Joven no vidente se tira a la calle a vender lasañas al no conseguir empleo: “Tengo que trabajar”
Reinaldo Rodríguez ha causado sensación en las redes sociales.
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Eran eso de las 3:45 p.m. y Reinaldo Rodríguez apenas encontró un área bajo un árbol para sentarse a vender las decenas de lasañas calientes, con mucho queso derretido, y recién horneadas. Pensaba quedarse hasta las 6:00 p.m.
Pero, no pasaron más de 15 minutos cuando un ciudadano inmediatamente se las compró todas.
“Se las compré todas, para que se vaya temprano a la casa”, dijo el hombre, quien acomodaba las lasañas en su camioneta.
“Lo quiero ayudar. Las voy a repartir”, aseguró.
Y es que Rodríguez, de 30 años y quien es no vidente, ha provocado revuelo en las redes sociales cuando su imagen se viralizó mientras vendía las lasañas en los predios de Walgreens y AutoZone en el área de Santa María, en Guaynabo.
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“Este joven con un corazón enorme es una persona ciega, pero eso no le impide trabajar honradamente”, lee la publicación en Facebook.
La venta de sus pastas comenzó con su determinación de trabajar, ante las múltiples trabas que ha enfrentado para así hacerlo, según él, por su impedimento físico.
Rodríguez, oriundo de Cataño, pero residente de Guaynabo por casi dos años, nació con visión “normal”. Sin embargo, fue diagnosticado con retinosis pigmentaria a los 13 años y, en el 2021, perdió gran parte de su vista.
“Esto fue lo que cambió mi vida”, relató.
Aunque bien es cierto que su condición, así como otros problemas de salud que ha sufrido durante los últimos años, han dificultado su vida, no ha sido un obstáculo para que Rodríguez quiera seguir echando pa’ lante.
“Hay muchas personas que tal vez se deprimen, porque tal vez piensan ‘hasta aquí llegó, no puedo seguir adelante’, pero yo no pienso así. Yo digo que en esta vida no hay limitaciones y yo digo que, a pesar de las situaciones, hay que seguir echando hacia adelante. Hay que demostrarles a los demás que todo se puede en esta vida. Por eso, yo quise independizarme y como nadie me quiso dar la mano, porque yo estoy solo, yo decidí trabajar por mi vendiendo y así, me dedico, porque me cansé y no quiero estar sin trabajar”, reiteró,
No es por falta de educación ni talento que Rodríguez no ha conseguido un empleo. Es preparador físico con un grado que se le otorgó con honores de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, recinto de Bayamón. Previo a estar hospitalizado, ejercía su profesión independientemente.
Además, es un creativo, pues creó en el 2023 una película, lo que describe como una “épica”, que él mismo editó de cuando cumplió su sueño de lanzarse por una cascada en El Yunque, en Río Grande, y Gozalandia, en San Sebastián.
“A pesar de mi condición, no dejé que me detuviera y, como yo soy curioso, me atreví a meterle todo a la tecnología”, indicó señalando que el cortometraje tiene como propósito “motivar a otros”.
Denunció no estar exento de discriminación a la hora de ser considerado para un empleo, pues asegura que es juzgado por su limitación visual.
“He ido a muchos lugares y me dicen que no me quieren dar trabajo porque dicen que tengo que tomar dizque un curso, un estudio, pero yo me siento completamente capaz. ¿(Así que) qué estoy haciendo yo aquí? Pues nadie me dio trabajo, estoy siento aquí cómodo (y trabajo) y le demuestro a los demás que yo puedo hacer las cosas por mi propia cuenta”, resaltó, apuntando que lleva 10 años en el programa de rehabilitación vocacional del gobierno “y todavía es la hora que no me han ayudado para conseguir un trabajo”.
“Yo me cansé. Dije no aguanto más estar en cuatro paredes. Necesito salir, porque me veo mal, 30 años y sin trabajo. Yo quiero dar el ejemplo. Hay que salir, hay que trabajar. Tengo que trabajar”, repitió.
Aseguró, incluso, haberse reunido con el alcalde guaynabeño, Edward O’Neill Rosa, para que le concediera “cualquier” trabajo. Esta reunión no rindió frutos, dijo.
