La Casita donde renacen los sueños de cientos de familias
La organización Renacer Social ofrece un sinnúmero de servicios especializados a menores, victimas de violencia doméstica y familias en general.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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A un lado de la carretera PR-1 en Cidra hay una casita que brinda esperanza y sanación a un sinnúmero de familias gracias a la dedicada labor de la organización sin fines de lucro Renacer Social y el importante servicio que brinda a sus participantes, un grupo que incluye a menores de edad, víctimas de violencia doméstica, parejas, madres, padres, abuelas, tíos, y toda clase de combinación familiar que se pueda imaginar.
“Renacer Social es un centro que se dedica al bienestar de la niñez y su familia”, explica la doctora Jamitza Burés Torres, directora ejecutiva y fundadora de la institución, al tiempo que muestra varias acogedoras habitaciones, algunas equipadas con juegos y juguetes para niños de diferentes edades.
“Originalmente comenzamos con servicios de visitas supervisadas terapéuticas. Sin embargo, al pasar el tiempo y ver los casos que nos llegaban, tuvimos que abrir otros programas, tales como prevención de violencia doméstica, prevención de maltrato a menores y educación parental”, agrega Burés, mientras sale a un patio tan agradable como el resto de la casita.
Renacer Social, detalla, es “el único centro comunitario en ofrecer visitas terapéuticas supervisadas de padres e hijos en un ambiente neutral y seguro” en la Isla. Esas visitas, que suelen llegar a través de referidos de los tribunales, aunque también hay casos de progenitores que llegan por cuenta propia, pueden ocurrir por muchas razones diferentes y no solo por casos de maltrato infantil, como cree mucha gente.
“Pueden ser por una persona que estuvo ausente en la vida del menor, por cualquier razón, y ahora quiere unirse a su vida. Y lo ideal sería que comenzaran a conocerse en un proceso terapéutico y supervisado”, comenta la especialista.
“Podemos tener un padre o una madre, por ejemplo, que fue militar y durante los primeros años de vida de este menor estuvo en otra parte del mundo, y quizás las videollamadas no eran suficiente, y ahora vienen a recibir unos servicios terapéuticos para unir a esa familia. Puede ser que el padre no sabía de la existencia, que ha pasado, y de momento se entera que es papá años después. Puede ser porque el papá, o mamá, o el familiar, tiene problemas de salud mental y tiene que ser supervisado. Puede ser porque haya sido confinado y se le está dando la oportunidad de reinsertarse en la sociedad y tener una relación con su hijo. Puede ser que en el momento hubo una acusación de negligencia y hay que darle educación parental y visitas supervisadas para reunificar esa familia. Puede ser muchísimas razones”, agrega.
También trabajan casos de padres con problemas, depresiones, que dicen “es demasiado. No puedo, necesito ayuda. Siento que puedo ser un peligro para mí mismo y para mi hijo. Por tanto, requiero estos servicios. Y eso es muy válido. El primer paso es buscar ayuda”.
De hecho, resalta, “ahora mismo, las estadísticas nuestras son más padres varones custodios y madres que llegan a la visita supervisada, que no era algo común en otros tiempos”.
Por supuesto, también es común que sean casos “por maltrato a menores o acusación de maltrato a menores, por una orden de protección por violencia doméstica. Y en este caso nosotros hacemos lo que son los informes periciales para el tribunal. No es solamente observar, no es solamente dar la educación parental, no es solamente ofrecer las terapias, sino también crear los informes para tomar las decisiones adecuadas para el bienestar de este menor y la familia entera”.
En esos informes se recoge el proceso y la evolución de cada caso y cada familia, según la situación específica de cada cual. “Algunos casos pueden tomar meses, otros casos pueden tomar un año, hasta dos. Aquí la meta es que ambos padres se conviertan en el mejor equipo posible para que este menor tenga un futuro brillante”.
El personal del centro está “aceptado como trabajadores sociales forenses bajo la Oficina de Administración de Tribunales” para poder llevar a cabo ese proceso y reciben órdenes de diferentes tribunales, tanto de Puerto Rico como federales.
De igual forma, para realizar su labor mantienen colaboración con otras agencias, organizaciones y programas educativos, “porque esto es una responsabilidad de todos”.
Burés afirma que Renacer Social se complace con el éxito y prestigio que han ganado, que “ha sido a nivel de que de un tribunal ya se enteran que aquí se resolvió un caso y comienzan a llamar los demás, porque ven que funciona”.
No obstante, aclara que aunque el centro recibe “a casi todo el mundo”, tiran la raya “cuando el bienestar del menor se ve en juego”.
“Si yo veo que lo que le sucedió al menor con este padre, madre o familiar va en contra de su bienestar tanto emocional, físico, cualquier tipo que le pueda causar un malestar a este menor y un trauma, ahí se suspende. Aquí el cliente principal es el menor y su bienestar”, asevera.
La experta explica que el hecho que el centro sea tan acogedor no es una casualidad o capricho. Por el contrario, “es un lugar que ya es terapéutico por cómo se ve. Parece una casita, afuera del área terapéutica dice ‘La Casita’, porque es bien importante esa neurolingüística; que esos menores puedan decir, ‘fui a La Casita a ver a mi familiar’, no a una institución”.
