Las maravillas del cuatro puertorriqueño
El artesano narró a Primera Hora que por herencia de su padre aprendió a confeccionar cuatros a los 14 años y, desde entonces, ha sido el sustento de su familia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Aibonito. ¡Que suene ese cuatro! A simple vista es toda una obra de arte, pero más de cerca se descubren las maravillas de una pieza única e invaluable: un gigantesco cuatro puertorriqueño con el que se producen muchas de las canciones más conocidas por los boricuas.
El singular instrumento de cuerdas, creación del barranquiteño Luis Colón Ortiz, fue una de las principales atracciones del Primer Festival de Música Romántica, que sirvió de escenario para su exhibición y para que fuera preparado para su posterior análisis para buscar el récord Guinness como el más grande del mundo.
El artesano narró a Primera Hora que por herencia de su padre aprendió a confeccionar cuatros a los 14 años y, desde entonces, ha sido el sustento de su familia.
Pero, ¿cómo surgió la idea de hacer un cuatro gigante? “Soñé con un cuatro gigante y me vi dentro de uno, así comencé con la idea de hacerlo y ofrecerlo a la gente para que lo disfrute”, dijo el padre de tres varones, todos amantes de la música típica.
Este explicó que comenzó en el 2000 a construir el instrumento de 30 pies de largo y cerca de 10 pies de alto utilizando mayormente madera de caoba.
Recordó que lo rompió para hacerlo más ancho y que las personas pudiesen entrar al interior, donde tiene memorabilia de algunas de las reseñas publicadas sobre su obra. Además, cuenta con un televisor que se presentan vídeos de exponentes de música típica y un asiento en el que las personas pueden tomarse fotos desde la boca del cuatro.
Destacó que su cuatro acústico no es tan solo una obra con la que todos quieren fotografiarse, sino que además es símbolo de la música puertorriqueña y sirve de pieza educativa.
“Esto no es solo la figura del cuatro, esto es un instrumento que suena igual que uno pequeño”, mencionó.
Luis ha llevado su cuatro a diversos pueblos de la Isla, a la Parada Puertorriqueña en Nueva York y otros estados como Pensilvania y Nueva Jersey.
Sobre el récord Guinness, dijo que no construyó el cuatro buscando reconocimiento, sino más bien porque era como hacer realidad un sueño, pero que está confiado en que logrará la certificación.
“Unos ingenieros y abogados lo medirán, grabarán y nos verán tocarlo para que Guinness lo evalúe”, comentó entusiasmado Colón Ortiz.
Mencionó que el enorme cuatro no puede tocarlo solo, por lo que cuenta con la ayuda de sus hijos Ángel Gabriel y Miguel Ángel, quienes ubicados en varias partes del cuatro le sacan ritmo, tocando canciones como Cachita, El zorzal y La paloma.
“Nuestra música es única, armoniosa y nunca morirá”, aseguró el artesano.
Por su parte, su esposa Ivelisse Morales, quien lo ha acompañado a lo largo de su experiencia, recordó que no ha sido fácil porque han sido muchos los sacrificios que como familia le han tocado vivir.
Rememoró que su esposo pasaba noches largas trabajando en la construcción del cuatro, pero que todo el tiempo de sacrificio se tradujo en satisfacción.
“Es un logro, nunca pensamos que iba a llegar tan lejos y mucho menos que fuera a impresionar tanto”, dijo Morales.
Expresó que toda la familia está orgullosa de la creación y que confía en que el instrumento musical será reconocido como el más grande del mundo.
El organizador del festival, Fernán Colón, explicó que, como parte del romanticismo del evento, querían tener una muestra de la música y artesanías típicas, por lo que no dudó en invitar a Luis y a su gigantesco cuatro.
Colón también le está ayudando con el proceso requerido por Guinness para lograr la certificación.
“Estamos seguros de que alcanzará el récord. No hay otro cuatro en el mundo como este”, indicó el organizador.