La explosión de la caldera lo sorprendió en su día libre
El mecánico Sergio Hernández había denunciado en un vídeo el mal estado de la planta de la AEE.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Por lo general, los fines de semana Sergio “Beto” Hernández Muñiz disfrutaba irse de pasadía con su familia.
Sin embargo, el pasado domingo pospuso sus planes para responder a un llamado de emergencia laboral como operador de mecánica de turbinas en la Central de San Juan, de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), lugar donde falleció tras una explosión cuando cumplía con sus funciones.
Irónico. Así describen familiares y amigos la mala jugada que le deparó el destino al obrero con más de 27 años de servicio en la Autoridad y quien el domingo perdió la vida mientras realizaba una labor de mantenimiento en uno de los generadores de la planta.
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En el incidente resultaron con quemaduras de gravedad otros obreros que lo ayudaban identificados como Luis Rivera, Luis Sánchez y Juan Rodríguez.
“Es una ironía. Él no trabajaba. Eso él lo hizo de forma voluntaria porque le encantaba su trabajo y si lo llamaban para cualquier emergencia, él siempre iba. Así de responsable era”, dijo uno de sus tíos paternos, Víctor Hernández Rosario, quien ayer trataba de buscar explicación a lo ocurrido con su sobrino.
El hombre expresó que de no haber estado trabajando, “Beto” hubiera pasado el día con su esposa Cristina Murphy; sus hijos Sergio Hernández y Cristina Hernández, de 25 y 21 años, respectivamente; y con sus padres Sergio Hernández Rosario y Lillian Muñiz.
“Los domingos siempre los pasaba en familia. O se quedaban en la casa cocinando y compartiendo, o se iban por ahí a hacer camping o pasear por ahí”, destacó don Víctor, mientras observaba con lamento el sufrimiento de su hermano, quien ayer no dejaba de llorar ni un sólo minuto la súbita pérdida de uno de sus vástagos.
Otra de las tías paternas de la víctima, Enélida “Nelly” Hernández Rosario, explicó que don Sergio siempre estaba con su hijo.
Hacían todo juntos y se comunicaban por teléfono a diario.
“Es que mi hermano perdió otro hijo así... al más chiquito. Fue en un accidente de motora. Él se puso bien malo aquella vez... y ahora le pasa esto y pierde a su otro hijo que era el que lo llevaba para aquí y para allá”, dijo la señora.
Agregó que el duelo y agonía del papá de Beto es tan fuerte que no ha probado bocado desde que supo sobre la tragedia. Lo único que lo consuela es llorar, y no es para menos.
“Mi hermano está grave, no se le puede hablar. Él dice que no va a poder vivir sin su hijo, que se quiere morir... es bien triste”, destacó doña Nelly sobre el hombre al que le sobreviven otras dos hijas que ayer no se despegaban ni un segundo de sus padres.
Fueron varios los compañeros de trabajo de Beto que llegaron ayer hasta la residencia de sus progenitores para brindarles sus condolencias.
Entre ellos se encontraba Alex Félix, quien laboró con el difunto durante los pasados 20 años.
Las palabras faltan cuando trata de describir a Beto, quien se distinguía entre sus pares por su liderazgo.
“Desde que entré a trabajar es mi amigo... es tremendo compañero y un fajón. La mecánica es su pasión y entre nosotros era un líder”, expresó Félix.
De hecho, en el grupo de Facebook “La Verdadera AEE (con la boca es un mamey)” se observa una foto de Beto junto a otro de sus compañeros heridos (Juan Rodríguez) participando de una manifestación de la Unión de la Industria Eléctrica y Riego (Utier) en la que, entre otras cosas, se exigía ampliar las medidas de salud y seguridad de los trabajadores de la AEE.
En la imagen, los obreros cargan un cartelón que leía: “Vinimos a trabajar no a morir”. Tristemente ese fue el destino de Beto, morir con las botas puestas en circunstancias en las que se investiga si hubo negligencia por parte del patrón.
“Mucha gente habla sin saber, pero nosotros todo el tiempo trabajamos en riesgo. Siempre entramos por ese portón de forma vertical pero no sabemos si saldremos horizontal, como salió él. Esa es nuestra realidad como trabajadores”, dijo por su parte, Ángel Cardona, gerente de operaciones de la Central de Palo Seco, en Cataño, y pariente del occiso.
Por su parte, Ricardo Santos, secretario de la Utier, hizo expresiones en las redes sociales lanzando serias advertencias sobre quién o quiénes pudieran ser responsables de la muerte de Beto y de las heridas de sus acompañantes.
“La muerte del compañero Sergio ‘Beto’ Hernández y la gravedad de las lesiones de los otros tres compañeros pudo evitarse. No fue una muerte por casualidad ni por cosas del destino. Hay unas causas y unos responsables. Tenemos que hablar claro para que no vuelva a ocurrir jamás. Tenemos que decir con claridad dónde se falló y quién o quiénes son los responsables. Las familias de los compañeros se merecen saber cómo y por qué ocurrió el accidente”, expresó Santos a través de Facebook.
Mientras, los otros tres empleados que resultaron quemados tras la explosión fueron estabilizados, pero aún “están de cuidado con pronóstico reservado”, dijo el director médico de la sala de emergencias del Centro Médico de Río Piedras, Israel Ayala.
Dos de los perjudicados, Luis Sánchez y Juan Rodríguez, fueron trasladados a la unidad de intensivo del área de quemados del Hospital Industrial de la Corporación para el Fondo del Seguro del Estado (CFSE).
Luis Rivera permanece en la sala de traumas del Centro Médico, confirmó Carlos Cabrera, director ejecutivo del Hospital Industrial.
Cabrera alegó que “parece que está un poco más delicado que los que están acá”, por lo que no había sido trasladado.
Por otro lado, indicó que desde el día de la tragedia los pacientes han sido visitados por un pastor y por compañeros de labores de la AEE.
“Ellos están alerta. Hablaron con el médico”, expuso.
Dijo que han recibido la atención especializada que requieren las quemaduras que enfrentan.
“Están estables dentro de la condición. Fueron quemaduras lo que tuvieron ellos en la parte superficial”, precisó.
Añadió que “son pacientes que van a tener una estadía prolongada por el tipo de quemadura”.