Es bastante probable que muchas personas piensen que, para un joven ciego, el panorama para abrirse camino en la vida pueda ser sombrío. Pero, si es su caso, le bastará conocer lo que está haciendo Diego Zamora Blanco para que su opinión cambie.

Resulta que a Diego le sobra el entusiasmo y está a punto de comenzar estudios en la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras, con miras a convertirse en consejero vocacional, precisamente para abrirles las puertas en el futuro a personas con diversidad funcional.

Sabe, además, que lo que encara no es sencillo y reconoce los desafíos que tiene por delante, pues, según explicó, al nacer fue diagnosticado con glaucoma congénito y, desde entonces, su visión fue empeorando progresivamente. Sufrió desprendimientos de retina, cataratas y otras condiciones, y eventualmente, poco antes de la pandemia, “perdí la visión por completo”.

Pero eso no acabó con su vocación de ayudar a la gente con discapacidades, “y el año pasado descubrí que podía ser un consejero de orientación vocacional, que son las personas que ayudan a la gente con impedimentos visuales a buscar empleo y poder entrar en la universidad. Y para eso tengo que estudiar un bachillerato en trabajo social, y ahí fue que dije: ‘puedo estudiar en la IUPI’ (UPR Río Piedras)”.

Su vocación

Pero Diego, acostumbrado ya superar obstáculos una y otra vez, sabía que el camino a la universidad venía con sus propios retos.

“Un desafío bien grande, en la IUPI y en todos los lugares, es que los sitios no son construidos pensando en las personas con discapacidades, sean visuales o cualquier otro tipo de discapacidades”, explicó en entrevista con Primera Hora.

“Entonces uno tiene que como que: ‘ok, estoy en la IUPI, pero yo nunca he estado aquí, yo no sé dónde está (la Facultad de Estudios) Generales, yo no sé dónde está (la Facultad de Ciencias) Sociales, y pa’ colmo no puedo ver un mapa, y tampoco puedo ver dónde están los edificios ubicados. Y uno tiene que como que usar puntos de referencia… que, si tengo que cruzar por donde hay un poste que está obstruyendo el camino, tengo que pasar por ahí, tengo que pasar por otro lado”, lamentó.

No solo eso, tampoco se puede permitir distracciones, porque “tengo que asegurarme que no haya perdido mi sentido de orientación”. Si llegara a perder su enfoque, con toda probabilidad no tendría más remedio que regresar sobre sus pasos hasta poder llegar a un punto que le permita recobrar ese sentido de dirección, para entonces poder alcanzar su destino.

Además de esos desafíos de movilidad, están los retos de la parte académica, aunque, afortunadamente, esta época de tanto desarrollo tecnológico hay dispositivos que ayudan, por ejemplo, a leer libros o páginas cibernéticas.

“Para anotar y cosas así, hay tecnología. Y también la universidad ofrece un servicio que se llama OSEI (Oficina de Servicios a Estudiantes con Impedimentos), que ayuda a la gente con discapacidades”, comentó Diego. “Pero, comoquiera, hay una brecha bien grande entre la gente que no tiene ningún tipo de discapacidad a la gente con discapacidad. Por ejemplo, si tienen una plataforma digital, pues tal vez no fue construida pensando para que un lector de pantalla pueda utilizarla”.

No obstante, Diego habla con total determinación sobre los pasos que espera dar, y en qué dirección.

“Ahora mi meta es terminar el bachillerato en trabajo social, después ir a la maestría, que es en consejería en rehabilitación vocacionales, que se hace ahí mismo en la UPI, pa’ después conseguir ese empleo. Tal vez ni termine estando en consejería en rehabilitación vocacionales, pero quisiera estar en esa misma línea de ayudar a gente con discapacidades. Esa es mi meta”, afirmó sin titubeos.

La preparación de Diego, al centro, está cargo de Jeylinne “Jey” Iririzarry Tirado y Luis Jabdiel Pérez Díaz, de la organización Ciegos con Visión.
La preparación de Diego, al centro, está cargo de Jeylinne “Jey” Iririzarry Tirado y Luis Jabdiel Pérez Díaz, de la organización Ciegos con Visión. (alexis.cedeno)

Ciegos con Visión

Más allá del entusiasmo, y sabiendo que no va a escapar a esos desafíos, Diego recurrió a la asistencia y experiencia de Jeylinne “Jey” Iririzarry Tirado y Luis Jabdiel Pérez Díaz, la entusiasta pareja no vidente detrás de la iniciativa Ciegos con Visión, un proyecto cuyo propósito es el de ayudar a personas ciegas o con impedimentos visuales a integrarse lo mejor posible a cualquier actividad de la sociedad.

El matrimonio conoció al joven universitario en 2022, en buena medida porque tanto Pérez como Diego comparten como atletas practicando “goalball”, deporte paralímpico diseñado especialmente para personas ciegas, donde un equipo intenta anotar gol con una pelota que suena como cascabeles para que, por el sonido, el rival intente detenerla.

