabilidad mental que sufren los menores como punto vulnerable para anticipar la edad en la que se tienen relaciones sexuales.

“Se identifican mayores niveles de ansiedad. O sea, que en términos de salud mental, hay mucha inestabilidad en los jóvenes ahora, vis a vis otros años, es una de las cosas que se está identificando. Pero, un factor de riesgo muy poderoso para ser padre y madre adolescente son los contextos de carencia económica donde se están desarrollando… Siempre se mide pobreza como un indicador posible. Sin embargo, no pensemos que no ocurre en otras estratas sociales”, comentó.

Se adelantan

En medio de esta exploración temprana, el embarazo surge cada vez en niñas de menor edad.

Según el Registro Demográfico, en el 2022 fueron dos adolescentes de 13 años las que dieron a luz, seis a los 14, 23 a los 15, así como 65 a los 16.

La doctora Cintrón Casado comentó que prevalece que sean las edades de 17 a 18 años la media de los embarazos juveniles. Para el 2022, en esta población se registraron 487 alumbramientos. Mientras, que a los 19 años se registraron 594 casos.

Los números de menores -desde los 13 a 16 años- que han quedado embarazadas todavía no son elevados. Sin embargo, la secretaria auxiliar destacó que “un solo caso siempre es alarma, porque nosotros no deberíamos tener niñas a los 13 años, a los 14 años, a los 15 años, a los 16, no deberíamos tener niñas pariendo”.

Habló a que en estas edades no se tiene la madurez económica, emocional y social para criar un infante.

“No están preparados los adultos, mucho menos los adolescentes”, comentó la secretaria auxiliar.

Dijo que este marco representa un aviso de que se debe actuar más temprano para prevenir la actividad sexual entre menores de edad.

“Tenemos que continuar con los esfuerzos, obviamente de la educación comunitaria, porque nosotros no queremos que esto se dispare causando las consecuencias que impacten no solamente la salud física, sino salud emocional, a la sociedad, a los familiares, al hospital, etcétera”, indicó la funcionaria.

Agregó que desde Salud “se hacen continuamente los esfuerzos por informar, los esfuerzos por instruir a los niños y a las niñas sobre los riesgos de la actividad sexual a destiempo en etapas tempranas, no solamente desde el punto de vista de los embarazos, sino del punto de vista de las infecciones de transmisión sexual y cómo eso afecta entonces el desarrollo del ser humano y la capacidad entonces reproductiva en etapas más tardías del desarrollo. También se les orienta y se les habla de lo que es el asunto de la salud social y la salud emocional, de cómo se ve afectado con situaciones que los muchachos no están preparados para manejar cuando entran en conductas sexuales a destiempo y fuera de la etapa de desarrollo que corresponde”.

Asimismo, aludió a que la intervención educativa que se ha desarrollado, que alienta a utilizar condones durante las relaciones sexuales, así como la baja general en población que se ha experimentado en la Isla en los pasados años es el responsable para que haya disminuido los embarazos entre adolescentes, de manera general.

Las estadísticas de Salud apuntan a que en el 2018 se registraron 4,496 embarazos de menores hasta los 21 años, en el 2019 unos 4,236, en el 2020 fueron 3,628 y en el 2021 llegó a 3,314. El año pasado sumaron, de manera preliminar, 3,059 casos.

Enmarcada la pobreza

Túa-López, por su parte, apuntó a múltiples patrones que llevan a los adolescentes a convertirse en padres.

Habló del alto número de casos que atienden que provienen de familias que también experimentaron el tener hijos aun siendo menores de edad.

“En muchas ocasiones, se puede transmitir el que yo fui madre adolescente, que mi hija y mi hijo sean madres o padres adolescentes. No hay realmente, en algunas ocasiones, una visión de esperanza, de otro contexto, porque como sociedad hay ciertos sectores de nuestras poblaciones que le hemos generado tantas barreras alrededor que, aunque tengan todo el ímpetu y el deseo de salir hacia adelante, nosotros como sociedad estamos poniendo una barrera que imposibilita a esas personas con el potencial de producir para nuestra sociedad y de ser miembros productivos a salir de esos espacios”, opinó la salubrista.

Señaló que también se destacan casos por violencia en el noviazgo y abuso sexual, sobre todo después de los tiempos de la pandemia del COVID-19, como detonante de un embarazo.

