La cantidad de gente que llegó el sábado a la comandancia de la Policía en Aguadilla buscando ayuda, apenas les daba tiempo a los oficiales que allí trabajaban de digerir la triste noticia de la pérdida de dos compañeros en medio de la emergencia producida por el Huracán María.

Los agentes Ángel Lorenzo González, de 47 años y Héctor Matías Torres, de 53, fallecieron la madrugada del jueves luego que intentaran cruzar en sus vehículos personales el río Culebrinas que se había salido de su cauce y sobrepasó la carretera PR-2 en jurisdicción de Aguada.

La corriente los arrastró hasta el Valle del Coloso y murieron ahogados.

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“Es un hecho muy lamentable. Es el fallecimiento de dos compañeros, una situación muy difícil para todos los que trabajamos aquí. Llegar a un sitio y ver a tus compañeros muertos... pero tenemos que seguir haciendo el trabajo”, manifestó el Teniente Carlos Peña, director de la unidad de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Aguadilla.

Lorenzo González, natural del barrio Jagüey de Aguada, llevaba 21 años en la Policía y estaba adscrito a la unidad de Patrullas de Carreteras en Aguadilla y Matías Torres, quien residía en el barrio Hatillo de Añasco, llevaba 22 años en la fuerza policiaca y estaba destacado al Polígono de Aguadilla.

Según Peña, ambos agentes asignados a tránsito durante la emergencia y trabajaron desde las 6:00 a.m. del miércoles hasta las 4:30 a.m. del jueves.

“Ahí tomaron la decisión de tomar sus vehículos en el Aguadilla Mall y salir hacia sus casas. Decidieron ir en un convoy de tres compañeros y el primer agente logró pasar el río porque tenía el vehículo más alto. Cuando llegó al otro lado, les hizo señas para que no pasaran, pero aparentemente no lo ven y se tiraron. Desgraciadamente, la corriente se llevó a los dos vehículos”, narró Peña, quien describió a ambos agentes como excelentes compañeros.

“El agente Lorenzo era muy disciplinado y hacía muy bien su trabajo y el agente Matías llevaba muy bien el mensaje de seguridad, de cómo es el uso de armas de fuego y como compañero era excelente. Una persona cristiana que siempre andaba con su biblia”, agregó Peña.

El agente Harry Muñiz, encargado de la investigación, apenas podía mantener la compostura ante la situación.

“Son dos hermanos de sangre azul. A veces uno tiene que sacar la fortaleza, porque siente el dolor de las familias cuando tiene que entrevistarlos. Como profesional, hay que hacer el trabajo. Pero cuando ves a un compañero uniformado, lo siente”, dijo Muñiz mientras hacía un esfuerzo por contener sus lágrimas.

“Es fuerte. He visto la pérdida de otros compañeros, pero bajo esta situación, perder dos compañeros a la vez, es demasiado fuerte... pero la vida continúa”, aseguró resignado.

Otra víctima ahogada en Aguadilla

Mientras, el huracán reclamó también la vida de una mujer que se encontraba encamada cuando su apartamento en el residencial José Aponte de Aguadilla se llenara de agua y muriera ahogada.

La víctima fue identificada como Álida González Ruiz, de 73 años y residente del apartamento 290 en el edificio 31 del mencionado complejo residencial, una zona propensa a inundaciones.

Según narró su vecina y ama de llaves, Iris D. Crespo, a eso de las 11:30 p.m. del miércoles, el hermano y custodio de González Ruiz gritó por ayuda, y aunque entre todos los vecinos lograron sacarla del apartamento, fue demasiado tarde.

“Yo le preguntaba por el balcón si todo estaba bien y él me decía que sí. Pero de momento, empieza a gritar que ella se estaba ahogando. La encontró bajo el agua y con el ‘mattress’ encima. Trató de sacarla, pero no pudo solo”, apuntó Crespo.

“Entre mi hijo, el vecino, mi esposo y yo, la subimos a casa (en el segundo piso del edificio), mi hijo le intentó darle respiración boca a boca, pero ya era tarde. Hicimos lo que pudimos”, comentó entristecida.

El residencial José A. Aponte ubica justo frente a la comandancia de la Policía de Aguadilla, pero la cantidad de agua que había en el lugar era tal que fue imposible a las autoridades ir al rescate.

“Yo le grité a los guardias y ellos me dijeron que la subiéramos al segundo piso, que no podían hacer nada, porque todo estaba inundado”, contó Crespo.

La muerte fue confirmada por el capitán Eduardo Rivera González, director auxiliar del Cuerpo de Investigaciones Criminales de Aguadilla.

Según Rivera González, los residentes del lugar son conscientes de que se trata de una zona inundable y fueron alertados de que abandonaran el residencial como medida de precaución.

“El personal de la Defensa Civil, Manejo de Emergencias y el propio alcalde (Carlos Méndez) estuvo desde bien temprano haciendo ese llamado para que personas que entiendan que vivían en zonas de alto riesgo se movieran del lugar. Ese llamado fue continuo”, sostuvo el oficial.

El propio cuartel de la policía sufrió severos daños por la inundación. El primer piso también se llenó de agua y al menos cuatro patrullas sufrieron desperfectos mecánicos por la gran cantidad de agua que allí e acumuló.

Rivera González indicó que una segunda persona falleció la misma noche, pero no se vinculó directamente al fenómeno atmosférico.

“Sí fue durante el paso del huracán, pero un médico certificó como una muerte natural”, expresó.

Se van a enterrar con todos los honores habidos como policías caídos en el cumplimiento del deber

Es una situación bien difícil para nosotros. Llegar a un sitio y ver a tus compañeros muertos... pero tenemos que seguir haciendo el trabajo”

“Son dos hermanos de sangre azul. A veces uno tiene que sacar la fortaleza, porque siente el dolor de las familias cuando tiene que entrevistarlos y como profesional, hay que hacer el trabajo. Pero cuando ves a un compañero uniformado, lo siente.

“Es fuerte. He visto la [pérdida de otros compañeros, pero bajo esta situación, perder dos compañeros a la vez, es demasiado fuerte... pero la vida continúa.

“Eran excelentes compañeros, cristianos y muy especiales. Esto es una tremenda pérdida para la Policía de Puerto Rico”

Teniente Damaris Morales del CIC de Aguadilla.