A pesar de esa dócil imagen, el lugar cuenta con una sólida seguridad, si bien todo ese andamiaje de cámaras y cierres de seguridad están cuidadosamente ubicados de forma que apenas se perciban.
“En Renacer Social tenemos la particularidad de que, como ya trabajamos con órdenes de protección, tanto para menores como en casos de violencia doméstica, tenemos seguridad en las puertas. Hay guardia de seguridad desde que entra la persona. Todo el mundo que llega tiene una cita, a una hora en específico. A la hora de irse, también hay un tiempo de ventaja, que esa persona que tiene esa orden de protección se va y hay un lapso de 15 a 20 minutos en lo que la otra persona se va”, explica.
Además, tienen colaboración con la policía municipal y estatal, para que, si una persona con orden de protección sufre cualquier percance “pues entonces va la Policía hasta donde está esa persona. Por si acaso, se le sigue dando esa protección”.
A pesar de sus servicios y resultados positivos, el camino ha sido cuesta arriba para Renacer Social, pues “dependemos mucho de donativos. Somos sin fines de lucro y los donativos son bien importantes para nosotros, porque a medida que tengamos unos donativos y unas propuestas aprobadas, nosotros podemos pagar más sueldos, para que más familias se puedan nutrir”.
Explica que no cuentan con fondos del gobierno federal y del estatal solo están recibiendo unas partidas de la Administración de Familias y Niños (Adfan), que “ayudan a trabajar con los programas”.
“Nos ha pasado que hemos tenido que sacar de nuestro bolsillo para pagar los gastos. Pero, ¿cómo le digo a una persona, sabes qué, yo sé que tú tienes problemas, sé que necesitas terapia, pero, como ahora no tenemos propuestas, vete pa’ tu casa y retoma cuando se pueda? Yo no tengo el corazón para hacer algo así. Y por eso dependemos muchísimo de donativos, de la bondad de la gente”, comenta.
Asegura que si no tuvieran esa limitación, “podríamos atender más personas. Y realmente este servicio hace falta. Mi sueño siempre ha sido poder abrir en diferentes puntos de la Isla, porque hace falta este servicio”.
“Me han ayudado muchísimo”
Pero más allá de lo que pueda decir la doctora, quizás es mejor conocer del impacto de Renacer Social de boca de una de las participantes que, según narró, pasó de ser una víctima de violencia doméstica que apenas se atrevía a hablar, o tan siquiera a subir la cabeza y mirar a alguien a los ojos, a ser una mujer que ahora hasta da consejos a otras personas para que superen dificultades.
“Mi experiencia ha sido bastante... demasiado positiva en mi vida. Cuando comencé con ellos era mucho más tímida, no creía en mí personalmente, porque pasé por una situación personal con mi expareja bastante fuerte. Sufrí por aproximadamente siete años mucho control sicológico y físico también en muchos aspectos, incluyendo el tipo de decisiones que quería tomar para mi vida personal, mi forma de vestir, cositas que para muchas personas pueden ser básico, pero a nivel personal realmente afectan mucho a la hora de uno desarrollarse como persona, socialmente, laboralmente, personalmente, en diferentes factores, en diferentes facetas”, comentó la mujer, cuya identidad se mantendrá protegida.
“Cuando comencé con ellos pues tenía todo eso en mí. De hecho, comencé supertímida, pero muy tímida. Y todas las reuniones, todas las conversaciones, todos los ejercicios, todo a mí me ha hecho hasta el sol de hoy creer más en mí, ser más fuerte a la hora de tomar decisiones, tomar decisiones más claras de lo que yo estoy buscando personalmente, que me guste a mí, que yo crea en mí, en el potencial que tengo”, continuó.
Aunque admite que todavía tiene momentos de dudas, cuando eso sucede recurre a los ejercicios mentales que le han enseñado y que asegura “me han ayudado muchísimo, en todos los aspectos, en la toma de decisiones laborales, absolutamente todo, incluyendo también esa paz emocional, esa paz mental, dentro y fuera del trabajo, dentro y fuera de mi hogar”.
Destacó también la “oportunidad de yo poder ayudar a otras personas que han ido allí” y el apoyo mutuo entre los participantes. Asimismo, resaltó que en Renacer Social ofrecen “otras ayudas, muy buenas también” para poder solucionar las diferentes situaciones que enfrentan los participantes, y “te dan la información completa, te dan la oportunidad de poder analizar estas son mis opciones, esto es lo que yo quiero, esto es lo que voy a buscar”.
Subrayó también “la manera en la que te tratan, el lugar acogedor, la paz brutal que tú sientes desde que entras hasta que tú sales. Creo que te lo puedo comparar perfectamente con un spa. Tú vas a un spa a relajarte, a sentirte bien, como que a quitarte toda esa negatividad de encima. Eso, básicamente, es lo que siento cuando voy a Renacer Social. Y ese mismo sentir, con esa información me ha ayudado a desarrollarme muchísimo como persona y como madre. Porque también me ha ayudado 200% en mi rol como madre, en mi desarrollo como madre, bajo todo lo que yo sufrí y yo pasé”.
“De verdad, es espectacular. Se lo recomiendo a todo el mundo, porque de verdad es otra cosa, es maravilloso, todas las personas, todo, todo...”, insistió.