“Yo hablé con el alcalde de Guaynabo en persona. Le dije ‘necesito trabajar en lo que usted me pueda poner, en lo que sea, lo que sea’. ¿Qué pasó? Dijo cuenta con eso. ¿Cuánto hace de eso? Yo creo que ha pasado un año y todavía. Entonces, ¿qué significa el ayudar al pueblo, darle la mano al prójimo y más a las personas con impedimentos que no es limitación para echar hacia adelante? Sí, es muy importante que uno le de la mano a esas personas, porque esas personas, al estar solas y tener impedimentos no nos movemos como tú o los demás. Ustedes pueden ver. Nosotros no. Eso es lo que nos diferencia. Yo quiero que el pueblo y todo el mundo entienda que no hay nada imposible, pero yo quiero que todo el mundo (ayude) al prójimo y a los demás y más a personas como nosotros”, expresó al mencionar que también solicitó ayuda para adquirir sus espejuelos a través de la Oficina de Ayuda al Ciudadano municipal y no se le concedió.
Así las cosas, comenzó en noviembre de 2024 a caminar, con bastón, su neverita y una silla en mano, desde el residencial La Rosaleda hasta los predios de Walgreens y AutoZone para vender coquitos sin alcohol.
Luego, evolucionó su menú a tembleque y, después, cielito lindo hasta finales de diciembre. Ahora, decidió continuar vendiendo lasañas, ya que “se venden más rápido’ y son “bien buenas”.
“Hasta yo me las como todos los días cuando las hago”, dijo entre risas.
De lunes a sábado, antes de las 9:30 a.m. adquiere los productos necesarios para confeccionar las pastas. Acostumbra llegar a eso de las 3:30 p.m. a su punto de venta donde permanece hasta las 6:00 p.m. En ocasiones, cuenta con la ayuda de sus amistades, quienes lo transportan de su casa al lugar. De lo contrario, se esfuerza “totalmente solo”.
¿Qué pide?
Con el fin de mantenerse independiente y ser autosuficiente, Rodríguez desea contar con “un espacio” para vender sus lasañas. Dijo que esto podría traducirse a una carpa para guarecerse en el lugar donde ya está, debido a que ya se aprendió el área y ubica a dos minutos, caminado, de su hogar.
“Yo lo que quiero es que me den la oportunidad y mi espacio de poder seguir hacia adelante, abrir mi negocio, tener mis ventas, porque me va bien. Yo quiero que me lo permitan que me den esa oportunidad. Quiero un lugar donde yo me sienta cómodo vendiendo, que yo pueda vender y que las personas me apoyen. Aquí yo puedo llegar. Eso es lo más que anhelo: tener mi negocio, tener mi privacidad, que nadie se meta conmigo”, comentó.
Hizo un llamado, además a que se haga cumplir la Ley para Prohibir el Discrimen Contra las Personas con Impedimentos Físicos, Mentales o Sensoriales.
“No se me ha hecho fácil, pero con permiso o no permiso, yo quiero que me dejen trabajar”, recalcó.
Reacciona el alcalde
A preguntas de Primera Hora, O’Neill Rosa negó haberse reunido personalmente con Rodríguez y dijo no tener récord del presunto encuentro. Más aún, aseguró estar abierto para sostener esa conversación, máxime porque es algo que ha incorporado en su política pública: el sentarse con sus constituyentes para conocer sus inquietudes de primera mano, independientemente de creencias, afiliaciones políticas o “si votaron” por él en las pasadas elecciones generales.
“Yo no tengo problema con eso, con ayudar. Si es algo que yo pueda hacer, voy a hacer todo lo que pueda para ayudar”, aclaró el funcionario.
En cuanto a la solicitud para sus espejuelos, afirmó que Rodríguez visitó la oficina de Servicios a la Familia para solicitar los espejuelos. Aunque inicialmente no cualificaba, pues debía ser residente por más de tres años del municipio, O’Neill Rosa dijo que se hizo el esfuerzo para acomodarlo.
No obstante, el joven supuestamente pidió espejuelos “que hablaran”, o inteligentes de la tienda Best Buy. De parte de su administración, se le pidió otra receta que especificara que, para su condición, este tipo de espejuelo era necesario. El alcalde dijo que el joven nunca regresó con la receta solicitada.