Durante la última década, el matrimonio compuesto por Ana Mercado y Carlos Robles ha hecho de los escombros de basura el medio de generar ingresos para mantener en pie su hogar: son recolectores de materiales reciclables.

A falta de un trabajo estable, la pareja -residente en Canóvanas-, decidió buscar una vía de escape a su situación económica mediante el rescate de artículos reutilizables que otros desechan en sus casas.

Bicicletas, estufas, tanques de gas, neveras, motores de electrodomésticos y ventanas son sólo algunos de los materiales que los recolectores rescatan de los basureros para venderlos, posteriormente, a empresas que se dedican a reciclaje de metales y otros tipos de artículos.

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“Nosotros nos dedicamos a ir casa por casa, desde barrios hasta urbanizaciones, buscando metales, aluminio, todo lo que se pueda vender. Donde quiera que vemos un metal, lo cogemos. Ya mucha gente nos conoce y hasta nos detienen o llaman para darnos las cosas”, contó Ana a Primera Hora al añadir que la ruta se circunscribe al área metropolitana.

Destacó que tienen horario de operaciones. En las mañanas, por lo general, hacen los recorridos por las residencias buscando “el tesoro” apreciado. En las tardes, clasifican los metales y, en caso de que tuvieran mucho acumulado, lo llevan a la industria de reciclaje.

“Un día bueno podemos llegar a hacer $135”, agregó la mujer.

Las ganancias son similares para Miguel Rohena, un recolector de “basura” que viaja el área este de la Isla buscando entre zafacones de diversas comunidades algún material con el que pueda hacer negocio.

Fue en uno de sus recorridos que Primera Hora lo divisó. El hombre rondaba la urbanización Brisas del Mar, en Luquillo, cuando vio unas bicicletas al lado de unos zafacones. Enseguida las montó en su guagua pick up, donde ya había un abanico, un microondas, un tanque de gas y una estufa que para otras personas no tenían ningún valor.

“Ahora cuando llegue a casa voy a revisar todo porque hay veces que la gente bota cosas que, realmente, lo que necesitan es un arreglo bobo. Y con esto del huracán muchas personas han botado artículos que se arreglan comprando un fusible… algo que se resuelve con medio peso”, expresó Miguel, quien también es “handyman”.

Lo que no pudiera remen-dar lo llevaría a la empresa de reciclaje.

“En lo que ves aquí en esta guagua, fácil, hay más de $40 pesos… la estufa nada más son $11. Y son cosas que la gente decomisa, pero que yo les saco provecho”, manifestó quien dice ganar hasta $200 en un día. 

El director ejecutivo de la Autoridad de Desperdicios Sólidos (ADS), Antonio Ríos Díaz, indicó que, “en los municipios que tenemos recogido casa por casa los materiales deben ser manejados por los gobiernos municipales o compañías que ellos contraten. Cuando tenemos comunidades donde el servicio no se ofrece, esta es una oportunidad para que personas puedan recogerlos y tener un beneficio económico. Siempre es importante que coordinen estos esfuerzos con la Oficina de Reciclaje Municipal”. 

Dinámica en empresa de reciclaje

La mayoría de los recolectores como Ana y Miguel llevan los metales recolectados a empresas como Homeca Recycling Inc, en Canóvanas, una industria familiar con más de 22 años en el mercado y nueve centros de acopio alrededor de la Isla.

Según explicó el gerente del lugar, Carlos Sánchez, son muchos los ciudadanos que han hecho del trabajo de recolección de metales en basureros su oficio.

“Nosotros tenemos muchísimos clientes de este tipo. Son gente que se dedican todo el día a recoger por cuanto barrio o lado hay y vienen en las tardes a descargar el material aquí para que se lo compremos. Son personas que este es su único sueldo. Tengo el caso, por ejemplo, de personas que a la semana se hacen más de $500”, detalló.

