Los taínos hablaban arauaco. Quinientos años después los puertorriqueños utilizamos cientos de palabras de esa lengua para identificar un mundo de cosas: ríos, islas, playas, comidas, montañas, música, barrios, bebidas, fauna, flora, utensilios y clima.

Esta lengua enriqueció mucho el español que hablamos hoy, y al darle su sabor lo hizo único y especial. Una muestra interesante de esa rica influencia es el hecho de que cinco siglos después, 36 de los 78 municipios que forman Puerto Rico llevan oficialmente un nombre de origen arauaco.

Se conoce el origen del nombre de la mayoría de nuestros pueblos, pero hay varios que pueden tener más de una teoría que explique ese origen. Para incluir en este artículo todos los pueblos con nombre de origen taíno, seleccionamos alguna de las más aceptadas por los historiadores municipales y/o nacionales. Por ejemplo, Comerío, aunque presentamos aquí la teoría de que era un cacique, existe otra en relación con un negro esclavo que forzaron a cruzar el río. Marcamos con un asterisco los pueblos que mencionamos que, a su vez, tienen varias teorías que tratan de darnos luz sobre su origen. Comenzamos.

De los 36 municipios, 16 honran la memoria de 15 caciques y 1 cacica: Arecibo (Arasibo), Bayamón (Bayamongo), Caguas (Caguax), Canóvanas (Canovanax), Cayey, Coamo (Coamex), Comerío*, Humacao (Macao), Jayuya, Luquillo (Yuquibo), Morovis* y Orocovis (Orocovix), Naguabo (Daguao), Utuado (Otoao), Mayagüez (Yagüex) y Loíza (Yuiza). De éstos hay cuatro de los que conocemos su significado: Cayey, “lugar de agua en la montaña”; Coamo, “lugar llano y extenso”; Utuado, “montaña tras montaña”; Mayagüez “lugar de aguas puras y claras”. De éstos hay tres que fueron excelentes guerreros y les crearon grandes problemas a los conquistadores españoles: Macao (Humacao), Daguao (Naguabo) y Yukibo (Luquillo). El 21% de los pueblos del Puerto Rico del siglo 21 tienen nombre de jefes indígenas.

De los 20 municipios restantes, 11 eran nombres con los que los taínos identificaban lugares, muchos de ellos relacionados con el agua. Aguadilla (Guadilla), “jardín”; Aibonito (Jatibonicu), “río de la noche”; Ciales* (Cibales), “lugar pedregoso”; Guánica, “he aquí un lugar de agua”; Guayama* “nuestro camino”; Guaynabo, “sitio de mucha agua”; Toa Alta, “tierra fértil en la altura”; Toa Baja, “tierra fértil en la bajura”; Vieques (Biequé), “isla o tierra chiquita”; Yabucoa, “lugar de agua en la costa”; Yauco, “lugar de yuca”.

Los últimos nueve que completan esta lista, heredaron nombres con los que los indígenas identificaban cosas en específico: nombre de un fértil valle interior, Gurabo (Burabo o Turabo); dos nombres de árboles, Ceiba “árbol de gran tamaño”, y Moca; dos nombres de ríos, Guayanilla* (Guadianilla) y Maunabo (muy rico en oro); nombre del Sol, Camuy*; y un pueblo con un nombre originado en una leyenda, Maricao, “el sacrificio de María”. Dos pueblos de Puerto Rico tienen nombres indígenas pero curiosamente de origen caribe y no taíno, éstos son Manatí (vaca marina) y Sabana Grande “llanura extensa”.

Si en el año 2008 existen 36 de los 78 municipios del país con nombres indígenas, eso representa el 46.15% del total, o sea, quinientos años después casi la mitad de nuestros pueblos tienen nombres indígenas. Evidencia de la presencia taína en nuestra vida actual. Si la pregunta es rica herencia indígena, la contestación es Puerto Rico.