Muchos se resignan a vivir en la pobreza
Vecinos de Patillas y Salinas coinciden en que el Gobierno y los municipios deben buscar alternativas
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Residentes de Patillas y Salinas lamentaron ayer que la triste realidad de sus municipios sea que están entre los pueblos con mayor índice de pobreza en el País.
Esos fueron los resultados de un estudio reseñado ayer en Primera Hora, realizado por investigadores de la Universidad de Puerto Rico en Cayey.
Este diario visitó estos pueblos, donde la mayoría aceptó que la situación económica está mal, obligando a muchos a buscar su sustento “donde sea” o a resignarse a ver cómo empeora la situación en espera de que el Gobierno mueva sus fichas para que se vea el progreso.
Por la calle principal de Patillas caminaba a toda prisa Rosa Padilla, quien dijo estar sorprendida con el estudio.
“Aquí no hay mucho trabajo y sin eso no se mueve la economía”, señalo, al agregar que el Gobierno no puede hacer mucho.
Destacó que hace falta que la gente desarrolle proyectos de agricultura, avalados por la ciudadanía y el Gobierno.
Por su parte, Santos Ortiz, quien dijo que vive bajo el nivel de pobreza, sostuvo que por más que piensa no tiene idea de qué hacer para mejorar la crisis que vive su pueblo.
“Los gobiernos tienen que aprender a tomar decisiones que favorezcan al pueblo”, indicó. Aseguró que ya muchos se han acostumbrado a vivir en la pobreza.
“Esto no va a mejorar, seguirá empeorando”, insistió el también incapacitado.
Del mismo modo, el ciudadano José Antonio Díaz señaló que la situación es crítica y muy triste.
Mientras, en Salinas, todos coincidieron en que hace falta más apoyo del Gobierno para que los pequeños y medianos comerciantes no se ahoguen en impuestos obligando a muchos a cerrar sus negocios.
Carmelo Santiago expresó que los ciudadanos deben unirse y protestar para ejercer presión.
“Hay gente que quiere trabajar, pero el Gobierno se las pone difícil con los permisos”, argumentó el barbero.
De otra parte, José A. Cintrón recordó que su pueblo era próspero, cuando la economía era impulsada por la industria azucarera.
“Desde que se acabó el azúcar el pueblo empeoró”, dijo.
Señaló que ni la pista de carreras de autos ni el Campamento Santiago de la Guardia Nacional les dejan dinero, que no hay trabajo y que en la mayoría de los casos la necesidad obliga a la gente a buscarse el pesito en actividades delictivas.
El comerciante Tomás Morales manifestó, por su parte, que la crisis económica que atraviesa su pueblo le ha tocado enfrentarla, pues tuvo que abrir un negocio en la Plaza del Mercado para pagar menos renta y balancear su presupuesto para mantener a su familia.
“El Gobierno debe eliminar los impuestos para que la gente tenga dinero para comprar”, mencionó Morales, quien destacó que el Municipio necesita ser más agresivo en promover el turismo.
“Espero que mejore en un futuro no muy lejano, ya no se puede vivir así”, expresó.