Peñuelas. Nilda Rosa Santiago Echevarría ha dedicado su vida al servicio de los adultos mayores, a quienes les lleva el almuerzo que envían del centro de envejecientes del Municipio de Peñuelas, pero lo hace de manera voluntaria y con sus recursos.

Esta humilde mujer de 50 años divide su tiempo en realizar esta encomiable labor sin alejarse del cuidado que debe proveer a un hijo con condiciones especiales, y a una adolescente de 13 años, quienes dependen completamente de su madre. A pesar de la gran carga familiar, Nilda Rosa saca de su tiempo para ayudar a los demás.

De esa manera, luego de atender sus asuntos personales, se monta en su carrito para buscar las fiambreras y entregarlas, una por una, a “sus viejitos”. Pero no se va de inmediato, sino que se queda para orar por su salud y canalizar cualquier servicio que requieran, tales como ama de llaves o coordinar alguna cita médica.

“Yo misma se las llevo en mi carrito y, de una vez, hago oraciones por ellos y comparto un ratito, es de lunes a viernes. Me gusta ayudar a las personas, les doy apoyo y motivación. Me encanta, me siento feliz y, a la misma vez, hago oraciones a otras personas”, confesó la peñolana desde la plaza de recreo.

“Yo también les ayudo a conseguir otras personas que puedan bregar con ellos o, si tiene una cita, los ayudo a dirigirlos. Hay mucha necesidad en las personas mayores que viven solas, porque se sienten que están aislados”, lamentó.

Igualmente, Nilda Rosa destacó que su relación con el centro de envejecientes vino de la mano de su padre, Gonzalo Santiago Torres, que trabajó allí durante 30 años.

Y aunque su compromiso es inquebrantable, el mantenerse de pie para darle aliento a otros no ha sido fácil.

“Tengo a mi hija, Joslian Marie, de 13 años, que está en séptimo grado de la escuela Rafael Irizarry y tengo dos hijos más: Josué, que está en Florida, tiene 32 años y tengo un hijo con condiciones,

Jonathan, de 33. Es que me dieron varicelas cuando estaba embarazada y se afectó su cerebro y lo tienen con modificación de conducta en un programa de la iglesia”, relató. “Para mí, no ha sido fácil, porque tener un niño con condiciones no es fácil. El municipio le da transportación. Fui madre voluntaria dos años del programa Head Start”, sostuvo.

Así las cosas, el ángel de los adultos mayores de Peñuelas, continúa realizando la buena obra para hacer la diferencia en un pueblo donde esta población quedó marcada por los terremotos del 2020 y el aislamiento ocasionado por la pandemia del COVID-19.

“Yo exhorto a las personas que busquen ayuda sicológica, que no se queden aislados en sus casas. El sicólogo hace su trabajo, pero hay una persona más grande que se llama Jehová, ese papá Dios es el que día a día está con uno y te levanta”, resaltó la bondadosa mujer.

“En las comunidades, que estén pendientes a los viejos que viven solos porque necesitan mucha ayuda, que los escuchen”, exhortó. “Yo seguiré ayudando mientras Dios me tenga aquí. Ayudar vale la pena si te lo propones, porque esa motivación viene de Dios”, concluyó.