Culebra - La amenaza de la tormenta tropical Erika por la isla municipio de Culebra dejó al descubierto la situación sorprendente de una familia que hizo su casa de un “tráiler” muy viejo, en el tope de una montaña, cuyas paredes son de cartón y está ubicado sobre unos bloques de cemento, sin ningún anclaje, por lo que al menor soplido del viento, rodaría cuesta abajo.

Cuando Primera Hora avistó el “tráiler” localizado en un terreno municipal conocido como las Parcelas Nuevas, Juan Negrón se encontraba debajo del vagón, tratando de amarrarlo  a unos tubos con una soga amarilla fina. Mientras, su esposa, Carmen Albert, “le daba instrucciones”. Demás está mencionar, que con aquella soga, no lograría mucho. 

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Héctor, de ocho años y Alexandra, de siete, corrían alrededor de sus padres, quizás ajenos al peligro que representa para ellos vivir  en esa casa de cartón cada día.

Con esa soguita no va a lograr anclar la casa. Requeriría unos cables de tensión, le planteamos.

“Yo lo sé. Pero eso cuesta dinero y no lo tenemos.  Si es la voluntad de Dios que se vaya el trailer, es la voluntad de Dios.  Amén. Pero que vean  algo que se está haciendo y que el municipio diga que  no lo amarró,  que no lo aseguró. No lo amarró”, apuntó.

Sobre lo que hacía allí, explicó que “aquí estoy demostrando que pudimos sacar  algunas cosas de la guagua para irnos al refugio con alguna ropa, los uniformes de la escuela de los niños y algunos medicamentos”, dijo.

“Estamos guardando lo que es esencial  y, de la casa, guardar lo más que se pueda”, expresó, por su parte, su esposa.

El matrimonio mostró la vivienda, que consiste, de  toda una unidad que incluye la cocina, una mesa de comedor con dos sillas y una habitación con tres camas, donde duermen los dos hijos con el matrimonio.

Albert levantó una tela, que usaba a modo de Cortina, para mostrar a este diario que las paredes son de cartón y cómo se están cayendo. Cuando terminaran de “amarrar” y guardar las cosas que se llevarían, se proponían marcharse al refugio. 

Mientras, en una cuesta empinada, casi en un barranco, se levanta la casita de madera de Domingo Pérez. Mingo, como le dicen. Desde lo alto, en la carretera,  la casa se ve como aplastada, y es que en realidad sus dimensiones, al bajar  y verla de frente, no tienen  la altura que conocemos como “normal”. 

Es bajita. Se compone de una sola estancia, en la que se colocó una plataforma alta de madera y ahí yace su cama. Lo que  le que queda de espacio, es muy poco. A un lado cuelgan sus camisas, al otro lado una silla y otras pertencias, tiradas en el piso.

“Mingo, de 72 años, mantuvo que su casita es segura y que resiste cualquier viento hasta de cien millas por hora.

“De acuerdo a como yo construí esto y sabiendo lo fortificada que está en el piso, tengo la  confianza de que resistiría, aunque pasaran de cien millas por hora”, afirmó.

En esos montes de Culebra, son muchos más los que viven en guaguas escolares, trailers, o casitas de madera que se llevó Hugo y que volvieron a levantar.