La abogada boricua que encontró su hogar en Canadá y ahora enfrenta las amenazas de Trump
Alida Salinas vive un momento histórico donde los canadienses andan “codos arribas” por la presión del presidente estadounidense.

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Nota del editor: La serie Boricuas en la Luna destaca las historias de los puertorriqueños que han extendido las fronteras de la Isla al establecerse por el mundo, cargando con nuestra bandera, cultura y tradiciones.
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En el 2007, la puertorriqueña Alida Salinas visitó por primera vez Canadá como estudiante de intercambio y quedó tan enamorada del país, que dos años más tarde regresó para quedarse.
“Cuando decidí ir por primera vez, me fui sin saber nada de Canadá, quería aprender inglés y quería sumergirme en un entorno en que no tuviera opción de hablar español, que solamente pudiera hablar inglés y por eso es que no me fui a algún estado de Estados Unidos. Canadá me pareció perfecto, porque era una experiencia distinta a Puerto Rico”, detalló la boricua a través de entrevista telefónica.
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“Luego que me fui a estudiar como estudiante de intercambio, me di cuenta que era un lugar que yo podría crecer a nivel personal. Me encanta la calidad de vida, es un lugar muy tranquilo, donde una se siente segura”, expresó la abogada, natural de Trujillo Alto.
Durante sus años como estudiante de intercambio, Alida vivió en la provincia de Saskatchewan, en la ciudad de Regina. Cuando realizó su maestría, para convertirse en profesora de inglés como segundo idioma, residió en Toronto. En el 2017, al decidir estudiar derecho, se mudó a Fredericton, New Brunswick. Desde hace un año, vive en la ciudad de Calgary, situada en la provincia de Alberta.
En cada rincón canadiense que ha plantado bandera, se ha sentido a gusto.
“Mi personalidad siempre estuvo alineada a la cultura canadiense. En Puerto Rico era bastante reservada y los canadienses también son así. Desde el principio siempre me sentí cómoda con el estilo de vida de acá. La gente es bien cortés, hay mucho respeto y la convivencia es muy tranquila. Yo creo que el hecho de que me fui joven, hizo que la adaptación fuera más fácil", reflexionó.
“Mis papás cuando me visitan siempre me dicen que es bien tranquilo, que extrañan el ambiente animado de Puerto Rico. Es un contraste bien marcado. Ese calor humano, no es que no exista, pero las personas son muy reservadas”.
Salinas es madre de una niña y un niño de cuatro y dos años, respetivamente, ambos nacidos en Canadá y producto de su relación con Michael, un canadiense de la provincia de Ontario con quien se casó en el 2020.
A Calgary llegó gracias a que su esposo “consiguió un trabajo muy bueno”.
“Cada mudanza trae retos. Estoy en el proceso, explorando todo lo que la ciudad tiene que ofrecer y preparándome para lanzar mi propia práctica de derecho. Es una etapa emocionante, llevamos un año en esta ciudad. Esta ciudad es mas a la naturaleza, afuera de la casa siempre tenemos animales que nos visitan como gatos monteses, skunks (zorrillos), moose (alce), las montañas quedan bien cerca, es un área bien bonita”, afirmó.
Añadió que una de las razones por las que le gusta vivir en Calgary es que las escuelas tienen programas bilingües, inglés-español, donde además le enseñan la cultura hispana, latinoamericana. Su hija comenzará en la escuela en septiembre.
¿Playa o lago?
Sobre lo que extraña de la Isla, coincidió con uno de los lugares que más mencionan los puertorriqueños que viven en el exterior: la playa. “Acá tienen la mala costumbre de decirle a los lagos que es una playa. Te dicen: ‘¿quieres ir a la playa?‘, pero tú llegas a la playa y, o sea, es un lago no una playa”.
“La playa siempre la extraño, y las alcapurrias y el Taco Maker. ¿Todavía existe? Por favor, dime que el Taco Maker todavía existe”, quiso saber entre risas.
Sobre el clima, dijo que “el choque del clima siempre es problemático, pero uno se acostumbra. Cuando fui a Puerto Rico fue como ‘¡que calor horrible hay aquí!‘”.
“Codos arriba”
Las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles a los productos canadienses y sus continuas expresiones sobre que Canadá debería ser el estado número 51 de Estados Unidos, ha generado consternación y revivido el patriotismo en “el gran norte blanco”.
“Todo está muy difícil ahora mismo, todo ha añadido a la complejidad de la vida acá. No solamente son los aranceles, es la amenaza para convertir a Canadá en el estado 51 y eso es algo que todos los canadienses están muy inquietos y con miedo con esa situación”, manifestó la boricua.
“Yo me fui de Puerto Rico y pensé que había dejado toda esa conversación atrás y se siente como un déjà vu... ahora que Trump ha cambiado esa retórica y el estado 51 es Canadá, es completamente irónico, uno estar por acá y tener esa retórica”, declaró.
Sobre los cambios que ha visto en su comunidad a raíz de las decisiones de Trump, dijo que “la mayoría de las personas están quitando todo lo que sea americano. En los supermercados tienen unas banderitas canadienses para indicarte ‘este producto es de Canadá’. Viajes a Estados Unidos, cancelados. Hay muchas noticias que dan miedo. Una muchacha canadiense que viajó y la metieron en un centro de ICE como por dos semanas. La gente tiene miedo de viajar a Estados Unidos y el gobierno ha dicho: ‘mira, si no tienes nada que hacer, no viaje’”.
Alida indicó que comenzó a hacer las gestiones para sacarle la ciudadanía estadounidense a sus dos hijos. “Una de las cosas que hicimos fue buscar la ciudadanía de los niños, para que tengan la ciudadanía americana, para poder ir a Puerto Rico sin problemas”.
La frase “Elbows Up” (“codos arribas”, en español) ha retumbado en la ciudadanía. La expresión, utilizada en el deporte del hockey como un gesto que se refiere a protegerse o contraatacar, cobra un nuevo significado en estos momentos. “Simboliza mantenerse firme y proteger los valores propios y rechazar todas esas presiones externas. Esa es la frase que todo el mundo dice. Los canadienses están muy conscientes de que tienen que preservar la identidad nacional y la autonomía”.
¿Eres o conoces de algún boricua que vive fuera de la isla y quiere contar su historia? Escribe a historiasph@gfrmedia.com.