A diferencia de la crisis enfrentada en el 2020 por la pandemia del COVID-19, este año los pescadores del País han tenido una buena cosecha en los frutos del mar para esta Semana Santa, a pesar de los sinsabores que continúan experimentando por un salvavidas económico que no acaba de llegar.

Sin embargo, en esta ocasión, la demanda por estos productos frescos supera “abismalmente” la oferta disponible en las pescaderías y villas pesqueras, debido a la cadena de dificultades que enfrentan los pescadores quienes ven limitadas las oportunidades de salir a trabajar.

Aún así, todo lo que llevan en sus manos se vende como pan caliente, aunque lo más que busca el consumidor boricua es el chillo.

“El movimiento que hay de la gente buscando pescado no ha mermado… al contrario, ha aumentado. Lo que pasa es que a veces hay mucha gente que se dedica a buscar unas especies en específico que en algunos lugares ni las encuentras. Ahora mismo, lo más que se está buscando es el chillo...”, reveló el presidente de la Federación de Pescadores Comerciales de Puerto Rico, Miguel Ortiz Serrano.

Expuso que la disponibilidad de ciertas especies varía por región, aunque las dificultades que arrastran los obreros del mar desde el huracán María siguen trastocando la cantidad de pescado dispuesto para la venta.

Esto además de la reducción sustancial en las villas pesqueras del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) que, de 44, ahora quedan 25 y no operan en su totalidad.

“Ojalá y las cosas mejoren en estos días y podamos suplir bastante la demanda de pescado que hay… es lamentable, pero la situación no pinta muy color de rosa que digamos. Es lamentable que los poquitos pescadores comerciales que quedan estén pasando por una situación tan delicada y debido a eso, vas a ver que muchas villas pesqueras están cerradas; hay otras que apenas están a medio pocillo y hay algunas que están trabajando a tiempo completo, pero, comoquiera, para esta temporada la demanda es tan grande que los pescadores prácticamente no dan abasto”, clamó el líder de los pescadores federados al mencionar que actualmente quedan entre 800 a 900 pescadores comerciales en toda la Isla.

Otro de los factores que afectan la pesca a un año de la pandemia del SARS-CoV-2, es la falta de equipos y embarcaciones adecuadas para enfrentar el mal tiempo que afecta a Puerto Rico en estas semanas.

“Los pescadores están prácticamente en la prángana en estos momentos, uno que otro que tiene sus embarcaciones al día y pueden salir al mar y las condiciones del tiempo nos han afectado tanto… sobre todo en el área norte, más que en el área suroeste y debido a eso, la pesca… no es que no hay pesca, sino que ha mermado porque las embarcaciones que utilizamos los pescadores mayormente son embarcaciones entre 18 a 26 pies y las condiciones están tan malas, que a veces en el área norte no pueden salir y es rara la vez que salen ellos”, lamentó.

Por su parte, el presidente de la Villa Pesquera Nuestra Señora del Carmen en Mayagüez, Walter Martínez Arroyo, augura una mejor temporada de ventas esta Semana Santa en comparación con el año anterior.

“Este año, Semana Santa va a ser mejor que el año pasado que básicamente todo estaba cerrado en un 90% y ahora estamos a mitad de ese camino y pues ha sido un poco mejor. El año pasado fue desastroso en el sentido de que empezó la pandemia, nos cogió en la misma cuaresma, la gente no se atrevía a salir de las casas, entonces, pues había almacenado pescado, pero no se movía con la velocidad y ahora se está moviendo, pero por las inclemencias del tiempo no hemos podido salir a pescar”, recordó el pescador comercial de 48 años.

“Básicamente es igual en todo el País, la demanda es más que la oferta. No podemos salir a pescar con la regularidad que queremos, las facilidades todavía siguen afectadas en unas áreas en cuanto a rampa y otras cosas y entonces, tengo unas facilidades excelentes en ese sentido con dos rampas y un muelle, pero una rampa está rota a la mitad, la otra está en pedazos, el muelle está a la mitad. Si vamos a ver, estoy en mejores condiciones que otras villas pesqueras, pero mis condiciones ahora mismo de operar son un poco difíciles”, admitió.

Pero la ayuda para ponerse al día todavía no ha llegado; situación que afecta directamente las reservas de pescado disponibles ante la avalancha de compradores que se espera en estos días.

“Estamos esperando el dinero que FEMA asignó para la reconstrucción por María de la Villa que es la más grande de Puerto Rico y el Caribe. Hace falta que obliguen un fondo adicional estatal para comenzar con el proceso de reconstrucción. Ha sido un tanto difícil, nosotros somos una industria de los trabajadores del mar que siempre nos hemos podido sobreponer a las inclemencias del tiempo, los organismos que trabajan con nosotros… hemos sobrevivido”, asintió.

Mientras que el panorama para los pescadores que salen de la Villa Pesquera de Ponce no es distinto, aunque aquí los obreros de aguas profundas también sufren los efectos de los terremotos.

“La situación de nosotros está un poquito en crisis por el huracán María, la pandemia y los temblores han perjudicado mucho la pesca y se ha afloja’o bastante, ya no es como antes que uno salía y cogía 40 y 50 libras en un ratito. Ahora hay que estar to’ el día y noche pa’ conseguir 25 libras de pesca’o, pero no es lo mismo”, confesó don Harry Fraticelli Rivera, un pescador de 75 años residente en la Playa de Ponce.

“Otro problema es por los temblores que afectaron los puntos de pesca… ahora los sitios que eran hondos, están más hondos y los sitios que eran llanos, están más llano. En sitios donde antes pescaba ahora hay fango y arena porque se taparon… están esas áreas destruidas, igual que mi casita que se destruyó con el huracán María y lo único que me dijeron fue que era elegible a un préstamo… imagínate, con lo que yo me gano…”, contó el septuagenario.

Don Harry expuso otras situaciones que afectan la pesca, entre estas, la necesidad de dragar el área donde tiran sus botes, pues ahora se requiere que naveguen más lejos para poder pescar.

En el caso de Pedro Pérez, quien es buzo, pero actualmente asiste como capitán de una lancha que sale a pescar desde las aguas de Naguabo hasta Vieques, las ventas se han mantenido estables, pero asegura que nada es como antes.

“Las ventas se mantienen, no han subido ni han bajado. Están ahí como estancadas. Los negocios siguen a un 50% de su capacidad y eso limita la venta. Todo ha seguido igual. En comparación con seis o siete años atrás, sería un año bajo en ventas”, comentó Pérez.

No obstante, el pescador asegura que la situación en el mar no ha estado fácil, por lo que la pesca que logran sacar tampoco es como en otros tiempos.