La huella de las Escuelas Laboratorio de la UPR: “La educación que yo recibí aquí fue un premio”
Investigación, exploración en diversas disciplinas, proyectos con la NASA e intercambios culturales son algunos de las oportunidades que ofrece a los alumnos la escuela elemental y la secundaria del Recinto de Río Piedras
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Los viajes de Canóvanas a San Juan han sido un sacrificio para los padres de la estudiante Krystal Cosmes Martínez, quien ha estudiado en las Escuelas Laboratorio de la Universidad de Puerto Rico (UPR) desde kinder. Ya en la recta final para graduarse como estudiante de cuarto año, sus logros reflejan el compromiso con la educación de ambos planteles al propiciar en ella la exploración de diversas disciplinas y encontrar su pasión en la química.
“Ha sido una experiencia bien bonita. Yo entré por tómbola (sorteo) en kinder y vengo de Canóvanas, o sea que es un sacrificio venir hasta acá […] Pero aprecio mucho la oportunidad de estar aquí”, relató Cosmes Martínez.
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La Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras tiene adscrita dos escuelas laboratorio: la Escuela Elemental Modelo y la Escuela Secundaria, mejor conocida como la UHS.
La Escuela Elemental, que originalmente tenía el nombre de Colegio de Pedagogía, inició en 1903 junto al Recinto de Río Piedras de la UPR, convirtiéndose en un centro de práctica con el propósito de preparar a futuros maestros y -en ese momento- en la única escuela laboratorio de habla hispana en el mundo.
Diez años después, se fundó la Escuela Superior, hoy la Escuela Secundaria de la UPR, también con el objetivo de crear centros de práctica docente, además de preparar a los estudiantes para sus carreras profesionales. Hoy, más de 100 años después de su fundación, ambas escuelas están acreditadas por la Middle States Association y participan de la National Association of Laboratory Schools.
“La importancia de estas escuelas desde su fundación es que son espacios para las experiencias clínicas, de laboratorio y las prácticas supervisadas para futuros maestros”, explicó la decana de Educación, Grace Carro Nieves. “Esas experiencias de campo incluyen desde observación en las salas de clase, prepráctica, práctica docente y cualquier otro proyecto que requiera un curso en el área de educación”.
Los estándares con los que cumplen las escuelas laboratorio son la investigación, experimentación, experiencia y práctica docente; el desarrollo curricular y personal, que les permite liderar con “las últimas tendencias educativas”.
“Proveen una educación innovadora y de excelencia a sus estudiantes, tanto del nivel elemental como del nivel secundario”, apuntó Carro Nieves.
Un aspecto fundamental para el desarrollo de estas escuelas son los currículos preparados por los profesores utilizando como base las necesidades del estudiantado. La implementación de la filosofía del lenguaje integral hace que este tipo de enseñanza sea posible, debido a que son los estudiantes quienes escogen los temas de interés.
“De acuerdo a esos temas de interés, es que montamos el currículo y se integran todas las demás materias. Así que nuestro currículo está en constante renovación”, dijo la decana.
Carro Nieves sostuvo la importancia de las escuelas laboratorio a nivel elemental al ser la “base” de todo. De esta manera, puntualizó que “si un estudiante tiene una buena base, puede ser exitoso”.
Como ejemplo, Carro Nieves mencionó que, a nivel general, en las estadísticas de pruebas del Departamento de Educación de Puerto Rico se observa un rezago contundente en el área de lectura y escritura en los grados de kinder a tercero. La Escuela Elemental de la UPR tiene un proyecto para contrarrestar esa situación.
“En las escuelas laboratorio se desarrollan muchas actividades curriculares para fortalecer el área de lectura y escritura. Un ejemplo es que en el área elemental, nosotros tenemos un Centro Lectoescritura donde le damos apoyo a los niños”, explicó Carro Nieves.
Además, la escuela elemental cuenta con proyectos fundamentales para la enseñanza como el Multigrado de Ayuda Individualizada, el proyecto de Tecnología de la Información y Comunicación (PTIC) -que integra la tecnología en el proceso de enseñanza a los estudiantes- y el proyecto de banda musical que continúa hasta la secundaria.
Mientras, en la Escuela Secundaria, los estudiantes tienen la oportunidad de desarrollarse en actividades extracurriculares como clubes de diversas materias o el programa atlético.
Educación que amplía horizontes
Según Carro Nieves, los jóvenes que tienen la oportunidad de estudiar en las escuelas laboratorio de la UPR tendrán las herramientas necesarias para continuar sus carreras académicas y profesionales con una preparación sólida.
La estudiante Cosmes Martínez, quien continuará estudios en química en el Recinto de Río Piedras de la UPR, enfatizó cómo en la escuela, gracias a sus profesores, aprendió la importancia de explorar otras disciplinas.
“He aprendido que puedo amar otras cosas como lo es el arte, el teatro y la ciencia”, dijo la estudiante.
Por otro lado, Carlos Rodríguez Vargas comenzó sus estudios en séptimo grado en las escuelas laboratorio.
“Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto con la NASA. También, estoy dándole clases de español conversacional a una persona que está en el programa de Fulbright, se llama Patrick, (natural) de Haití”, explicó el estudiante.
Las experiencias de Rodríguez Vargas en la UHS le han beneficiado para adentrarse en la ingeniería mecánica, su campo de interés.
“Al tener esta experiencia, me siento más preparado para llegar a esa nueva etapa de mi vida”, expresó Rodríguez Vargas.
Tanto Rodríguez Vargas como Cosmes Martínez coinciden que las escuelas laboratorio preparan a sus estudiantes para los retos universitarios y ofrecen una educación imprescindible.
“La educación que yo recibí aquí fue un premio para mí porque nunca la hubiera podido tener en otro lugar”, puntualizó Cosmes Martínez.
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