Llegan desde lejos para sembrar esperanza en escuela de Castañer
Be The Change es una organización internacional que se dedica a mejorar planteles en diferentes partes del mundo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Castañer. Unos 11 filántropos de la organización Be The Change Volunteers, viajaron desde varias ciudades en los Estados Unidos para llevar esperanza a cerca de 200 estudiantes de la escuela elemental Julio Lebrón Soto del poblado Castañer, asentado entre los pueblos de Maricao, Lares, Yauco y Adjuntas.
Allí edificaron una serie de espacios recreativos con columpios, chorreras y otros juegos que estimulan el aprovechamiento académico de estos niños, de prekínder a sexto grado; además de sembrar, pintar y arreglar algunos aspectos de la planta física, afectada por los fenómenos naturales.
El batallón de voluntarios estuvo compuesto por veterinarios, radiólogos, cirujanos ortopedas, profesores universitarios, entre otros profesionales que hicieron labores de construcción y, regalaron 15 computadoras, con el objetivo de convertir la biblioteca en un centro cibernético que pueda ser de utilidad para toda la comunidad.
Su visita fue producto de una alianza con la entidad Unidos por Utuado, que logró el interés del grupo cuando pisó la Isla en 2018, para colaborar luego del desastre del huracán María y, desde entonces, han impactado con trabajos en cinco escuelas de la zona central.
“Be The Change es una organización internacional que se dedica a mejorar las escuelas en diferentes partes del mundo. Tienen proyectos en África, Asia, Suramérica, a donde han impactado sobre 60 escuelas. Aunque ellos respetan mucho los currículos, simplemente mejoran las instalaciones de estas escuelas porque ellos dicen que, para hacer cambios, debe ser a través de la educación”, explicó Maribel Hernández, portavoz de la entidad utuadeña.
Asimismo, destacó que el objetivo de “construir áreas recreativas es porque ellos entienden la urgencia de que los niños socialicen y que puedan aprender a través del juego y, una de las herramientas son los columpios”.
“De hecho, en el área de juego de los niños había un poste eléctrico, aunque las líneas estaban muertas, un papá de Castañer cortó las líneas, los bomberos ayudaron a cortar el poste, lo manejaron. Ahora donde hubo un poste peligroso, tienen un área de juego para niños”, esbozó.
Esta escuela es el único plantel de nivel elemental en Castañer y estuvo en los planes de cierre del Departamento de Educación. Sin embargo, la comunidad se levantó y peleó hasta vencer.
Para la asistente de Educación Especial, María Martínez Padua, “esta labor ha sido más que una bendición, porque Castañer siempre ha sido uno de los lugares, como es campo adentro, no se le da mucha atención”.
“Llevábamos más de cinco años sin ningún tipo de motivación para los niños en el área recreativa. Lo único que teníamos era la cancha y tuvo pérdidas con el huracán y se vio afectada y los maestros hemos tenido que dar clases en el ‘parking’. Ahora tienen esta bendición. Esos niños se lo gozan, se llenan de bache, pero lo aman”, esbozó la otrora maestra de Educación Física.
Igualmente, destacó la importancia que tiene el proyecto en el aspecto pedagógico.
“Aquella persona que no tiene su mente libre, no puede aprender bien. Y gracias a esto, nuestros niños van a poder desempeñarse mejor en el salón, gracias a esto van a poder recibir ese fresco de afuera y el fresco educativo”, apuntó.
“Sentimos ese calor familiar”
La experiencia en Castañer fue motivo de júbilo para estos voluntarios, según confesó Jimi Cook, fundador de la entidad en el 2006, junto con su esposa Cristi.
“Estoy muy feliz. Este es nuestro proyecto 66 y, antes de morir, quiero completar 100. Las maestras son muy apasionadas en esta comunidad. estamos confiados en que este proyecto dará muy buenos resultados. Los maestros son héroes y vemos que ellos quieren brindar una mejor educación a sus estudiantes. Pero sus recursos son limitados”, expuso Cook, profesor de cirugía ortopédica en la Universidad de Missouri.
“Muchas personas no entienden lo que significa un área de juegos en el proceso educativo. Eso incrementa el rendimiento académico y eso redunda en una mejor sociedad, a través de salud física, destrezas sociales y una buena salud mental, eso redunda en un mejor rendimiento académico”, argumentó el hombre de 57 años.
Mientras que Cristi, confesó que “sentimos ese calor familiar, nos recibieron con los brazos abiertos. Amamos Castañer”.
“Estamos ayudando en la escuela de Castañer, construimos el ‘playground’, me siento bien, aquí todo el mundo es feliz y, nos han dado tremenda bienvenida. Pintamos el gazebo, construimos chorreras”, dijo por su parte otro de los voluntarios, identificado como Erick de 48 años.
Actualmente, Be The Change Volunteers cuenta con “más de 500 voluntarios que, trabajan proyectos en 17 países, impactando a sobre 78,000 niños en sus escuelas”.