“Kiko” disfruta ser el billetero que reparte suerte en Patillas
Juan Alberto Rabassa Laboy, quien dedicó gran parte de su vida al oficio de chofer, lleva una década vendiendo lotería tradicional.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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“El billetero no vino. ¿Qué le paso? ¿Está enfermo?”.
El día en que Juan Alberto Rabassa Laboy, conocido por sus allegados como “Kiko, el Billetero”, no llega a su espacio habitual frente a Vieques Café, en Patillas, la gente de inmediato lo extraña.
No es una reacción que sorprenda, pues el billetero de 69 años, lleva una década en el espacio repartiendo suerte a sus compueblanos.
Rabassa Laboy dedicó gran parte de su vida al oficio de chofer, pero una lesión en la espalda lo obligó a suspender esas labores.
“Yo era chofer de vehículos pesados, me lesioné la espalda, me jubilaron y estaba enzorra’o en casa y, como mi mamá (Providencia Laboy) vendía billetes, me interesé en vender… y hasta el sol de hoy”, relató tras destacar que su madre era “como una agente que entregaba los billetes a la gente”.
“Los billetes son un resuelve para uno, yo tengo mi (cheque de) seguro social, pero las ganancias de los billetes son un resuelve para uno poder pagar la luz, el agua, el cable. Es algo bueno”, afirmó el sexagenario.
Además de brindarle un ingreso alterno, su faena como billetero le permite a Kiko socializar con la gente de su pueblo, Patillas.
“Desde que soy billetero, mi vida ha cambiado bastante, porque si me quedo sin hacer nada lo que voy a estar es en casa con la doña, viendo películas y abriendo la nevera. Pero, como vendo billetes, me voy de las 6:30 de la mañana, y allí van los amigos, hacemos chistes, vacilamos y estamos allí hasta las 12:30 p.m. que termino. El día que no voy, me echan de menos y dicen: ‘El billetero no vino. ¿Qué le paso? ¿Está enfermo?’. Gracias a Dios tengo una buena clientela y unos buenos amigos allí para compartir un rato”, confesó el vendedor.
Afirmó que en su trayectoria ha vendido varios premios que le han dado momentos de alegría.
“Mayormente, la gente a la que le he vendido premios, pues lo necesita. Ya yo he vendido un primer premio, que es de 250 mil pesos (dólares), el segundo premio que son $45 mil y el tercer premio, que son $20 mil. Además, hay chivitos que se pegan, así que salen en la lista con $600, $1,200 y $5,000. Así, de vez en cuando, la gente se pega y me alegra”, dijo el patillense.
“Yo soy bien sincero, si la persona se pega y me quiere dar algo, pues (lo acepto), pero eso no es una obligación de que me tiene que dar tanto. Lo que me dé, bien recibido será porque no los tenía en las manos. Eso es un resuelve que también le dan a uno. Cuando vienen, me dicen: ‘Toma, Kiko, esto es tuyo, me cayó tal premio’ yo lo recibo, pero no es que lo espero”, manifestó.
Cada semana, Kiko cuenta con un número fijo de clientes que esperan sus billetes fielmente y dice contar con clientela de todas las clases sociales que buscan ver si la suerte les sorprende.
“Tengo como 80 clientes fijos, tengo esos 80 billetes ajusta’os, que ya la gente los viene a buscar los martes o los miércoles y están comprometidos. Pero vendo 225 billetes a la semana. A mí me juega mucha gente, pobres, ricos, el que necesita. Gracias a Dios tengo esa dicha de que me compra todo el mundo”, mencionó el hombre, quien es reconocido en su pueblo porque lleva 35 años siendo encargado de la propiedad del equipo de los Leones de Patillas en la pelota Doble A.