Los avestruces Pedro y Chiquita con nuevas crías
En algunos meses, el agricultor Luis Ortiz Seda sabrá si los hermanitos de los avestruces Sofía, Federico y Fortunato son hembras o machos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Aumenta la prole.
Érase una vez que una pareja de avestruces tuvo sus primeras tres crías en el valle de Lajas. De ese gran día, ha pasado un año. Y el viernes, 3 de febrero, la familia creció cuando Pedro y Chiquita agregaron a su núcleo otros seis nuevos miembros.
En algunos meses, el agricultor Luis Ortiz Seda sabrá si los hermanitos de los avestruces Sofía, Federico y Fortunato son hembras o machos para ponerles nombre. Mientras tanto, los cuida y los protege casi como si fuera el padre de los animalitos.
Ortiz, el también abogado de profesión, proyecta que las aves se sigan reproduciendo en su finca, ubicada en el sector Olivares, para la producción en escala comercial de los derivados de esta especie. “Yo espero que cuando Sofía o cualquiera de las otras hembras que nacieron comiencen a producir, estos nacimientos se multipliquen cada año, porque Pedro, de cuatro años, y Chiquita, de cinco, nacieron aquí y estas crías son netamente puertorriqueñas”, expresó Ortiz Seda.
Todos los días, los avestruces se desplazan por la finca de este agricultor. En las mañanas, acuden todos a los alrededores de su vivienda en busca de alimento. Luego, regresan a su hábitat. “Separé por un tiempo a Chiquita y sus seis nuevos retoños de Pedro y sus otras tres crías para evitar accidentes en lo que los pequeños avestruces cogen peso, para luego juntarlos todos”, indicó.
Ortiz Seda proyecta la producción y venta de la carne, huevos, plumas y piel de los avestruces. Esto fue posible luego de la firma –en el 2008– de la Ley 85 que ordenó al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) liberar esta especie del registro existente de aves exóticas para que fuera considerada como ganado para su desarrollo comercial en la Isla.
“Creo que fue una ley muy buena y que Puerto Rico había tardado mucho en legalizar la crianza de avestruces para carne, producción de huevos, el uso de sus plumas, la piel y otros productos derivados del avestruz”, dijo Ortiz Seda.
Antes de firmarse la ley de la autoría del entonces senador Carlos Pagán González, únicamente se podían tener avestruces en zoológicos. “El futuro de esta industria es muy bueno, porque el avestruz es un animal muy versátil, que requiere poco espacio de terreno, cuesta mucho menos alimentarlo porque come mucha hierba y yo le doy maíz y alimento de conejos, además de que comen piedra, insectos y muchos caracoles”, señaló el agricultor.
El valle de Lajas es uno de los más secos de todo Puerto Rico, lo que lo convierte en el lugar ideal para la crianza de avestruces. Según Ortiz Seda, éste es un animal que tiene que estar en lugares secos para evitar que los nidos se llenen de agua cuando llueva y los huevos se pierdan. “La clave para la reproducción es que no llueva y como ahora están criando, pueden tardar algunos meses en lo que vuelven otra vez a aparearse y que ella comience a poner huevos nuevamente”, añadió.
Un huevo de avestruz puede ser suficiente para que coman hasta 12 personas y su precio ha llegado a fluctuar entre los $500 y $1,000. La hembra puede producir hasta 60 huevos por temporada, que se extiende desde febrero hasta el mes de agosto.
A pesar de su peso y altura, un avestruz puede correr entre cuarenta y cincuenta millas por hora y, según Ortiz Seda, son capaces de enfrentarse hasta a un toro en defensa de sus crías.