Maximiza la energía
Los ciudadanos deben evaluar los flujos de la brisa en sus hogares.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Llegó el verano, y con éste, el intenso calor y la desesperación por encontrar un rinconcito en la casa donde el aire sea más fresco y uno no se sienta tan exhausto.
En los estantes de las tiendas uno puede encontrar cuanto tipo de abanico existe, desde tipo torre, de pared o de techo, pero de nada vale que usted compre uno de esos aparatos si no sabe colocarlo estratégicamente en su hogar.
Son muchos los puertorriqueños a los que todos los meses les tiemblan las rodillas de sólo pensar en su nueva factura de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).
A otros muchos boricuas verdaderamente no les importa cuánto más tengan que pagar por el consumo de luz, pues su prioridad es descansar con el acondicionador de aire prendido por horas y acurrucarse toda la noche debajo de un pesado edredón.
Pero este escenario es reflejo de la falta de conciencia del país, tanto en el aspecto colectivo como el individual. Lo ideal, en todo caso, sería mejorar la eficiencia energética, moviéndonos en una dirección más renovable, menos dependiente de los combustibles fósiles.
“En los meses de verano (mayo a septiembre) la factura de electricidad refleja un aumento promedio de 30 por ciento”, indicó el arquitecto Fernando Abruña, portavoz de la Alianza Eólica para el Desarrollo Sostenible de Puerto Rico.
Para combatir el calor, si es factible económicamente, las familias deben invertir en acondicionadores de aire energy savers, cuyo valor del energy efficiency ratio sea alto, como 13, por ejemplo.
El EER es la salida del frío dividido por el consumo de electricidad. Mientras más alto es el EER, más eficiente será el aparato.
Pero ¿qué sucede si la familia no puede invertir en un acondicionador de aire?
Pues, la estrategia más fácil y económica es pintar el techo de blanco e instalar un abanico de pared, no de plafón. Uno de los asuntos que enfrentan muchas personas es que ponen un abanico en el plafón, pero el viento que sopla es caliente. Esto se debe a que si no hay material de aislamiento en el techo, el abanico lo que hace es empujar hacia abajo el calor que se acumula en esa parte de la estructura.
¿Cómo se puede garantizar un mayor flujo de la brisa en el hogar?
Uno debe tratar de que la mayor cantidad de aire entre por la fachada norte, que es por donde menos radiación de sol se recibe durante el día.
Una de las creencias populares más erradas en cuanto a cómo mantener las residencias frescas es mantener las ventanas cerradas.
El experto Abruña recomienda que todas las ventanas deben mantenerse abiertas, sobre todo para garantizar la ventilación cruzada, fenómeno que se da cuando hay ventanas en dos paredes de una habitación.
El perito también sugirió que, para aliviar los calores típicos que se generan en la cocina por tener el horno o la estufa encendida, se compre un pequeño abanico giratorio.
En cuanto al cuarto donde están la lavadora y la secadora del hogar, se recomienda que ambos enseres estén instalados en un espacio abierto o con ventana y que la secadora tenga el tubo por donde se extrae la pelusa y el calor.
También los dueños de casa deben procurar instalar la iluminación que menos calor genere: bombillas compactas fluorescentes o las que son de tipo LED.
En un panorama incierto sobre cómo Puerto Rico aumentará la generación de energía con fuentes renovables para disminuir su dependencia del petróleo, Abruña lo que sí aseguró es que para el 2015 la AEE tendrá que hacer algo dramático para cumplir con los nuevos estándares de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) y las emisiones de azufre que genera la quema de combustibles fósiles en las plantas generatrices.
“No hay duda de que hemos adelantado algo, pero todavía no hay suficiente información como para poder concluir cómo vamos a cumplir con esos nuevos estándares. Aún dependemos demasiado de los combustibles fósiles. Puerto Rico requiere de un plan más agresivo de fuentes renovables”, dijo Abruña.
Por el momento, mientras el Gobierno se pone de acuerdo en cómo va a enfrentar los desafíos en el ámbito energético, los ciudadanos pueden poner de su parte.
Durante los últimos tres años se ha registrado una reducción significativa en el costo de sistemas de paneles fotovoltaicos. Para una casa terrera promedio, la inversión e instalación del sistema pueden representar unos $30,000. Pero es en la reducción en la factura de la AEE que se observa el verdadero ahorro.
Y es hora de comenzar a tomar acciones individuales. Según el portal nationmaster.com, el consumo de energía eléctrica anual en Puerto Rico coloca a la Isla en la posición número 46 de un total de 216 países.
A esos efectos, los puertorriqueños deben abandonar el tradicional patrón que los convierte en energívoros.