Que si se comen los coquíes, que si son venenosas, que si hay que matarlas con agua caliente, sal o cloro… son algunos de los inventos que se pueden leer en las redes sociales sobre las ranas cubanas y el modo de exterminio.

Pero, el investigador y zoólogo de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras, el doctor Rafael Joglar, desvaneció con sus expresiones todo lo que se ha vertido alrededor de esta especie invasora. Pues, según contó a Primera Hora, no se comen los coquíes y solo causan irritación en la piel.

Fue más lejos al asegurar que la rana cubana es más beneficiosa para la población de lo que se cree. Por ello, mandó a todas aquellas personas que le moleste el ruido nocturno que emiten a ponerse tapones en los oídos.

Relacionadas

Es que, tras años de estudios, específicamente desde la década de los años 90, el catedrático dio por sentado que “las ventajas de la rana cubana y los beneficiosos de ellas superan por mucho los pequeños problemas que puedan traer”. Dijo que así lo hará constar en su próximo libro.

A modo de ejemplo, comentó que son un “depredador nocturno”, que comen animales que sí hacen daño al ser humano.

“Comen mosquito, moscas, cucarachas y rajieritos (ratones pequeños). Así que nos están haciendo un favor tremendo la rana cubana. En ese sentido, son nuestras aliadas”, señaló.

Entre otras cosas, comentó que en los pasados años ha abierto cientos de ranas cubanas y que no ha encontrado ni un solo coquí en sus estómagos. Dijo que, por esta razón, no se les puede culpar de los problemas que enfrentan los coquíes.

“Podría comerse un coquí de vez en cuando. Pero, no he encontrado ninguna que haya abierto que se haya comido uno”, sentenció, al aludir que en el último año abrió unas 200 ranas.

Dijo que, en los San Pedrito, el Múcaro Puertorriqueño y en otras especies de aves es más común encontrar que se hayan comido coquí que en estas ranas originarias de Cuba.

No obstante, este estudioso de los coquíes aludió a que ni siquiera este proceso común de la cadena alimenticia es la responsable de la desaparición de tres especies de estos anfibios nativos y la disminución de la población en general.

Señaló a aquellos que echan el herbicida Roundup en sus hogares como los culpables de que la población de coquíes de la Isla esté en problemas.

“Eso es lo que está acabando con los coquíes”, denunció el experto, al exponer que el coquí es un animal muy delicado de la piel y no tiene defensa para este poderoso herbicida.

Otros problemas que señaló fue el cambio climático, la deforestación y la contaminación.

“No tiene nada que ver con rana cubana”, dejó claro.

El investigador también contó que las ranas no son peligrosas para el humano. Comentó que en momentos en que realiza sus estudios, y que tiene que sostener más de dos de estos anfibios, ha optado hasta por ponérselos en su boca para aguantarlos. Estipuló, de hecho, que una sola rana cubana que encontró en los predios de la IUPI fue la única que la ha ocasionado irritación.

“A veces me las ponía en la boca y nunca me pasó nada. Pero, esa sí me quemó la mano”, sostuvo para ejemplificar que las ranas cubanas no son peligrosas.

De paso, el catedrático expuso que “mi preocupación es con el maltrato que se está dando con la rana cubana. Me preocupa que la gente en los medios sociales está diciendo, y repiten como papa gallo, que la rana cubana está acabando con el coquí en Puerto Rico, que hay que echarle cloro, agua hirviendo y sal. Eso es maltrato animal. Puerto Rico es un país de vanguardia y prohíbe el maltrato animal”.

Invitó a los boricuas a permitir que la rana cubana siga su tarea de eliminar mosquitos, moscas, cucarachas y ratones pequeños. Dijo que, si le molesta demasiado su presencia, es favorable que se ponga un guante o tome una bolsa Ziplock en su mano para cogerla y llevarla a otro lugar.

Además, Joglar indicó que todos aquellos que se unen para abogar en contra de la rana, así como los que luchan contra los caimanes, las serpientes venenosas y otros animales invasores que se unan para reclamar del gobierno acción para evitar que más especies entren a la Isla. Es que alegó que “el mercado está abierto” y no encuentra una acción correctiva que lo evite, ni de parte del gobierno y mucho menos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

“No se está haciendo nada. La gente del DRNA no existe. La señora que está ahí, (Anaís Rodríguez), no tiene idea lo que es la rana cubana ni las especies invasora”, concluyó.