Cerca de una veintena de jóvenes que instalaron un campamento de protesta hace dos semanas en la playa Los Almendros de Rincón celebró con mucha cautela lo que consideran la primera victoria en su lucha contra la polémica reconstrucción de las áreas recreativas del Condominio Sol y Playa.

Tras enterarse que la Junta de Planificación paralizó el proyecto por una presunta ilegalidad en la otorgación de permisos de obra en la zona marítimo-terrestre, estos manifestantes que llegaron de distintos pueblos de la Isla se abrazaron y hasta lloraron de alegría, ante el sacrificio que voluntariamente hicieron al comprender la importancia de pelear en defensa de las playas y la protección de especies en peligro de extinción.

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Sin embargo, a pesar de la alegría que les produjo esta noticia, los integrantes del Campamento Carey aseguraron que no se moverán del lugar hasta que quiten todos los materiales y equipos del área de construcción.

“De verdad que fue algo que nos llenó de alegría y esperanza, pero lo tomamos como una primera victoria. No pensamos abandonar esto hasta que eliminen todo el material de construcción que tienen ahí y recojan verjas, varilla y la excavadora que tienen en ese terreno, y de manera inicial, que los policías quiten esas vallas”, confesó la cayeyana Gabriela Flores.

“Cuando se vayan ellos, nosotros también nos iremos, porque no vamos a abandonar esto para que nos traten de coger de lo que no somos. Han sido grandes sacrificios y una batalla constante… esta primera noticia nos llena de mucha alegría”, expresó.

Por su parte, Alaihia Lloret, que hace más de una semana se apostó frente a un camión para evitar que continuara la controvertible obra, señaló que se siente “feliz, pero pendiente todavía”.

“Nos abrazamos y sentimos tanta alegría. Todo este tiempo y sacrificio que hemos hecho aquí para defender nuestras playas y las tortugas, los carey y los tinglares, valió la pena. Se está haciendo justicia y que, estando en el lado correcto de la historia, sí vale la pena”, expuso en entrevista con Primera Hora.

Señaló que luego de dos meses de comenzar las protestas, la emoción sentida hoy “es grande”.

A distancia, los jóvenes observan el perímetro ampliado por la uniformada que también lleva varias semanas en el lugar, y describieron sus rostros “como incrédulos”.

“Pero aquí estamos fiestando y dejándoles saber que no nos vamos de aquí hasta que remuevan todas las máquinas y todos los escombros”, advirtió, al detallar que en el campamento hay residentes de Vieques, Ponce, Mayagüez, Carolina y Patillas, entre otros municipios.

Desde el vecino pueblo de Aguada se les unió Gil Lorenzo, quien sostuvo que la noticia les provocó “muchos sentimientos encontrados”.

“Ha sido mucho el sacrificio. Yo llevo viniendo aquí tres semanas. A veces salgo del trabajo y pierdo tiempo con mi familia; tiempo personal para estar aquí y para poder defender esto. Ver que se está haciendo justicia y que la gente nos apoye, es muy importante para nosotros en este momento”, admitió.

“Mucha gente quisiera estar aquí… nosotros vamos a seguir aquí hasta que todo esto se cumpla por las tortugas y por el pueblo. Si tenemos que estar un año o más, nos quedaremos el tiempo que sea. Aquí hay como 20, pero somos más”, acotó.