El llamado de acción, que lanzó Túa-López fue más allá de llevar talleres sobre la sexualidad y orientar sobre el uso del condón y otros anticonceptivos. Habló de promover logros académicos, alentar a que se alcancen las metas y hasta promover un desarrollo infantil saludable, en la que los padres estén atentos al desarrollo físico, social y emocional de sus hijos. Se trata de romper ciclos, en la que estos adolescentes encuentren alternativas para progresar.

Pero, señaló que lo que muchos jóvenes experimentan es “lo que llamamos una visión de desesperanza”.

“Hay personas que, simplemente, no ven que postergar la maternidad tenga un resultado diferente al yo tener 15 o al yo tener 30. ¿Por qué? Porque en ocasiones salir a estudiar a la universidad no es algo que se espera. Dentro de mi contexto de comunidad, de familia, estamos todos tranquilos y bien, así que no hace sentido”, explicó.

Alertó a que la preñez temprana tampoco elimina esa desesperanza. Sino que, además, la llena de prejuicios. La convierte, según dijo, en un “mundo lleno de no”.

“Tú no puedes. Se te tronchó la vida. Mira, con una barriga a tan temprana edad. Tú no lo vas a lograr. Mira, mira lo que me hiciste”, denunció sobre los reproches sociales y familiares que se suelen escuchar en caso los casos de embarazos de adolescentes.

Por ello, la salubrista llamó a romper paradigmas.

“Yo creo que nosotros como comunidad, debemos entender que sí existen los estigmas a las familias de padres y madres adolescentes. Existen porque nosotros en nuestras leyes, en nuestros sistemas, en nuestras ideas, en nuestras maneras, hemos reproducido todo aquello que generó barreras para que las madres y los padres adolescentes no puedan libremente desarrollarse, ser productivos. Así que desde el hecho de que no se implemente la Carta de Derechos de la Estudiante Embarazada en las escuelas públicas, cómo debería ser, hasta el hecho de que en el Registro Demográfico no le permitan a una mamá y un padre adolescente ponerle el apellido de la mamá y el papá adolescente hasta tanto estén los abuelos de ambas partes presentes, porque ellos son menores de edad, desde eso, estamos como sociedad, reproduciendo un sistema que margina, que reproduce unos contextos negativos y que nosotros tenemos el potencial para cambiar”.

¿Cómo se evita?

¿Qué un padre puede hacer para evitar que su hijo se convierta en padre en la adolescencia?

Túa-López señaló que se inicia desde la niñez temprana.

Estipuló que hay que “hacer que los niños sean niños. Nosotros tenemos que atender desde la gestación. En las primeras etapas de vida a todos nuestros niños ofreciéndole una base sólida que se llaman factores productivos. Esa base sólida incluye desde la nutrición hasta los espacios seguros donde se están desarrollando, espacios libres de violencia. O sea, que hay un trabajo que hacer como sociedad para eliminar todo aquello que pueda generar un daño en los niños que están creciendo, que se están gestando, que están desarrollándose en las primeras etapas. Si usted no hace eso en las primeras etapas, ya luego de los primeros ocho años de vida, lo que va a hacer después de eso es remediar lo que no hizo los primeros ocho. Así que ese es la edad donde podemos hacer prevención. Es en las primeras etapas de vida de nuestros niños”.

Reiteró la importancia de promover que los niños tengan una educación exitosa, estabilidad emocional y hasta que ambos padres se involucren en el desarrollo. Señaló que este mismo modelo es el que han promovido desde el Proyecto Nacer y ha producido muchas historias de éxito. Habló, a modo de ejemplo, de una adolescente que logró culminar estudios doctorales en educación y ahora su hijo estudia ingeniería en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).

Entretanto, la secretaria auxiliar de salud llamó a hablar sin tapujos del sexo con los hijos y cuáles son las consecuencias. Pero, advirtió que la orientación debe ser con amor.

Pidió a la comunidad y a la familia a ayudar a los jóvenes a reforzar la autoestima, guiarlos para que puedan conocer cuáles son sus intereses y metas, así como que fijen planes a largo plazo.

“Cuando tú tienes planes, tienes meta, eso es un disuasivo para entrar en conductas de alto riesgo, porque puedes verte, puedes visualizarte en un lugar específico a tal fecha si tú cumples con tu plan de vida, y vas a eliminar todo lo que te pueda desviar de eso. La otra parte que hay que trabajar es la deconstrucción del mito del acto sexual, del erotismo como algo que no tiene consecuencias y que nosotros podemos vivir libremente o en el libertinaje sexualmente”, resumió.