“Puedo afirmar que mi espíritu, mi honor y mi dignidad están incólumes, que me siento vivito y coleando y listo para emprender mi nueva peregrinación”, afirmó el exprisionero independentista en su primera conferencia de prensa desde El Escambrón, con el Oceáno Atlántico de fondo, uno de los mares caribeños que tantas veces soñó en sus años de encierro.

Vestido de luto y con la monoestrellada en negro, estampada en una pañoleta que le cubría su cabellera grisácea, López Rivera destacó que aunque estará con la diáspora, vivirá en la Isla.

“Me quedo en Puerto Rico, soy de Puerto Rico”, aseguró, acompañado de su hija Clarisa, con quien ha vivido desde el pasado 17 de enero, cuando el presidente Barack Obama le conmutó la sentencia de 55 años de cárcel.

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Dijo que encontró un Puerto Rico “en peores condiciones” de las que esperaba, pero consideró como “algo positivo” el que que por primera vez el gobierno estadounidense diga que Puerto Rico “es una colonia”. 

Explicó que vestía de negro porque en sus años en prisión no podía llevar luto por la pérdida de sus seres queridos; en solidaridad con los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, con el Día Internacional de la Homofobia y Transfobia y con los presos políticos en prisiones estadounidenses, entre ellos, la puertorriqueña Ana Belén.

Rechazó ser calificado como un terrorista y reiteró que, cuando fue sentenciado por conspiración sediciosa después de tantos años de ser investigado, “ningún agente del FBI pudo decir que tenía sangre en las manos”.

López Rivera agradeció a todas las personas que apoyaron su excarcelación y nombró uno por uno, los pueblos, gobiernos, figuras y organizaciones, locales e internacionales, que se unieron al llamado de que ya era “tiempo de traerlo a casa”. 

Micrófono en mano agradeció también a los presidentes Jimmy Carter, Bill Clinton y Obama por responder a los reclamos “de nuestro pueblo, el único que ha logrado la excarcelación de todos sus presos políticos”.

“Quiero que quede bien claro que los independentistas no odiamos a los americanos como constantemente se le dice a nuestro pueblo”, subrayó para mencionar que en su familia hay tres generaciones que han nacido en Estados Unidos “que amo mucho” y que sus familiares en la diáspora siguen identificándose como boricuas y amando a Puerto Rico.

Conmovido por momentos, López Rivera prometió visitar en los portones a los estudiantes en huelga de la Iupi. Además, prometió ir a los 78 municipios de Puerto Rico para promover un proyecto de unidad a través de lo que denominó Fundación Oscar López Rivera-Libertad. 

“Es la unidad, si logramos unirnos, la que nos empoderará y si pretendemos descolonizarnos, tenemos que unirnos. No hay otra opción”, subrayó.

Puntualizó que la política de privatización, que se ha estado promoviendo por tres décadas, ha causado la fuga de “cerebros boricuas más grande en nuestra historia, la destrucción de la infraestructura, la contaminación masiva del sistema ecológico y que Puerto Rico siga siendo conejillo de India”.

“Por un lado está Monsanto y por el otro, el Dupont, por un lado está la gentrificación y por el otro, la Junta de Control Fiscal impuesta por Washington y puesta en práctica por los colonialistas”, indicó. Criticó a “la elite” que históricamente se pasa el mando y que a su juicio, “nunca han permitido que Puerto Rico desarrolle su mercado interno”.

En cuanto a la situación fiscal de Puerto Rico dijo que la quiebra no beneficiará a Puerto Rico y que el plebiscito del 11 de junio “es un malgasto de dinero”.

Sobre las restricciones a la libertad de expresión, dijo que el pueblo “tiene derecho a expresarse en contra de cualquier medida que amenace el futuro del País”.

Temprano en la mañana, López Rivera saludó a simpatizantes que se allegaron hasta el condominio donde reside con su hija, en Santurce. En el grupo, estaba el Coro de la UPR-Río Piedras, que le cantó varias canciones, entre ellas, Verde Luz y Amanece. Luego, saludó a exprisioneros políticos, entre ellos, a Rafael Cancel Miranda y después, tuvo un desayuno privado con familiares.

Hoy, temprano en la mañana viaja a Chicago, donde será recibido en el barrio boricua donde se crió.