Dijo que la dinámica de compra inicia cuando el cliente llega en su vehículo con el material recolectado y se ubica en una especie de puente que sirve de balanza para conocer el peso del transporte. Luego el vendedor pasa al área de depósito para vaciar la mercancía en el área que está clasificada como material ferroso (acero, lavadoras, zinc, rejas, neveras, carros, acero) o no ferroso (aluminio, cobre, bronce, stainless steel, compresores, motores, latas). Posteriormente, el cliente regresa a la báscula y es esa diferencia -con el peso inicial- el cálculo que se utiliza para pagar por los metales.

Por ejemplo, explicó, que el pago por libra del cobre de cables es de $2.10 la libra, el cobre de tubería de agua a $2.00, latas a .48 centavos, baterías de vehículos o maquinaria a $6.00 y las ventanas a .52 centavos.

“Tenemos otros materiales que el pago se calcula por tonelada (2,204 libras). Por ejemplo, el acero que viene de vigas o chasis a $170 la tonelada, el acero de maquinarias como excavadoras o montacargas a $160 la tonelada, los carros chatarras a $130 la tonelada si llega con motor y transmisión y las neveras a $65 la tonelada”, agregó.

Aseguró que para garantizar legalidad en el proceso y lo dispuesto por agencias reglamentadoras se le exige a los clientes -que lleven material como bronce, cobre, entre otros “materiales sospechosos de hurto”-, la licencia de perito electricista o de plomero, así como la procedencia del producto.

“En el caso de los carros necesitamos que sean certificados como chatarra por el Departamento de Transportación y Obras Públicas. Y tampoco aceptamos material de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) o de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), a menos que sea que obtuvimos algún contrato mediante subasta”, dijo el empresario.

Una vez la empresa compra los metales se procesan, según su clasificación. “Cuando decimos procesar me refiero, en el caso de los materiales ferrosos, por ejemplo, a que con una excavadora los metemos en una maquinaria que los tritura. Luego las compactamos en pacas de 2 mil a 3 mil libras y las vamos metiendo en unos contenedores. Cada contenedor, para que tengas una idea, puede tener hasta 57 mil libras”, detalló.

Finalmente, agregó, los contenedores (alrededor de 40 semanal) son enviados en unos vagones, mediante embarcación, hasta Corea. “El destino final es allá, que son los que nos compran a nosotros. Ellos cogen ese material y lo reutilizan haciendo todo tipo de productos”, dijo.

Auge tras huracán Irma

Todos los entrevistados coincidieron que tras el paso del huracán Irma por la Isla la recolecta de metales ha aumentado en más de un 40%.

“He encontrado el doble de cosas en los zafacones. Esa semana que vino la tormenta supe dar tres y cuatro viajes por día”, contó Miguel.

Ana tuvo la misma experiencia. “Esto ha sido tan fuerte que de verdad te digo que la gente se ha botado haciendo limpieza en sus casas. Y nosotros por el otro lado recogiendo”, manifestó.

Pero los que más han percibido el incremento en metales desechados por la población han sido, precisamente, las compañías de reciclaje.

“Ha venido bastante material en nuestras nueve sucursales. Nos ha llegado mucho material de Vieques, Culebra y Fajardo”, expresó Sánchez.

“En una semana promedio nosotros compramos 500 toneladas. Después del huracán esa cifra subió a 900 toneladas”, añadió.

CHATARRA 

Los autos inservibles son el material ferroso que más se recupera en la Isla, seguido del acero inoxidable.

LATAS DE ALUMINIO

Este artículo es uno de los más reciclados y exportados en Puerto Rico, dentro del renglón de materiales no ferrosos.

Basura por persona

Según el informe “What a Waste”, publicado en 2012, los lugares donde se produce mayor cantidad de basura por persona (per cápita) en el planeta son Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Saint Kitts and Nevis, Sri Lanka y Barbados. En el otro extremo, con menos producción de basura urbana, están Ghana y Uruguay.

Fuente: División Mercados, Reciclaje y Educación de la Autoridad de Desperdicios Sólidos y Banco Mundial