Trato siempre de estirar el peso buscando de tienda en tienda la mejor oferta, aunque a veces es más lo que se gasta en gasolina, pero los chavitos hay que defenderlos,  como bien nos ha enseñado Dr. Shopper. Fue así como encontré el sofá que tanto había buscado para colocarlo en el patio de mi casa.

No todos estaban contentos con la nueva adquisición. Me lo hicieron saber de inmediato al recibirme con una alfombra de guata blanca a mi llegada a casa. Alguien le había sacado las tripas a uno de los cojines. Al lado de la escena Nacho, mi perro salchicha, asumía con valentía la responsabilidad. Era un acto de desobediencia civil en contra de la ubicación del mueble en su espacio de juego. 

Nacho lleva conmigo seis años, más tiempo que David. Es sereno, obediente y solidario. Llama la atención por sus libritas de más, pues parece más un salchichón que una salchicha. Lupita, mi otra perrita, es diferente; larga y flaca como una longaniza. Y a la vez irreverente, pero muy divertida y amorosa.

Los problemas de Nacho y Lupe con los muebles no son nuevos, son reincidentes en su conducta. Años atrás tuvieron diferencias parecidas dejando sus huellas pintadas en el sofá de la sala. En aquel entonces me recomendaron comprar un pad especial que emite al contacto pequeñas descargas eléctricas. Funcionó más con David que con los perros, ya que brincó como un resorte al sentarse sobre el pad inadvertidamente. Si mi marido respingó, imagínate lo que hubiese pasado con los perritos. Lo saqué de inmediato, prefiriendo negociar con ellos un espacio preferencial en la sala. 

El tener animalitos en la casa es una buena idea. Llevan alegría y complementan la formación de los hijos, quienes aprenden a quererlos y cuidarlos. No es obligado tenerlos, pero si decides hacerlo debes cumplir responsablemente con la atención y cuidado que necesitan. 

Respeto mucho el trabajo que gente como Susan Soltero, Carla Capalli y Roselyn Sánchez, entre otros, hacen para concienciar al país sobre la importancia de amar y cuidar a los animales.

Hace unas semanas escuchaba al jefe de los Bomberos hablando con Rubén Sánchez en WKAQ sobre el espectacular rescate de una yegua que incluyó la utilización de un helicóptero de la Guardia Nacional. Un relato curioso que, además de despertar el humor boricua, puso a más de uno a preguntarse: ¿vale la pena el gasto? 

Me alegró mucho que entre chistes y ocurrencias el saldo final del pueblo haya sido en favor de la yegua. En favor de la vida. Habla esto muy bien de nuestro país.

Volviendo al patio de mi casa, tengo que admitir que no me dio gracia ver el mueble hecho cantos. Obviamente le hice entender a Nacho que lo que hizo estuvo mal, pero sin sacarlo de proporción. No deja ese mueble de ser algo material que no compara en valor con el amor que siento por mis perritos. 

Espero no ser recibida con guata por un buen tiempo, aunque la mirada de Nacho no me brinda garantías. Ya veremos.