Un 22 de marzo de 1873, la Asamblea Nacional española promulgó la Ley de la Abolición que erradicó la práctica esclavista en nuestro país. En esta lucha por conseguir un trato digno y humano para los esclavos de ese tiempo, se vieron involucrados personajes ilustres de nuestra historia que no pueden ser olvidados, que tuvieron que enfrentarse a un Gobierno, persecuciones y hasta el destierro de su patria, por luchar por sus ideales y por el derecho los demás. Tenemos que recordar la labor que hicieron Ramón Emeterio Betances, Julio Vizcarrondo Coronado, Francisco Mariano Quiñones y Segundo Ruiz Belvis para lograr la liberación de los negros esclavos. 

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Aunque se había ganado el reconocimiento de eliminar esta práctica, la libertad no llegó inmediatamente. Esta ley, que se compone de ocho artículos, obligó a los esclavos libertos a realizar contratos de trabajos por tres años con sus antiguos dueños  y no pudieron gozar en su totalidad de sus derechos políticos hasta que la ley estuvó publicada por cinco años en La Gaceta de Madrid. Poco a poco, las condiciones socio-económicas de los esclavos libertos fueron mejorando.  

Luego de 141 años de historia, hoy conmemoramos el Día de la Abolición de la Esclavitud. Un día en el que tenemos que hacernos la pregunta si de verdad vivimos en un mundo libre de prácticas esclavistas. Nuestra condición de isla, a veces nos da la ilusión que nada malo está pasando mas allá de nuestras narices y de cierta manera, nos desprendemos de los sucesos y realidades que están ocurriendo a nivel mundial. 

Según las Naciones Unidas (ONU), las nuevas prácticas esclavistas son la trata de personas, la explotación sexual, las peores formas de trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento forzoso de niños que son utilizados en conflictos armados. La ONU indicó que actualmente existen 21 millones de mujeres, hombres y niños que son esclavos alrededor del mundo.

Tenemos que ponerle un alto a estas prácticas modernas de la esclavitud. Tenemos que aprender de los errores cometidos en el pasado, para no volverlos a repetir.  Tenemos que tomar una postura en contra de toda acción que pisotee la dignidad humana y ponga en peligro el valor de la vida.  Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero si unimos nuestras fuerza, lograremos abolir esta esclavitud que reina en este momento.