Loíza. Justo en el momento en el que los vientos del huracán Irma se hacían sentir en Loíza, la furia de una ráfaga desprendió de raíz un gigante árbol de pana ocasionando que cayera sobre la casita de madera donde Luis Alonso Díaz vivía con su esposa y tres niños. 

En cuestión de segundos el humilde hogar quedó derrumbado. Y de la catástrofe fueron testigos Luis y su familia, quienes ante la peligrosidad que representaba el ciclón decidieron resguardarse en casa de un familiar que vive a pasos de su residencia ubicada en el sector Los Ayala del barrio Medianía Alta.

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Allí, desde una de las ventanas observaron el momento en el que la estructura se fue al piso. El mayor de los niños, Christian, de 12 años, lloraba desconsolado. Mientras, sus hermanitos Charelis (10 años) y Luis (9 años) miraban atónitos lo ocurrido junto a su mamá, Leilany Velázquez.

En medio de su inocencia, Christian, le decía bajo sollozos a sus padres que le preocupaba haber perdido una asignación escolar que debía entregar esta semana.

“Yo le decía, no llores… eso no es nada. La volvemos a hacer”, cuenta el progenitor al destacar que, su prioridad, en ese entonces era proteger a su familia.

“Gracias a Dios que me fui de la propiedad con los nenes y evité una tragedia”, comentaba ayer el hombre mientras observaba los escombros.

Luis miraba a su alrededor y trataba de ubicar en el espacio derrumbado dónde estaban los dormitorios de los niños, la sala, la cocina y el baño de la que fue su casa por los pasados 10 años.

“Mira, allá al fondo está el sofá… y detrás de esa pared que se cayó están los gabinetes y la estufa”, expresó lamentado el hombre que trabaja en un hotel de Río Grande y quien dijo aún estar en “shock” por lo sucedido.

Una familia clama por ayuda para recuperar su vivienda.

Los niños también trataban de localizar entre la devastación sus pertenencias. “Aquello rosita que ves allí es mi (Little) Pony. ¿Lo ves?”, dijo curiosa la nena. Mientras, el chiquitín de la familia festejaba que sus mascotas, dos gallos y dos gallinas, sobrevivieron al huracán. “Éste se llama Miguelito y este de acá es Lift. A las gallinas yo les digo ‘las gemelitas’ porque son hermanas. Ellos quedaron pillao’s con un árbol pero no se murieron”, relató el pequeño Luis.

Ahora la familia está en el proceso de “recuperar poco a poco” lo perdido. 

“Me he quedado sin nada. Lo único que pude salvar fueron unos papeles importantes y una bolsita de ropa para los nenes. Pero, poco a poco, luchando vamos de nuevo pa’ lante”, expresó esperanzado.

Agregó que ayer notificó lo ocurrido en el Municipio, donde empleados y la alcaldesa Julia Nazario, hacían gestiones para proveerles artículos de primera necesidad, entre otras cosas.

“Ellos están haciendo todo lo posible pero me dijeron que el Gobierno tiene que declarar a Loíza zona de desastre para que puedan llegar otras ayudas como las de FEMA (Agencia Federal de Emergencias). Yo lo que quiero es que me ayuden a buscar una residencia en lo que vuelvo a levantar esta”, dijo quien, por el momento, pernoctará en casa de su abuela pues la casa de su mamá (Sonia Díaz) también fue golpeada por el árbol doblando unas planchas de zinc que sirven de techo.

Según datos ofrecidos por la Alcaldesa, en Loíza, al menos 79 viviendas resultaron con daños graves a causa del paso cercano del huracán Irma por Puerto Rico. Otros residentes, también han reclamado pérdidas de enseres y mobiliarios debido a inundaciones. El cálculo total de daños aún está bajo evaluación, indicó Nazario.

Los interesados en ayudar a Luis y a su familia pueden comunicarse al (787) 564-4593.