Jonathan Millán González es paciente asmático y aprendió a manejar su condición, hasta que un día, las terapias respiratorias no aliviaban su falta de aire. Se sentía como un pez fuera del agua tratando de respirar, pero se le hacía más difícil cada vez.

Sin embargo, la enfermedad crónica fue empeorando la calidad de vida de este carolinense de 31 años, quien decidió reducir la frecuencia del tratamiento sin conseguir el oxígeno que desesperadamente buscaba.

Fue entonces que acudió a un neumólogo quien constató la presencia de una masa en el pulmón izquierdo que estaba “cogiendo agua”, además de que los resultados del estudio de sangre denotaban problemas con los glóbulos blancos, entre otras anomalías detectadas.

“Se me nubló la vista porque me quedé en: ‘¿Cómo pasó esto? Entonces, llamó a un cirujano torácico porque había que hacerme una biopsia de inmediato’”, cuestionó el muchacho quien trabaja en First Bank como originador de préstamos hipotecarios.

En un abrir y cerrar de ojos, Jonathan fue referido a otros especialistas que se sorprendieron al ver el cuadro clínico que presentaban los estudios, hasta que finalmente el diagnóstico era contundente: linfoma de Hodgkin.

“El cirujano se echó a reír al verme en la sala y me pregunta: ‘Muchacho, ¿tú no te confundiste de médico? Yo lo que atiendo son pacientes mayorcitos, lo que hago es abrir pechos’. Cuando le expliqué y le mostré el disco del estudio, empecé a ver las caras que él ponía. Me dijo que lo que tenía era más grave de lo que pensaba… ‘una masa en el mediastino que te está virando la tráquea y la tienes de lado y casi no tienes mucho espacio para respirar’”, relató sobre su encuentro con especialistas del Hospital Auxilio Mutuo en San Juan.

“Me explicó que “cuando la masa se infla y se hincha, automáticamente te trancas completamente y ahí es que no puedes respirar’. Y yo le dije, ‘no puede ser’. En este momento, la masa está midiendo 10 centímetros, es sumamente grande. Ahí me desplomé y le dije: “¿Qué yo hago?” Entonces, llamó a un oncólogo y le envió las imágenes y el oncólogo dijo que quería verme en ese momento”, agregó.

No obstante, el oncólogo José Abreu Arbelo, tuvo que realizarle la biopsia en dos ocasiones ya que el resultado parecía como si la masa fuera de colágeno, cosa que el especialista en cáncer no creyó, por lo que insistió hasta que le hicieron una tomografía por emisión de positrones (PET, TC).

De esa manera, Jonathan recibió un diagnóstico jamás esperado y que cambió completamente su vida, ya que el cáncer que padece rápidamente alcanzó el mediastino, la costilla derecha e izquierda, la axila y el cuello.

“Cuando salieron los resultados del estudio, el médico me dijo: ‘Yo no te voy a decir qué tipo de cáncer es porque no me quiero adelantar, pero tienes en el mediastino, lo tienes en el cuello, en la costilla izquierda, en la derecha y lo tienes por axila y ya está demasiado regado’”, lamentó sobre el análisis recibido en noviembre de 2021.

El joven de 31 años recibió el lamentable diagnóstico en noviembre de 2021, y le urge someterse a 13 ciclos de quimioterapia para luchar contra el cáncer.
El joven de 31 años recibió el lamentable diagnóstico en noviembre de 2021, y le urge someterse a 13 ciclos de quimioterapia para luchar contra el cáncer. (Suministrada)

“Me hicieron una tercera biopsia por donde más me dolía y preguntó si en el cuello no había sentido algo. Le dije que sentía una bolita en el cuello bastante grande, pero como el asma me tiene tosiendo mucho, la bolita se hinchaba cada vez que tosía y me dijo que era una masa que tienes ahí. Me mandaron a ir inmediatamente a hacerme la preadmisión y hacerme la biopsia, que arrojó que era cáncer”, recordó.

Todo pasó como un tren que corre a prisa, sin tiempo para sentarse a analizar lo que estaba pasando en ese momento porque su vida pendía de un hilo.

Según el médico, la masa del mediastino que hacía poco medía 10 centímetros ya alcanzaba los 25 centímetros. Por eso, había que apresurarse a darle un tratamiento para evitar que la enfermedad se propagara a otras partes de su cuerpo.

“Me dijo que tenían que ponerme un Medport porque el cáncer estaba bien avanzado, que me tenía que dar la quimioterapia roja que es la más fuerte y necesitaba avanzar y atacar porque está en varias partes y no quería que siguiera bajando. Me quedé en shock, se me nubló la vista”, confesó.

“El domingo antes de la intervención, mi pareja quiso que viéramos una película cómica para que me relajara. Yo me empecé a reír y de momento me caí. Cuando mira, me dice que me vio pálido, los deditos empezaron a torcerse, me fui porque me quedé sin respiración. Me puso la terapia. Pensaba que me había muerto, se me pusieron los ojos blancos”, recordó.

Pero la situación del cáncer no es lo único que agobia a este joven natural de Carolina, sino el alto costo de los estudios y el tratamiento de quimioterapia, que, según el oncólogo, Jonathan tendrá que completar 13 ciclos hasta finales de junio de 2022.

No obstante, sus esfuerzos para que le aprueben la cubierta catastrófica han sido en vano y no sabe qué más hacer, pues su segunda quimio está pautada para el lunes, 31 de enero, pero no se la administrarán hasta que salde los $2,500 de la primera intervención.

“No me han querido aprobar la catastrófica. No me han querido aprobar la reforma. Y es una ayuda, yo no pretendo que me paguen toda mi enfermedad. Los deducibles son altísimos. Después que yo tenga una ayuda que me quite ese estrés… Igual que la factura que me enviaron los de patología, dicen que eso pasó a una agencia de cobro. Yo no dije que no iba a pagar, sino que lo pagaré cuando pueda porque primero tengo que enforcarme en las quimioterapias”, clamó.

“Mi experiencia en esto ha sido lo peor. No todos los días me levanto bien, pero trato de estar tranquilo y no deprimirme. Trato de no pensar tanto en eso. Pero, tenemos que hacer algo porque se va a acercar el 31 y si no tengo chavos para pagar se me va a atrasar la quimioterapia”, argumentó al señalar que su madre vendió coquito y dulces para la Navidad para tratar de atajar el largo camino para cubrir la deuda médica de su retoño.

Cabe destacar que las quimioterapias serán administradas cada dos semanas, pero su costo será de $3,200 cada una, pues la primera no contaba con uno de los medicamentos esenciales para combatir la agresividad de la enfermedad.

Esto, además de las interminables facturas por las biopsias y los análisis que requerirá cada mes y medio para determinar si el tratamiento está funcionando.

“Son 13 quimioterapias, pero como la primera está incompleta por eso son $2,500 y las otras doce a $3,200 cada una, además del deducible del Pet CT que son $800 cada tres quimios y el estudio del corazón a ver si aguanta la quimioterapia; eso cuesta $260… algo absurdo”, detalló en cuanto a parte del dinero que requerirá para completar su lucha contra el cáncer.

“Me siento confiado en Dios que voy a salir de esto. Mi mamá y mis compañeros de trabajo no me han dejado solo. Tengo mucho que agradecer”, concluyó.

Para colaborar con el tratamiento médico de este joven, puede enviar su donativo por ATH Móvil al 787-941-0921, o a la cuenta 040-334775 de Banco Popular a nombre de Jonathan Millán González.