La vuelta al mundo en un helicóptero

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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Solos, en una cabina más pequeña que el interior de un carro deportivo, los ingleses Jennifer Murray y Colin Bodill han recorrido por helicóptero más de medio hemisferio como parte de una meta que se trazaron ambos para romper el récord de distancia viajada en ese tipo de aeronave.
Es la segunda vez que lo intentan, porque la primera ocasión -en 2003- se estrellaron en el medio de la Antártida.
Ayer volaban en cielos menos hostiles y más cálidos para aterrizar por vez primera en el aeropuerto de Isla Grande y reabastecerse de gasolina, comer y estirarse antes de continuar la travesía aérea, que comenzó en Texas, los ha llevado por la costa centro y sudamericana hasta el Polo Sur, y de nuevo hacia el norte hasta Puerto Rico.
Murray, de 66 años, y Bodill, de 55, vuelan juntos en un helicóptero modelo Bell 407 rojo, con cuatro aspas, y dentro de la nave -como cualquiera en una larga travesía- discuten sobre qué música escuchar.
El paisaje que tienen a su disposición, sin embargo, no es típico de cualquier viaje. Desde el cielo han visto playas y montañas hermosas en casi todos los países. Pero, desde 2003 para acá, las cosas han cambiado.
Aseguran que el cambio climático o el calentamiento global no es algo abstracto ni lejano, y afirman que han observado el fenómeno de primera mano y que les ha impresionado cuánto ha cambiado el paisaje -especialmente en Antártida- en tan poco tiempo.
“Hemos visto el derretimiento de glaciares, ahora hay grandes charcos de agua. Definitivamente ha cambiado”, indicó Bodill, al lado del aparato que pilotea y que se propulsa con un motor marca Rolls-Royce.
La página web que informa sobre la travesía -www.polarfirst.com- también habla sobre el hecho de que los bosques tropicales cubrían el 14 por ciento de la tierra y ahora sólo cubren el seis por ciento.
El recorrido de Murray y Bodill -que no son matrimonio ni pareja sentimental, aunque sí buenos amigos- tiene como propósito, además de establecer un récord mundial, ayudar a organizaciones benéficas como SOS Children's Village, que forma parte de la larga lista de auspiciadores cuyos logos adornan el helicóptero.
Pero, ¿por qué, después del accidente de 2003 en el que estuvieron en peligro de perder la vida y sufrieron serias lesiones, se arriesgarían nuevamente en el mismo viaje?
Hay que perseverar
“Si no tienes éxito la primera vez, hay que intentarlo de nuevo”, subrayó Murray, quien se turna con Bodill para pilotear la nave.
“Es un asunto inconcluso que necesitamos acabar para nosotros mismos”, agregó Bodill frente al hangar de la empresa EcoLift en el aeropuerto de Isla Grande.
En diciembre de 2003, en el Polo Sur, Bodill y Murray estuvieron a 20 minutos de morirse de frío por hipotermia.
Lo que ambos tienen claro es que éste será el último intento de lograr la meta que se trazaron.
La máxima altura a la que pueden llegar en el helicóptero, sin oxígeno suplementario, es 12,500 pies; pueden alcanzar una velocidad máxima de 153 millas por hora y un viaje sin escala los puede transportar 380 millas.
El recorrido total durará cerca de 175 días -les restan 78- y, cuando terminen, habrán cubierto 36,000 millas náuticas y habrán hecho 120 escalas en 32 países, de acuerdo con la página que informa sobre la travesía.
Murray y Bodill, quienes se expresaron impresionados con la costa puertorriqueña que observaron ayer desde su helicóptero, han roto ya varios récords: ella ha sido la mujer que más rápido le ha dado la vuelta al mundo en un helicóptero comandado sólo por una persona, hazaña lograda en el 2000, y él tiene el récord de haber volado alrededor del globo en un avión micro-light.