A casi seis meses del paso del huracán María por la Isla, son muchos los municipios que continúan reclamando el servicio de electricidad a gritos. 

Uno de ellos es el de Jayuya donde fácilmente, según su alcalde Jorge González, hay como mínimo 6,000 personas sin servicio, unas 2,000 viviendas, para un 40% del municipio sin luz.

El viernes pasado, dijo, ya se fueron las últimas brigadas de Estados Unidos.

“Ahora la situación se va a dilatar porque nos vamos a quedar solamente con una brigadita de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)”, mencionó.

González sostuvo que ayer en la mañana habló con el director regional de la AEE, “y me dijo que las brigadas del Cuerpo de Ingenieros se fueron y que las que habían contratado las iban a mover”.

El alcalde dijo que le indicaron, “que el sábado posiblemente podría llegar alguna ayuda, pero eso lo pongo en entredicho porque son tantas y tantas”.

Mencionó que aunque le dijeron que las de Ponce iban para su pueblo, ayer escuchó que las de Ponce van para Caguas. 

“Esto es un relajo”, alegó.

La AEE dice “que iban a venir brigadas para atender el centro, Utuado, Adjuntas y Jayuya, pero tienen que enviar varias porque en Jayuya hay un montón de barrios sin energizar y hay unas áreas críticas que están desahuciadas como el sector Salientito del barrio Saliente, que son unas torres grandísimas que se cayeron allí”.

También se afectó Gripiñas, donde la inmensa mayoría está sin luz. Además, entre otros, el barrio Mameyes, que es donde él vive, y que solo tiene energizado “la principal y quedan los sectores”. 

De su parte, el alcalde de Vega Baja, Marcos Cruz Molina, dijo que en su pueblo están sin electricidad un 15 a un 20% de la población.

Esta situación provoca que áreas tan sensitivas como el edificio donde ubica las oficinas de las Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA) no esté funcionando a capacidad.

“Dentro del área que no hay luz está FURA, y a mí me parece inverosímil que al día de hoy no tenga luz; un área tan importante en términos de seguridad”, denunció al agregar que las históricas marejadas de las últimos días se llevaron el muelle que utiliza el grupo policíaco.

De hecho, en esa zona, recordó el alcalde, es “donde precisamente se hace el Vega Baja Gastronómico (una vez al mes)”, y que se suspendió hasta el 30 de junio, afectando a los comerciantes, al municipio y a la ciudadanía.

Ahogados los comercios

En cuanto a los comerciantes, el alcalde mencionó que “tienen la situación de que sus negocios se ven aguantados porque a las personas no tener el servicio de electricidad, no tienen dónde refrigerar sus comestibles y entonces la inversión en términos del comercio es mucho menor”.

Primera Hora visitó la panadería Santa Olaya en Bayamón, donde redujeron el horario a los empleados y aumentaron el precio “en algunas cositas, como el pan”. De $2 a $2.25 la libra.

Rachel Rodríguez es administradora de la tienda, cuyo dueño, Jaime Figueroa también tiene una pizzería, laboratorio y farmacia.

“Los gastos han sido cuesta arriba. Nosotros gastamos $800 en diésel cada cuatro días, en los cuatros negocios”, informó al agregar que acortaron el periodo de apertura y cierre en la farmacia y el laboratorio. 

En el caso de la panadería están abriendo un poco más temprano, pero operan menos horas que antes de María.

“Se reestructuraron los horarios… de seis y cuatro horas. Se nos han ido empleados por el bajón de las horas. Algunos a otro empleos y otros afuera”, mencionó al estimar en unos 42 los trabajadores en los cuatro negocios.

 Ayer, el gobernador Ricardo Rosselló Nevárez mencionó que están cerca del 90% de la generación de los clientes.