Llevan la suerte de generación en generación
Emilio Rodríguez, billetero de Bayamón, relata cómo su familia ha vendido Lotería por tantas décadas
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Cuando tenía 27 años, Emilio Rodríguez dejó su trabajo en la banca y optó por seguir los pasos de su abuelo y su padre en el oficio de la venta de Lotería lo que, a juzgar por los $24 millones en premios que asegura haber vendido durante sus 34 años de trayectoria, ha sido de suerte en su vida… y en la de muchos clientes.
“Lo más grande que he vendido ha sido de $1 millón; he vendido $24 millones en el trayecto que llevo como vendedor, pero yo soy mayorista y, aunque sale de mi billete, los vende un vendedor”, estableció quien ahora se dedica a la venta al detal desde First Bank de Rexville Town Center, en Bayamón.
De hecho, una de las anécdotas que más atesora, según contó, se dio hace unos años cuando una clienta no pudo comprarle un billete al que solía apostar con el número 15616 y se dio.
“Era una amiga de mi esposa. Ella me pidió si le podía conseguir un billete, era el número 15616. Ella lo estaba jugando y llegó un momento en que no me lo pudo comprar, llevaba semanas que no me lo compraba. La quinta semana salió en el primer premio con $150 mil y yo tenía el billete y ella me debía cuatro semanas que eran $125. La llamé y le dije: ‘Tengo tu billete y salió con el primer premio’. Ella me dice: ‘Pero Emilio yo no lo pagué, nadie hace eso’”, relató el vendedor.
Emilio le dio aquel billete premiado. Su amiga le pagó los $125, pero –además- le regaló, “$10,000 a mi esposa, que era su amiga. Se lo di porque esa no era mi suerte, no era mi número”, contó quien continúa ayudando de buena fe a sus clientes, a veces sugiriéndoles los números que a él le gustan o “buscando cábulas que todo el mundo busca”. Sobre sus inicios en el mundo de la Lotería, Emilio, de 61 años, dijo que, aunque su abuelo Secundino Rodríguez, y su padre Emilio Rodríguez, vivieron del oficio y conocía el negocio, fue retante el proceso de lograr la simpatía de los clientes. “Estuve como un año levantando el negocio de al por mayor… Aprendí a trabajarlo. Es un negocio que, si lo sabes trabajar, no tienes que envidiarle el sueldo a nadie. En verdad da para vivir humildemente, no te vuelves rico, pero las ventas son muy buenas. Y, lo más que me gusta, sinceramente, es que no le debo a un jefe nada, soy mi propio jefe, trabajo cuando quiera, si no me siento bien no tengo que llevar un certificado médico y me gano lo que yo quiera”, afirmó el vendedor.
De hecho, destacó que sus clientes más leales han sido siempre las personas de la tercera edad. “Por lo regular, esta tradición la compran mucho las personas mayores, siempre me gustó esa dinámica de bregar con los viejitos. Al por mayor se brega más con el vendedor, pero al detal te permite interactuar con clientes, que es una dinámica bien interesante porque uno relaja, pasa corajes, como todo”, expresó.
Ya pronto, dijo, se retira de su puesto, pero su hijo Emilio Rodríguez Lozada, de 31 años, vende Lotería al por mayor, por lo que confía en que el joven seguirá el legado familiar. “Hace como 1 o 2 años mi hijo hizo la misma observación que tenía yo cuando mi papá era billetero, que es que vendiendo billetes no tiene jefe, nadie lo hostiga, se va a la hora que se quiera ir, genera su propio ingreso. Entonces mi hijo está ahora en la lotería al por mayor y yo estoy acá al detal. Así que esto sigue de generación en generación”, concluyó el billetero.