Añasco.- La creatividad no tiene límites... y menos cuando se trata de combatir el calor.

A los 67 años, un pensionado del barrio Caracol, de Añasco, se las ingenió para construir un carrito en forma de bote para vender sabrosas piraguas y, de paso, entretenerse y buscarse un dinerito adicional.

Fue así que desde hace varios meses Manuel Durán Sagardía, a quien se le conoce cariñosamente como “El Compa”, comenzó a hacer una clientela cerca del semáforo de la PR-2 y la carretera 402, en ruta hacia la playa y la salida hacia el pueblo de Rincón.

“Me inventé esta cosita, que la hice yo mismo, para entretenerme, porque si uno se queda en la casa le empiezan a salir achaques, la depresión tumba a uno. Aquí estoy, hablo con la gente que llega y hago mis pesitos’’, dijo El Compa con un espectacular sentido de humor.

Éste recordó que cuando era niño las piraguas se vendían a tres centavos y las servían en un conito. Pero, con el alto costo de la vida, ahora se venden a $1, $1.50 y hasta $2.

“El precio del hielo está por las nubes, los sirops estos también, los vasos ni se diga. Pero, la temperatura en Puerto Rico es caliente todo el año y ahora que estamos en verano no hay nada mejor que una buena piragua, así que a chupar todo el mundo’’, expresó.

El Compa dijo que en Añasco hay un piragüero en el casco urbano, uno en el barrio Carreras, otro que se para en Cuatro Calles, otro en Piñales y él, que lleva poco tiempo, en el sector Caracol, donde “empecé hace pocos meses a ver cómo se combate el estrés’’.

Durán Sagardía vende sus piraguas de martes a sábado, porque los domingos, “ese día es para ir a la iglesia y cuando salimos nos quedamos en la casa’’.

“El sábado es el mejor día (de ventas). Aquí la clientela es de todas las edades, hombres, mujeres y niños. Cuando tienen calor se detienen y piden una piragua del sabor de su preferencia y se la preparamos con mucho cariño’’, dijo el añasqueño cuyos clientes son tan variados que van desde Aguada a Rincón, así como turistas extranjeros que se hospedan en hoteles y paradores de la región oeste.

“Una argentina que se estaba hospedando en uno de los hoteles de Rincón pidió una de vainilla y le gustó muchísimo’’, recordó El Compa.

Ahora este pensionado se propone vestirse de capitán, porque se encuentra construyendo otro carrito de piragua, replica de un barco de 14 pies de largo, para añadir, además de piraguas, agua embotellada, refrescos y hasta algunos dulces típicos del país.