Basta caminar por la Plaza Las Delicias con Mariny Vázquez para darse cuenta del impacto que tiene su figura en el pueblo de Naguabo. La gente la reconoce de lejos, le toca bocina para saludarla, se detienen para abrazarla y hablar con ella, lo que evidencia que su rol como líder de la calle ha logrado calar hondo entre su gente.

Es que esta mujer de 46 años es la propulsora del movimiento social “Naguabo Somos Todos”, un grupo de ciudadanos comprometidos y enfocados en crear iniciativas para ayudar a las comunidades de ese municipio. Su labor se remonta a la infancia.

“Recuerdo en sexto grado estar en la escuela de Río Blanco con el reglamento defendiendo el derecho de los estudiantes. Ser una líder de la calle es parte de lo que algún día descubrí que era importante hacer y todo empezó porque uno aprende que la vida tiene que ser justa y solidaria. Cuando empiezas a caminar en las comunidades y te das cuenta que eso no es así, pues hay algo que te dice que las cosas tienen que cambiar”, explicó Vázquez, quien es oriunda del barrio Cubuy.

En el trayecto, Mariny se topó con un panorama sombrío donde la situación fiscal del País ensombrece las posibilidades para las comunidades desventajadas. Es esa realidad la que caló hondo en la líder y la llevó a hacer un llamado para provocar la acción comunitaria.

El movimiento social que dirige cuenta con representación de nueve de los 11 barrios de Naguabo y se enfoca en proyectos para la comunidad. Previo al huracán, limpiaron y restauraron la Plaza Las Delicias, también trabajaron con la limpieza del puente de Florida, además de otras gestiones de entrega de materiales escolares y ayudas a las comunidades.

Mariny reconoce que ha aprendido a forjarse como líder, mientras sigue creciendo como ser humano.

“Tengo que ser honesta, no siempre fui buena líder. El líder es algo que se construye. Es como el barro en manos del alfarero… va tomando forma. Hay etapas en que uno lo quiere hacer todo, o va muy rápido y atropella un montón de gente. Hay que aprender a ser invisible, pero hay que aprender también lo importante de ser visible y eso te lo va enseñando el ser líder de la calle. Ese camino es el que me hace con mucha alegría ser la líder que puedo ser hoy”, reconoció Vázquez.

También se ha topado con experiencias reconfortantes y otras difíciles, pero todas forman parte del aprendizaje y han sido claves para la formación de su liderato, el cual asegura fue una encomienda que viene desde lo alto, por lo que el compromiso es aún mayor.

“Los días se ponen bien duros porque, lamentablemente, el hacer el bien a la gente no le gusta y va a haber gente que te va a perseguir y van a tratar de mancillar el trabajo, pero esas son las pruebas de que ser el líder de la calle es una tarea que nos toca y en mi caso yo sentí que Dios hizo un llamado. Lo más hermoso es que es como un virus que se empieza a multiplicar. Eso todos los días me emociona, me compromete y me asusta”, finalizó Vázquez,  quien recientemente fue seleccionada como una de 30 puertorriqueños  (de 220 solicitantes), que entrarán a la Escuela de Incidencia Social, un proyecto de la organización chilena Espacios Abiertos que busca dar herramientas a los líderes para hacer cambio social.  ¡Enhorabuena!