María Luisa: la esperanza de los más necesitados
Hace 11 años que María Luisa Rosario se levanta de madrugada para ofrecerles un desayuno caliente a las personas sin hogar en Orocovis.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Orocovis.- Una típica boina verde oscuro enmarcaba perfectamente su rostro. Sus ojos grandes detrás de unos espejuelos a mitad de nariz denotaban esperanza. Su sonrisa personifica el amanecer que, día tras día, ofrece a los más necesitados.
“Yo soy cocinera, hago limpieza, soy la doctora corazón y hasta trabajadora social. Todo eso hago con los muchachos, con los deambulantes, desde el 17 de mayo de 2000”, narró la pintoresca mujer.
Así como reciben pan, también pueden alimentarse con “cremitas, pancakes, sándwiches, hot dogs, hamburgers y postre”.
Alrededor de 20 personas reciben el pan tempranito en la mañana de manos de María Luisa Rosario en la Fondita Juan Bosco. Depende del menú del día, la voz se riega en la plaza de Orocovis.
“Si hago algo bueno, aunque todos los días cocino bueno”, cuenta entre risas, “se lo comentan unos a otros. Si hago hot dog o hamburgers, vienen a las millas de chaflán”.
Su gesta de lunes a viernes comienza a las 2:00 dos de la mañana. “Tomo una tacita de café, me doy el bañito, hago el Santo Evangelio, la santa lectura y hago ejercicio, alzo pesas. Me visto y el carro público va a buscarme a las 3:30 de la mañana. Enseguida hago el cafecito acá (en la Fondita) y ya a las 5:30 (de la mañana) ellos están llegando”, contó la mujer de 72 años.
Motivada por el apostolado, María Luisa relató que siempre le ha gustado “bregar con enfermos y con estos muchachos”. “Creo que eso fue un don que Dios me dio. Me gusta servir porque la palabra de Dios es amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”, afirmó la mujer que vivió muchos años en Nueva York y también allá ayudaba a los necesitados.
“Lo hago todo con amor y con mucha dulzura. El día que no lo hago, sábado y domingo, me hace una falta tremenda”, destacó María Luisa, quien también es viuda y madre de dos hijas. “Yo me levanto con una sonrisa y me acuesto con otra sonrisa”, agregó.
La experiencia la describe como “maravillosa, bien bonita”. Según relata, los “muchachos”, como les dice, les cuentan sus problemas y situaciones para recibir sus consejos. Le piden la bendición y se muestran agradecidos de su servicio. “Dondequiera que se paran hablan bien de mí. Dicen: ‘Ésta es la madre de nosotros’. Yo los trato bien y si voy a regañarlos, los llamo aparte”.
Para José Luis Marrero, también conocido como “Karate”, la oportunidad de recibir desayuno todos los días de manos de María Luisa es un privilegio. “Lo que ella hace es bonito porque ayuda a todo el mundo no solamente en el pueblo, sino en Alturas (de Orocovis), donde vive. Es una persona buena”, dijo el limpiabotas.
¿Quién la ayuda a usted?
Papá Dios. Yo estoy solita allí. Al principio iba mucha gente a ayudarme, pero poquito a poquito se fueron alejando y me quedé solita, pero como solo no hay nadie porque siempre está Dios.
Si por alguna razón no puede ir a servir desayunos, la Fondita permanece cerrada.
Según María Luisa, los fondos para ofrecer alimentos en la Fondita los obtiene por parte de los sacerdotes y la ofrenda de los feligreses de la parroquia San Juan Bautista “porque no obtenemos absolutamente nada de otra persona. Solamente ellos (los feligreses) ayudan”.
Ejemplo perfecto
“Ella escudriña. Para ella, no hay obstáculos, ella nunca se crea problemas. Al contrario, se desvive y sigue buscando. Vive feliz así”, dijo el padre Adán Marrero, quien describió a María Luisa como el ejemplo perfecto de la misión de la Fonda Juan Bosco.
“A través del pan han llegado muchas cosas, el pan espiritual también, la cercanía de una madre que los escucha, les da de comer, los orienta y los regaña de vez en cuando para que su vida pueda tener un caminar feliz”, puntualizó el sacerdote.