Las manos detrás del mejor pan dulce de Ponce
Gladys Rodríguez, de 89 años, ha logrado mantener en secreto su receta por más de 40 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
PUBLICIDAD
A sus 89 años, Gladys Rodríguez Solís se levanta todos los días a las 5:00 a.m. a encender el horno que produce el suave, fresco y delicioso pan dulce más famoso en Ponce.
Las manos de la octogenaria han amasado panes y horneado exquisitos postres desde que era una niña, cuando quedó encantada con la diversidad de recetas que preparaban en casa de su madre y comenzó a cultivar su pasión por la pastelería y la cocina tradicional.
Ya de adulta, “llevaba los nenes (sus hijos) a la escuela y, cuando venía, me metía a coger clases de repostería”, contó la madre de seis hijos.
A lo largo de su vida, Gladys asegura que no ha parado de aprender nuevas técnicas y recetas que lee o ve en la televisión.
¡Y esa, sin duda, ha sido la clave de su éxito!
Aunque los planes de adquirir una panadería no pasaban por la mente de la repostera ni la de su esposo, Juan Rodríguez Mercado, un dí, el menor de sus seis hijos les sembró la idea de apostar por esta nueva aventura.
“Todos los días veníamos aquí, a la calle Salud, a comprar cuatro libras de pan. A veces, compraba cinco porque una se la comía el nene por el camino. Había un rótulo que decía ‘se vende’. Y él le dice: “Mira, papi. Se vende la panadería, cómprala. ¡Cómpramela!”, contó Gladys sobre el momento en que su hijo, de entonces cuatro años, los puso a dudar.
Ante la posibilidad del cierre de la compañía donde trabajó Rodríguez Mercado por 25 años, el matrimonio decidió utilizar sus ahorros para comprar la panadería San Agustín, ubicada en la calle Salud en Ponce. Fue en 1980 cuando firmaron un contrato en el que se comprometían a no compartir la receta original del pan dulce, acuerdo que han cumplido por las pasadas cuatro décadas.
El secreto solo lo tiene la familia Rodríguez Rodríguez. Ni tan siquiera el panadero de San Agustín ha tenido la dicha de conocer los ingredientes especiales que lleva la exitosa mezcla.
La panadería es una de las paradas obligatorias que hacen los ponceños de la diáspora cuando visitan la Isla. De hecho, la demanda de estos clientes ha sido tanta que hasta les han preparado un empaque especial de plástico para que transporten el producto y se mantenga fresco hasta por tres días, confirmó la administradora del negocio familiar, Ruth Rodríguez Rodríguez.
Sabrosos dulces y postres
Además de dedicarle tiempo al pan, Gladys prepara las mezclas de la mayor parte de la repostería que venden en el local, sin ayuda de nadie. Pues, según la administradora, no le gusta que la ayuden.
Postres como el flanbizcocho, mallorca, el brazo gitano, pastelillos de queso y guayaba, donas, palmeras, pudín y quesitos son parte de la oferta que se puede encontrar en la vitrina.
Como la gran mayoría de las panaderías, venden sándwich de pavo y pernil, revoltillos, tortillas, tostadas y cremas.
“Me da mucha satisfacción cuando veo que la gente viene, me admira y me dan las gracias”, expresó Gladys con ilusión.
Y ya lista para alcanzar el “noveno piso” en agosto, la octogenaria dejó muy claro que la edad es solo un número y que retirarse no es parte de su agenda.
El horario de la panadería San Agustín es de lunes a domingo de 6:30 a.m. a 8:00 p.m.