“De ahí, cuando él nos habla sobre su proceso universitario, tanto mi esposa como yo nos encariñamos con el proyecto de poderlo ayudar. Y le dijimos a su mamá y a él: ‘mira, Diego, nos encantaría que la gente pueda ver tu proceso’”, comentó Pérez, también judoca, quien junto a su esposa crea desde hace “algunos años” contenido dirigido a personas “que no tienen ninguna condición, pero sí reflejando y dando a conocer cómo es nuestra vida como ciegos y ciegas”.

Y la participación del carismático joven “ha sido una vitrina gigante que Diego no había tenido. Y ha sido bonito, porque ahora yo me monto en el tren (urbano) con él, y le hablan, lo saludan, ya la gente conoce su historia, la gente sabe quién es Diego, qué va a estudiar”.

Además, esa exposición en las redes sociales les ha permitido mostrar a la gente “cómo las personas con diversidad funcional evolucionan, y cómo son sus vidas, porque la gente pensaba que nosotros estábamos en una casa metidos, sin educarnos, sin desarrollarnos, sin tener una vida social. Pero Diego janguea, pasea. Él corre también con su mamá y tiene un grupo de apoyo. Él hace muchas cosas, al igual que nosotros, al igual que toda la gente con diversidad funcional, cada uno con sus propias adaptaciones”.

Uno de los videos de Diego preparándose para su vida universitaria ya sobrepasó el medio millón de “views”, “y está lleno de comentarios positivos”, así como “preguntas genuinas que sirven para educar”.

“Y eso ha sido lo bonito de este proyecto, porque, además de que lo hemos guiado en su proceso universitario, de presentarle la universidad, dónde está, cada uno hemos aportado nuestros granos de arena desde nuestro conocimiento. Y ha sido bonito, porque hemos visto la evolución con él. Y esto está comenzando, es un proyecto que nació de él, y nosotros dijimos: ‘por qué no continuarlo con otras personas que más adelante seguramente se van a beneficiar de lo que nosotros hemos recorrido como ciegos y ciegas’”, agregó Pérez.

Pero, ¿en qué consiste ese adiestramiento que está recibiendo Diego, y por qué es necesario?

Como explica Irizarry, “la meta de Ciegos con Visión es lograr que las personas ciegas en Puerto Rico tengan una vida plena e independiente, para que puedan lograr sus metas y sus sueños. Cada quién va a decidir cuál es el rumbo de su vida, pero nosotros queremos darles las herramientas”.

Y una de esas herramientas esenciales es “el bastón blanco, como correctamente se le llama al bastón que usan las personas ciegas”, y que les ayuda a “identificar todo lo que está a nuestro alrededor”.

De hecho, jocosamente lo comparan como si fuera un brazo mucho más largo, a través del cual pueden identificar profundidades, texturas, obstáculos, distancias.

“Una vez aprendemos a manejarlo correctamente nos ayuda a tener una vida más libre e independiente, porque podemos salir, podemos asistir diariamente a un trabajo, a la universidad, como lo que estamos trabajando con Diego, que es, básicamente, enseñándole la universidad, las rutas, los medios de transporte con el tren, en qué parada se va a bajar, qué escaleras eléctricas él va a tomar. Esa es la meta de nosotros, darle las herramientas”, comentó Irizarry.

Ciegos con Visión espera que sus videos puedan crear el suficiente impacto social como para “que el patrono que nos esté viendo, cuando llegue una persona ciega a solicitar trabajo, ya no le dé miedo”.

“Y otra cosa que estamos buscando… es que las organizaciones gubernamentales en Puerto Rico se asocien con nosotros. Queremos crear alianzas para que este proyecto crezca muchísimo más”, agregó Irizarry.

La mamá de Diego, Ivonne Blanco Padilla, quien también es pieza fundamental en la red de apoyo para que el joven haya llegado a la universidad, asegura estar “bien contenta” y apostando a que “él va a ser superexitoso, tomando en consideración cómo, su personalidad, y que académicamente siempre ha sido bueno”.

Para mí es más que un orgullo verlo. Su primer día de clases, yo lo estaré dejando en el tren. El reto es ese, el objetivo es ese. Y después a buscarlo cuando llegue”, afirmó, agregando que entiende que “la responsabilidad de los padres es encaminar a tus hijos a que sean personas de bien y entes productivos en la sociedad”.

Diego, en tanto, confía en “que todo va a salir bien” y asegura estar “emocionado de, por fin, entrar a la universidad” y de igual forma “honrado” por todo el apoyo que ha recibido de Ciegos con Visión.

Si desea obtener información adicional sobre Ciegos con Visión, o si quiere hacer alguna aportación al programa, cuyos servicios son libre de costo, puede comunicarse a través del correo electrónico ciegosconvisionpr@gmail.com o al teléfono 787-527-3505.

¿Qué es el glaucoma congénito?

  • Es una enfermedad que afecta los ojos y, dependiendo de su severidad y el tratamiento que pueda recibir la persona, provoca la pérdida de visión parcial o total.
  • Es una condición poco frecuente.
  • Suele presentarse en cualquier momento entre el nacimiento y los 3 años de edad.
  • Dos de cada tres casos presentan la enfermedad en ambos ojos.