En medio del tránsito veloz de la carretera PR-2 de Toa Baja, miles de personas transitan diariamente sin advertir que, a la altura del barrio Candelaria, se encuentra el promotor de la suerte, Luis Matos, un billetero de 43 años de edad que diariamente se establece allí con su mesa, una carpa y el gigantesco cartón que anuncia la disponibilidad de los números de la Lotería Tradicional.

“Llevo ocho años ya aquí con este puesto, que está abierto todos los días. Aquí yo vendo gorros, pan y chicharrón; pero realmente todo se vende a consecuencia de los billetes. La gente lo que viene es a buscar la suerte”, dijo el hombre con una sonrisa contagiosa.

Relacionadas

Hace poco más de ocho años, Matos se quedó sin empleo en una empresa de telefonía. Su padre -del mismo nombre- lo alentó a que lo acompañara en la faena de la venta de billetes de la lotería, labor que realizó toda su vida.

“Mi papá vendió billetes toda su vida y, cuando me quedé sin trabajo, vine a trabajar con él, a ayudarlo. Así empecé a conocer este mundo de los billetes… nunca me involucré en eso hasta que tuve la necesidad al quedarme sin empleo. Mi papá falleció y me quedé con el negocio” dijo.

Matos se levanta todas las mañanas, de lunes a domingo, para colocar de manera visible los números. Sus hijos universitarios le ayudan en la semana ya que, igual que su padre, los instruye en la faena, para que estén dispuestos a atender a quienes llegan hasta PR- 2 tras la pista del billetito que pueda proveer la fortuna anhelada.

“Tengo clientes ya específicos que semanalmente vienen buscando el número ajustado, números en específico, esos yo se los separo para asegurarlos. Otras personas llegan buscando números que no encuentran en sus pueblos y los tenemos a la venta aquí. Esta carretera es bien transitada, porque es el paso para muchas personas que van a sus trabajos”, dijo el billetero al hacer referencia a vecinos de Corozal, Toa Alta, Hatillo y hasta de Humacao, los que llegan tras la pista de algún número que soñaron, les pareció bonito para jugar o por recomendación de otra persona.

Según cuenta Matos, de lunes a jueves son muchos jugadores toabajeños o de pueblos cercanos los que se detienen en su puesto. Sin embargo, los fines de semana son ciudadanos de pueblos distantes los que llegan como consecuencia del llamado chinchorreo del “weekend”.

Han venido hasta de Fajardo buscando los numeritos. Viene mucha gente mayor; las mujeres juegan bastante de todas las edades y también los extranjeros juegan mucho”, destacó al asegurar que, recientemente, se han pegado jugadores con el tercer y cuarto premio; muchos otros con premios menores, “pero siempre vendo algo premiado”.

“Tengo clientes que me han dejado separados los números ajustados que me han dicho que no les van a jugar más porque el número no sale, lo pongo a la venta al público y sale en premio grande. Clientes que no lo buscan después que lo separan y, si no los vendo, me quedo con ellos; si sale el premio es mío, pero sino igual lo pierdo. Generalmente, no se me queda nada”, agregó el vendedor de billetes.

Mientras conversaba con Somos Puerto Rico, varios conductores se detuvieron en la vía en un carril destinado al paseo para revisar los números a la venta en este puesto.

El movimiento vial es numeroso, por eso Matos ha incluido en su puesto la venta de chicharrón, pan, gorros, maví frío y hamacas, entre otros productos. “Algunos vienen buscando un número en específico, otros no. Yo les sugiero uno que otro y, mientras miran los números, también les ofrezco de lo demás que tengo”, dijo el hombre.